El detective Ramírez ya esperaba en el hangar de la empresa de la familia Martínez de la Garza a la señora Eva, quien con paso apresurado bajó por las escalinatas de la aeronave, seguida por Esther.
—Señora, debemos dirigirnos al Servicio Médico Forense —Semefo— de la ciudad, ya están esperándola a usted tanto el Ministerio Público como agentes de la Policía Ministerial para llevar a cabo todos los trámites pertinentes en caso de
que…
—¿En caso de qué, licenciado Ramírez?
Bueno, en caso de que efectivamente se trate de Mayra, señora —dijo mientras aceleraba el paso para abrir la portezuela trasera del vehículo que los conduciría al destino con la verdad.
Ya en el automóvil, Eva expresó:
—Una pregunta, Ramírez.
—&iqu
Regreso a MonterreyTal como lo había prometido el agente ministerial Durán, el cuerpo de Mayra fue entregado al detective Ramírez, al igual que la custodia debidamente oficializada de parte de las autoridades correspondientes de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. A una hora temprana, Durán había recibido la cantidad que uno y otro habían acordado.En el hangar donde se encontraba el avión que llevaría de regreso los restos de Mayra, ya estaban esperando Eva y Esther a que el detective Ramírez llegara con el ataúd y con Mario.Después de varias horas de espera, finalmente Eva vio cómo llegó una carroza fúnebre y de ella bajaron la caja mortuoria; observó asimismo que por las escaleras que dan al patio de maniobras, descendía el detective Ramírez, acompañado del nieto de ella.—Señora, buenas tardes —saludó Ramírez.—Buenas tardes, detective, ¿por qué tardó tanto?—Señora, tuve que entregar la cantidad pactada con el
Lucía era una joven de 21 años de edad, compañera de Mario en la Facultad de Derecho en la Universidad Autónoma de Nuevo León.Ella había nacido en la ciudad de Apodaca, Nuevo León, y había quedado huérfana de madre desde su nacimiento.Nadia, su madre, había muerto por complicaciones durante el parto, y Lucía, inconscientemente, se sentía responsable de su muerte.Su padre la había dejado desde ese entonces a cargo de Martha, su nana, pues el trabajo de él no le permitía cuidar de ella por el día.Unos años después él había vuelto a contraer nupcias y últimamente se encontraba viviendo junto a su nueva pareja, en los Estados Unidos de América.Lucía, junto con su nana, se trasladó a vivir a la ciudad de Monterrey para ingresar a la Facultad. Ellas vivían en
—No lo sé, solo vi que eran tres contra uno y sentí coraje de que fueran tan aprovechados. —¿Es decir que lo hubieras hecho con cualquiera y no solamente por ser tu primo? —Por supuesto que lo hubiera hecho por cualquiera, no lo pensé, solo sentí ese impulso y actué de manera irracional, espero que no vuelva a sucederme; por cierto, te ofrezco una disculpa. —¿Una disculpa a mí, ¿por qué? —Por haberte arruinado la noche. —Para ser honesta, ya me tenían aburridas Reyna y Rocío y pues a ti no se te veía tan contento, así que no te preocupes, no me perdí de nada, absolutamente de nada bueno. —De cualquier manera, te ofrezco disculpas —respondió Mario mientras le tomaba la mejilla derecha. —¿Y qué piensas hacer —preguntó Lucía. —¿Hacer de qué? —Pues de lo que te ofreció tu primo, el diputado. —Pues nada, no pienso hacer nada, espero no volver a verlo, eso es lo que espero. —¡Pero si serás bruto Mario! —¿Por qué! &nbs
Había llegado la hora.Mario arribó acompañado de el Panemas a la casa de Jesús. Ya estaban en ella seis de los principales líderes de la organización política y la mayoría de los alcaldes de diferentes municipios del estado en señal de apoyo a Jesús.Jesús recibió en el lobby a Mario y a el Panemas.Entraron al privado de Jesús, este sirvió tres copas de vino, ofreció una a Mario, la segunda a el Panemas, y él conservó la tercera para sí.—¡Se llegó el tiempo, Mario!, ¿qué noticias me tienes de tus amigos?—Voy a verme en una hora con quien me va a entregar el recurso.En cuanto me lo pidas, tendremos un millón de dólares para tu campaña, tú nos dices cómo lo repartimos o a quién se lo entrego.—Mario, tenemos que ser muy cuidadosos con el tema, pues van a estar fiscalizando todos los gastos, así que tenemos que saber manejar muy bien la contabilidad para no rebasar los topes de campaña.—El licenci
