En vez de ir a un bar, se dirigió a un parque que a esa hora se encontraba abarrotado de gente, sin embargo, conocía un punto donde casi nadie solía estar: enteras lagunas, aceras solitarias y un claro entre matorrales. Era allí donde Pilar y él solían ir de picnic, rodeados de naturaleza y quietud
Peter se quitó toda su ropa y se metió bajo la mampara, apoyando sus manos en los azulejos de color blanco, dejando que el agua corriera sobre sí. Escuchó la puerta del baño abrirse. Miró a su derecha, Carol entraba, sigilosa y provocadora, vestida con un albornoz japonés de color negro amarrado a
Peter bufó, harto, y comenzó a moverse de nuevo, yendo tras zancadas hasta el vestidor. Tomó camisas, lanzó un par de medias, un pantalón, otro más, todo sobre los puff ubicados en medio de toda la ropa. Sacó un bolso… —¿Cómo te enteraste de algo que sucedió…? —Tomó una pausa, sintiendo cómo su cor
—Jamás he sido una interesada. —¿Quieres pelear por la custodia? Disputa lo que te venga en gana, consigue un abogado tan bueno como George J. Miller, soborna a quien te de la gana, has lo que quieras, pero apuesto a lo que sea que jamás ganarás, sobre todo cuando se enteren de la cantidad de veces
Pilar apoyó su cabeza en una pared forrada de cerámica blanca y exhaló, intentando quitarse de encima la tensión. Cerró sus ojos, elevó su cara al cielo y se mantuvo así por un rato. Esa era la cuarta morgue que visitaba en el día, estaba exhausta, aún debía acudir al aeropuerto y le informaron que
Logró llegar a Atenas en un vuelo corto. La gente hablaba sobre las protestas, pero afortunadamente no tuvo que toparse con ellas y se puso a trabajar justo al colocar un pie en el hospital, específicamente en la nueva ala, alegrándose porque muchos ingresos fueron dados de alta. Fue convocada a at
El doctor actuó rápido. Movió su cuerpo de inmediato y la atrapó antes de que una Pilar desvanecida por la impresión tocara el suelo. —¡Pilar, hey, Pilar! ¿Estás bien? Ella no perdió la consciencia. Se sentía mareada, todo le daba vueltas, pero en medio de su debilidad, buscaba fuerzas para levant
Pilar miró fijamente hacia la cámara que lideraba la transmisión, sintiendo algo recorrerle el cuerpo. En su estómago, un hueco se abría para permitir una batalla entre el hartazgo, los nervios y la valentía. Debía aprovechar esa oportunidad, debía enviar un mensaje a los hombres que siempre se enca