DAGO

—¿Y qué quieres decirme? —se voltea y bajo de inmediato los ojos a sus senos redondos, grandes y perfectos. Las aureolas rozadas con pezones endurecidos resaltan por debajo de la tela y controlo el impulso de metérmelos a la boca con tela y todo.

—Cálmate—dice mi lobo.

Me encanta lo que veo y subo de nuevo a sus ojos cuando cubre sus pechos con el cabello y mal movimiento, el que los tape no le resta nada, no quitan las ganas ya que así, con el cabello adelante se torna más mujer, más hembra y más sensual que nunca.

Me pierdo por un momento imaginando cosas sucias cuando la llevo contra la pared, bajándole el vestido y chupando los senos mientras se lo encajo follandola fuerte.

—Dago—vuelvo, paso la mano por mi cabello y me concentro bajando la tensión de mi polla con la buena vista que tiene desde el balcón—¿qué querías decirme.

Ella es tan linda. Tomo una larga bocanada de aire para calmarme. Quiero besarla.

—Es que desde que te vi, no he podido sacarte de mis pensamientos

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