—No lo sé, solo vi que eran tres contra uno y sentí coraje de que fueran tan aprovechados. —¿Es decir que lo hubieras hecho con cualquiera y no solamente por ser tu primo? —Por supuesto que lo hubiera hecho por cualquiera, no lo pensé, solo sentí ese impulso y actué de manera irracional, espero que no vuelva a sucederme; por cierto, te ofrezco una disculpa. —¿Una disculpa a mí, ¿por qué? —Por haberte arruinado la noche. —Para ser honesta, ya me tenían aburridas Reyna y Rocío y pues a ti no se te veía tan contento, así que no te preocupes, no me perdí de nada, absolutamente de nada bueno. —De cualquier manera, te ofrezco disculpas —respondió Mario mientras le tomaba la mejilla derecha. —¿Y qué piensas hacer —preguntó Lucía. —¿Hacer de qué? —Pues de lo que te ofreció tu primo, el diputado. —Pues nada, no pienso hacer nada, espero no volver a verlo, eso es lo que espero. —¡Pero si serás bruto Mario! —¿Por qué! &nbs
Había llegado la hora.Mario arribó acompañado de el Panemas a la casa de Jesús. Ya estaban en ella seis de los principales líderes de la organización política y la mayoría de los alcaldes de diferentes municipios del estado en señal de apoyo a Jesús.Jesús recibió en el lobby a Mario y a el Panemas.Entraron al privado de Jesús, este sirvió tres copas de vino, ofreció una a Mario, la segunda a el Panemas, y él conservó la tercera para sí.—¡Se llegó el tiempo, Mario!, ¿qué noticias me tienes de tus amigos?—Voy a verme en una hora con quien me va a entregar el recurso.En cuanto me lo pidas, tendremos un millón de dólares para tu campaña, tú nos dices cómo lo repartimos o a quién se lo entrego.—Mario, tenemos que ser muy cuidadosos con el tema, pues van a estar fiscalizando todos los gastos, así que tenemos que saber manejar muy bien la contabilidad para no rebasar los topes de campaña.—El licenci
Pues entonces hazlo, Mario, haz que la lleven presa si ese es tu trabajo y tu gran honestidad y moral no te permiten liberarla —manifestó Lucía mientras abría la puerta del despacho para dirigirse a su habitación. Mario intentó detenerla y fue en ese preciso momento cuando sonó su celular. Era el Panemas, y Mario estaba esperando esa llamada.El Panemas le informó que estaba todo listo para el golpe que estaban preparando asestarle al cártel del Centro.En punto de las tres de la tarde del día siguiente se realizaría el operativo de la Secretaria de Seguridad Pública del Estado con al menos 200 efectivos de la corporación.Mario salió segundos después de terminar la llamada con el Panemas y dio la orden a agentes policíacos de que llevaran a los separos de la procuraduría a Martha, la supuesta ladrona de las joyas de Lucía.Sin saberlo, Mario había caído redondito en la trampa de su esposa, la señora del gobernador.El enfren
Secuestro y asesinatoLucía, ese día desde temprana hora estaba al pendiente de las noticias, sabía que era el momento justo de seguir con su plan. No podría permitir que nade ni nadie pusiera en riesgo su vida ni la de sus hijas.Lucía había logrado tener una excelente cercanía con su cuerpo de seguridad.Seis elementos de la procuraduría habían sido asignados a la seguridad personal de ella y de sus hijas desde el inicio de la Administración de Mario como gobernador.Dos de ellos, Agustín y Ricardo, se habían convertido en gente de toda su confianza. Los cuatro guardias de seguridad restantes le eran fieles, pero ella no les tenía la suficiente confianza como a los dos primeros.El secretario de Seguridad Pública del Estado se encontraba realizando una conferencia de prensa en las instalaciones de la secretaría a su cargo mientras que Mario la observaba, por vía televisiva, en su despacho.En ese momento le informaron que
