IVANA

—¿Húmeda? —pregunta con ese tono rasgado.

—Podrías beber de aquí para calmar tu sed—respondo—pero no me hago responsable si te vuelves adicto a mi fuente.

Curva los labios en una sonrisa sexi y el resto del mundo no tiene ni puta idea de lo que pasa en la soledad de nuestra intimidad.

—Eres tan bella que ni yo mismo puedo creer que seas mía.

Se me acelera el corazón con sus palabras. No se por qué lo dudo tanto si con él lo tengo todo ya que se entrega a mi sin medidas.

—Mira como me pones con tus palabras—abro con los dedos mis tiernos labios mojados, no sabia que tenia este lado tan pervertido con el.—húmeda y caliente.

Se frota el cuello llevando su mano a mi sexo el cual le empapa los dedos que luego se lleva a la boca.

—Esta rica la salsa.

Se sirve los macarrones.

—Tócate—demanda.

No sé a dónde se va mi pudor, pero hago lo que me pide.

Mis senos son los primeros que ataco cerrando los ojos por la sensación extrema que me causo mientras me acaricio con su mirada