—¡Nathaaaaaaaannnn! Aquel grito hizo que Nathan corriera escaleras arriba desesperado, porque solo podía significar una cosa. —¡Se adelantó! —gritó Meli y él miró el pequeño charquito de líquido que había sobre la alfombra entre sus pies—. ¡El bebé se adelantó! Corriendo a su lado, Nathan trató d
JUEGOS DE SEDUCCIÓN. El problema de amar desesperadamente a alguien a los dieciséis, era que nadie lo veía como más que un capricho pasajero. Y si ese alguien era el mejor amigo de sus padres, mujeriego, playboy, futbolista y millonario, entonces todo empeoraba. Sophia King lo aprendió a las malas,
Nueve años después Se decían en solo tres palabras, pero había pasado una eternidad. Rex estaba apoyado en la barra del salón de eventos del hotel Le Blanc, mientras todos a su alrededor gritaban enloquecidos. Los Patriots habían ganado el Super Bowl, solo que ahora Rex ya no era el quarterback.
—Yo solo tengo uno —sonrió Abby, acercándose y apretándose contra su cuerpo sin ninguna vergüenza. —¿Cuál? —Follarte. A Rex se le salió la champaña hasta por la nariz de la impresión y ella sonrió con condescendencia mientras lo veía sacudirse el traje y mirarla como si fuera extraterrestre. —¿P
—¿Estás listo para esto? —le preguntó ella con una sonrisa pícara, y Rex sonrió antes de morder suavemente sobre su sexo, haciéndola estremecerse. Abby sabía exactamente lo que quería, y él estaba dispuesto a dárselo. —¡Mmm, sí! —suspiró mientras él la acariciaba. Se arrodilló ante ella, abriendo
St. Armitage era una de las galerías más famosas y respetadas de Boston, tenía seis salones y exposiciones casi todos los días, muchas de ellas de arte contemporáneo. Rex atravesó las puertas, listo para comenzar a indagar sobre la loca que lo había dejado medio desquiciado y medio lisiado la noche
—¡Wow! Eres más inteligente de los pareces —sonrió Abby pasando junto a él. Rex la vio irse y aquellas palabras se quedaron rondando en su cabeza. "¿Alimento para mascotas?" —¿Acaba de decirme "perro"? —murmuró sorprendido y corrió tras ella—. ¡Oye...! —¡Rex, no! —dijo Abby girándose con impacie
Rex respiró profundo, hizo acopio de maldad y se dirigió a la galería, donde ya se estaba desarrollando la exposición. Escuchó atentamente la presentación de la anfitriona y sobre las cabezas de la gente, su mirada se encontró con la de Abby, vivaz y divertida. Esperó un tiempo prudencial para acer