Secuestro y asesinatoLucía, ese día desde temprana hora estaba al pendiente de las noticias, sabía que era el momento justo de seguir con su plan. No podría permitir que nade ni nadie pusiera en riesgo su vida ni la de sus hijas.Lucía había logrado tener una excelente cercanía con su cuerpo de seguridad.Seis elementos de la procuraduría habían sido asignados a la seguridad personal de ella y de sus hijas desde el inicio de la Administración de Mario como gobernador.Dos de ellos, Agustín y Ricardo, se habían convertido en gente de toda su confianza. Los cuatro guardias de seguridad restantes le eran fieles, pero ella no les tenía la suficiente confianza como a los dos primeros.El secretario de Seguridad Pública del Estado se encontraba realizando una conferencia de prensa en las instalaciones de la secretaría a su cargo mientras que Mario la observaba, por vía televisiva, en su despacho.En ese momento le informaron que uno de
Juntos ante el dolorEmily fue trasladada a un hospital particular paraseratendidadesuslesiones.Encuantose recuperó de ellas, fue abordada por miembros de la Procuraduría General de la República, quienes iniciaron uninterrogatorio.Ahí se enteró que Agustín su guardaespaldas seguía con vida y fuera de peligro ya que le informaron que los agentes se habían trasladado al hospital militar para tomarle su declaración.Emily declaró que solamente recordaba que fue secuestrada por unos individuos, quienes con lujo de violencia la llevaron a un lugar desconocido. Manifestó que fue atada de pies y manos y que en todo momento estuvo con una venda en los ojos que le impedía ver quiénes o cuántas personas estaban en el lugar donde seencontraba.Declaró también que después de varias horas oyó preguntar a uno de ellos que si no sabían que se trataba de la señora del gobernador. Escuchó a dos de los secuestradores responder que no sabían que se trataba de ella. Acto se
Me jugaste una mala, cabrón, pero así es esto, lo sé. ¡Quiero que me entregues al hijo de la chingada que mató y quemó a mis hijasmañana mismo, hijo de puta! Quiero matarlo con mis propias manos.Ante el comentario, el Panemas se acercó a Mario y preguntó:—¿Qué sucedió,Mario ?—Sucedió que valió madre, Panemas. Han matado a mis hijas por tu culpa y por culpa de este hijo de lachingada.El Torque sacó su arma, la apuntó hacia la cabeza del gobernador, y expresó con coraje:—A mí no me vengas con esas tonterías, cabrón. ¡Aquí mismo te trueno, hijo de la chingada! Nosotros no fuimos los que matamos a tus hijas, si estás con nosotros, mañana mismo te entrego al hijo
—Quiero mi parte mañana mismo en efectivo, Chino, como quedamos, tengo planes que no puedo seguir postergando —dijo Emily al traficante.—No se preocupe señora, yo mismo le llevaré el dinero a donde me diga, si es que todo sale bien. Pero dígame, ¿qué planes tiene?—Eso es algo que a ti no te interesa, Chino. Es un asunto mío solamente.—¿Ya supo dónde están sus hijas? Le aseguro que nosotros no fuimos los causantes de su desaparición.Emily, sin responder, colgó el teléfono celular y luego lo destruyó con un martillo. Tiró los restos del aparato móvil dentro del escusado para después jalar la cadena hasta verlo desaparecer.Crisis internacionalAl día siguiente, cerca de las cuatro de la tarde y despu&eac
No estaba equivocado, al día siguiente de los asesinatos contra los funcionarios, a las 11:32 a.m., al ir circulando rumbo a Tamaulipas para esconderse por un tiempo de sus posibles asesinos, dio la orden a su séquito de seguridad de detenerse en el kilómetro 67 de la autopista Monterrey-Laredo porque la unidad en la que viajaba se estaba calentando por falla mecánica.Un comando armado del cártel Los Nidos esperaba dos kilómetros adelante en cuatro vehículos a que el Panemas y su cuerpo de seguridad pasaran por el lugar para emboscarlos y de esa manera asesinarlos sin darles tiempo de nada.El Torque, al saber que tardarían en reanudar su camino, por el informe que recibió de un “halcón” que seguía de cerca a el Panemas como parte de la operación, ordenó al “halcón” que se retirara del lugar para que no ocasionara sospec