Karlos regresó a su sillón, suspirando al dejarse caer sobre el asiento. —A partir de ahora te olvidarás de Vlachos y todo el dinero que te da. Te perdonaré la vida, pero no te vuelvas idiota, tienes que hacer lo que yo te diga. El sujeto, un rumano que residía en Turquía desde hace años, siendo p
—George, la mujer de Tarsis saldrá en libertad, necesito agilizar. Acabamos de enviarte el acta completa de su declaración... No me pidas videos del interrogatorio, no podré dártelos... Sí, necesitamos apurar... ¡Claro que no habló, está entrenada para aguantar y callar! Ella sabe que no tenemos muc
—Afirmativo —habló la mujer—. B.J, ¿te identificó a ti? —le preguntó a su compañero si el programa encargado de la identificación de facciones funcionó correctamente. Las cámaras del aeropuerto turco captaron a uno de los sospechosos de haber averiado el avión que salía desde Estambul hacia Atenas,
Continuaba la tensión en el ambiente. Embert y su fiel T.C se quedaron dentro de la casa junto a sus dos respaldos revisando cada rincón del lugar lo más rápido que podían. No buscaban objetos, querían al sujeto, escudriñaban posibles escondites, vías de escape, rincones donde pudiese estar escondid
Pilar se despertó de súbito al escuchar un ruido en la puerta. Alguien tocaba repetidamente, aunque a un tono suave, parecía tener urgencia. Le dolía la cabeza, se dedicó a mil tareas que la dejaron agotada. Después de estar ausente, las cosas del hogar y la atención a su pequeño requirieron de ell
En silencio, tomó la carriola y se dirigió a la sala. Cogió un papel, buscó un lápiz entre las pertenencias de ambos y escribió, avisando a dónde iría. Salió, abrigándose ella y a su niño y de nuevo se vio corriendo calle abajo, más abajo, dirigiéndose al centro de Chora. Las callejuelas estaban de
La enfermera llegó a una de las pocas posadas activas de Chora. Estaba todo tan calmado, que le hizo tragar grueso. ¿Cómo haría para no despertar a todo el pueblo mientras daba con la habitación del dueño de aquel barco que desde allí se veía? No tenía más remedio que llamar a la dueña. Suspiró prof
—Claro que voy con usted, pero hasta su casa para asegurarme que no salga de allí. Ni usted, ni su bebé. —El sujeto apuntó a Pilar con el arma en un costado y la tomó del brazo con fuerza. El miedo se apoderó de la enfermera revelándolo en sus facciones, mirando a ese hombre directo a los ojos, dán