Vicente

Me hubiera gustado que uno de los choferes nos acompañaran pero no necesitábamos más traidores entre nosotros, con los que teníamos era suficiente.

Cuatro horas de camino después tuve que pararme en una gasolinera para estirar las piernas y comprarme algo en la tienda que ahí mismo se encontraba, me vi en la necesidad de despertarlas para ver si se les ofrecía algo en lo que yo me ocupaba del resto de las cosas.

Espere que se despabilaran un poquito para que entraran en la tienda para comer algo, en lo que iba al baño antes de que ocurriera una desgracia en el coche.

Quería mantener mi cabeza fría pero me era imposible, con las declaraciones de Adriana y la inocencia de Cecilia al creer que le mentíamos sobre su disque amiga la tal Clara.

Regrese con ellas para descubrir que las dos parecían chamaquitas con toda la cantidad de golosinas que se compraron, es más, hasta manos le hacían falta para cargar con todo y eso que solo nos quedaban cuatro horas más de camino.

Ósea que de