Logan

El tiempo corre más de prisa de lo que quisiera y me estoy empezando a desesperar notablemente. El desgraciado de Leonardo Mancini no se ha dignado a darme la cara ni a llamar para saber qué es lo que quiere de mí.

Mi padre ha tratado de que mantenga la calma pero es imposible, los aeropuertos han colocado la alerta máxima, considerando lo peligroso que puede ser este señor y más si cuenta con la ayuda de sus socios.

—Logan, deberías comer algo. Desde que llegaste de viaje no has probado bocado alguno y solo consumes café negro.

—No estoy para sermones mamá, no me interesa comer nada hasta no tener a mi hija conmigo.

—No ganaras nada si te enfermas en estos momentos que más te necesita, deja de ser tan rejego y ve a comer algo por favor. Sirve que lleves a Cecilia hacer lo mismo o también se enfermera.

Mire a Cecilia que se mantenía en uno de los muebles de la sala como un cojín sin moverse, esta chica era muy tierna y no la que había seleccionado para casarme. No entiendo qu