Pues entonces hazlo, Mario, haz que la lleven presa si ese es tu trabajo y tu gran honestidad y moral no te permiten liberarla —manifestó Lucía mientras abría la puerta del despacho para dirigirse a su habitación. Mario intentó detenerla y fue en ese preciso momento cuando sonó su celular. Era el Panemas, y Mario estaba esperando esa llamada.El Panemas le informó que estaba todo listo para el golpe que estaban preparando asestarle al cártel del Centro.En punto de las tres de la tarde del día siguiente se realizaría el operativo de la Secretaria de Seguridad Pública del Estado con al menos 200 efectivos de la corporación.Mario salió segundos después de terminar la llamada con el Panemas y dio la orden a agentes policíacos de que llevaran a los separos de la procuraduría a Martha, la supuesta ladrona de las joyas de Lucía.Sin saberlo, Mario había caído redondito en la trampa de su esposa, la señora del gobernador.El enfren
Secuestro y asesinatoLucía, ese día desde temprana hora estaba al pendiente de las noticias, sabía que era el momento justo de seguir con su plan. No podría permitir que nade ni nadie pusiera en riesgo su vida ni la de sus hijas.Lucía había logrado tener una excelente cercanía con su cuerpo de seguridad.Seis elementos de la procuraduría habían sido asignados a la seguridad personal de ella y de sus hijas desde el inicio de la Administración de Mario como gobernador.Dos de ellos, Agustín y Ricardo, se habían convertido en gente de toda su confianza. Los cuatro guardias de seguridad restantes le eran fieles, pero ella no les tenía la suficiente confianza como a los dos primeros.El secretario de Seguridad Pública del Estado se encontraba realizando una conferencia de prensa en las instalaciones de la secretaría a su cargo mientras que Mario la observaba, por vía televisiva, en su despacho.En ese momento le informaron que
Secuestro y asesinatoLucía, ese día desde temprana hora estaba al pendiente de las noticias, sabía que era el momento justo de seguir con su plan. No podría permitir que nade ni nadie pusiera en riesgo su vida ni la de sus hijas.Lucía había logrado tener una excelente cercanía con su cuerpo de seguridad.Seis elementos de la procuraduría habían sido asignados a la seguridad personal de ella y de sus hijas desde el inicio de la Administración de Mario como gobernador.Dos de ellos, Agustín y Ricardo, se habían convertido en gente de toda su confianza. Los cuatro guardias de seguridad restantes le eran fieles, pero ella no les tenía la suficiente confianza como a los dos primeros.El secretario de Seguridad Pública del Estado se encontraba realizando una conferencia de prensa en las instalaciones de la secretaría a su cargo mientras que Mario la observaba, por vía televisiva, en su despacho.En ese momento le informaron que uno de
Juntos ante el dolorEmily fue trasladada a un hospital particular paraseratendidadesuslesiones.Encuantose recuperó de ellas, fue abordada por miembros de la Procuraduría General de la República, quienes iniciaron uninterrogatorio.Ahí se enteró que Agustín su guardaespaldas seguía con vida y fuera de peligro ya que le informaron que los agentes se habían trasladado al hospital militar para tomarle su declaración.Emily declaró que solamente recordaba que fue secuestrada por unos individuos, quienes con lujo de violencia la llevaron a un lugar desconocido. Manifestó que fue atada de pies y manos y que en todo momento estuvo con una venda en los ojos que le impedía ver quiénes o cuántas personas estaban en el lugar donde seencontraba.Declaró también que después de varias horas oyó preguntar a uno de ellos que si no sabían que se trataba de la señora del gobernador. Escuchó a dos de los secuestradores responder que no sabían que se trataba de ella. Acto se