CAPITULO 3

Capitulo 3

Camila abre los ojos sorprendida de lo que está pasando, no sabe que decir sobre esto

— Ella es tu hija y es todo lo que tienes que saber — Camila intenta evadir el tema es algo que le desagrada en sobremanera, no quiere estar cerca de esta situación más tiempo.

— ¡¿Porque no dices la verdad?!— grita David desesperado, quiere escuchar la verdad pues lo que siente por aquella mujer que durante mucho se le impuso ver como su hija no es un sentimiento paterno — Ella nació antes de tiempo, tú te burlaste de todo lo que sentía y de la confianza que mis padres sentían por ti, no eras virgen y siempre tuve mis dudas —.

— Adriana es tu hija, nació prematura y el doctor te lo dijo, si no era virgen pero eso no significa que me casará embarazada — Camila quiere irse de casa, está cansada de escuchar lo mismo.

— Nunca pedí la prueba de paternidad porque no me iba a someter a esa humillacion pero siempre tuve la duda de ser el padre de tu hija, además lo que siento por Adriana es amor — David camina de lado a lado desesperado, está cansado de ser el tonto del que se pueden burlar, está cansado de toda esta locura.

— No puedes sentir esto por ella, es nuestra hija y punto — Camila se va de la habitación y se encierra en la recámara de visitas, empieza a llorar pensando en lo que puede hacer para que David se saque esa idea de la cabeza.

Llorá con las rodillas juntas en la esquina de la habitación, no puede olvidar lo que pasó hace años, sus padres jamás la dejarían pasar esa vergüenza, tenían que casarla antes que se dieran cuenta que su hija estaba embarazada, David era la mejor opción, tuvo que renunciar a sus sueños, al verdadero amor de su vida por aquel compromiso que limpiaria su honra manchada.

Con las manos aún temblando decide llamar a Constanza, su única confidente, esa amiga que estuvo para ella desde el primero momento y sabe toda la verdad de su vida, le cuenta lo que acaba de suceder, la decisión inteligente de su hija de irse lejos de su padre para que esté no le haga daño pues ha despertado sentimientos por ella

— David no es el padre, tú sabes quién es pero él no se puede enterar, necesito tu ayuda — Camila llora desesperada.

Mientras tanto...

Muy temprano en la mañana, Frank lleva el desayuno al departamento de Adriana, lo preparo con sus propias manos, toda la tarde la dejo sola para que pudiera acomodarse pero principalmente para que luchará con la lluvia de emociones que podía volverla loca.

— No sé cómo pagarte todo esto — repite ella con una sonrisa algo coqueta mientras coloca su cabello detrás de su oreja.

— Yo sí — sonríe Frank — Tengo un evento muy importante, es una reunión de ex- alumnos de mi escuela algo tonto pero no quiero ir solo ¿Puedes ser mi pareja?— pregunta el con una sonrisa y ella acepta encantada, no puede creer que el le pida esto.

Durante toda la tarde trabajan sobre el proyecto, las risas y miradas no se hacen esperar, los dos sienten una conexión muy fuerte que no pueden explicar con palabras.

Adriana se siente feliz, es como si su corazón palpitara a mil por segundo, solo olfatear su aroma es suficiente para que ella pierda la cabeza.

Los días pasan y con eso un lazo especial entre los dos nace, parecen entenderse a la perfección como si pudieran leer el alma del otro.

Adriana se está enamorando del magnate 20 años mayor que ella, empezó todo con admiración pero después y en poco tiempo esa admiración ciega que siente por el se vuelve amor, el por su parte se siente atraído por ella, hace mucho no sentía algo especial por una mujer hasta que ella llegó a su vida pero tiene miedo de enamorarse, ya sufrió la decepción más fuerte de su vida y no quiere que la diferencia de edad juegue en su contra.

Ella prepara unas galletas con la receta de Camila, es una receta familiar que ha pasado de generación en generación, después de una tarde de trabajo decide ir al departamento de Frank para darle las galletas, quiere tener un acercamiento lejos de lo laboral.

El le dio las llaves para que ella tomara lo que necesitaba así que no tenía que anunciarse solo entrar al lugar, algo que ya había hecho.

Deja la bandeja en la cocina, y busca a Frank se asoma por la rendija de la puerta semiabierta, quiere golpear pero lo que ve la deja helada, Frank está sentado al borde de su cama masturbándose miéntras ve una película erótica, ella solo manda saliva al ver su masculinidad erecta, es la primera vez que ve algo así en vivo pues ella de vez en cuando usa las películas para adultos como principal método de excitación para sus noches de soledad.

No sabe que hacer solo se queda observando fijamente el movimiento de la mano de Frank mientras masajea sus muslos uno contra otro, retrocede un poco y se mira en el espejo, su rostro esta ruborizado, ella quiere esto, ya es una mujer de casi 21 años que no puede seguir siendo una mojigata, le encanta la idea del erotismo.

Se da una pequeña cachetada mientras suspira nerviosa, sirve un trago de whisky para tomar valor y entrar a la habitación de Frank quiere que pase lo que tenga que pasar.

Al verla entrar, Frank apaga la televisión avergonzado e intenta cubrirse —¡¿Que haces aquí?!— exclama nervioso.

— Solo vine a traerte unas galletas pero... Quiero ver la película contigo — Adriana agarra el mando del televisor y lo enciende mientras ella se queda sentada a su lado.

— Esto no está bien, lo mejor es que te vayas — Frank se siente incómodo, no sabe si esto se malinterpretara es un paso gigante al avance que los dos tienen.

— Yo quiero estar aquí, no es por obligación o agradecimiento — aclara Adriana que toca la masculinidad de Frank y empieza a seguir el movimiento dejando al hombre completamente frío pero empieza a disfrutar de la mano de ella 

El decide hacer lo mismo, empieza a masturbarla sobre sus pantys húmedas

— Solo pasara esto, quiero algo serio contigo y quiero que todo pase a tiempo — dice el casi gruñendo.

Adriana recibe un beso de el mientras gime en su boca, nunca antes había sentido tanta excitación en su vida como en este momento, si cuerpo está temblando al sentir la delicada mano de Frank en su ser — Yo aún soy virgen y quiero que esa primera vez sea especial — .

Frank se separa de ella deteniendo la lluvia de emociones y sentimientos que los tiene embriagados, esa frase se la dijo un día Camila exactamente en una situación similar en su viejo departamento, el tono de voz la manera en la que lo miro lleno de lujuria es exactamente la misma, ¿Acaso la vida le quiere dar una señal?.

— ¿Hice algo mal?— pregunta Adriana mientras abotona su camisa que en medio del éxtasis fue abierta por el para tocar sus senos por encima del sostén.

— Nada, solo que no se si esto es lo correcto — Repite Frank para encontrar una excusa a lo que sucede.

Ella le da un beso — Te repito, soy yo la que quiero — el beso que sigue entre los dos es más suave, el juego de manos sigue hasta que ella tiene un orgasmo tan fuerte que agarra la sábana de Frank mientras él se derrama en la suave mano de Adriana.

Toda la noche los besos y las caricias son testigos del nacimiento de un amor diferente, Adriana ve en Frank ese hombre ideal que espero siempre y el por su parte ve a la mujer que logró derretir su corazón de hielo.

— Te juro que esa primera vez va a ser la más especial — Dice el mientras le da suave besos en el hombro desnudo de la mujer pues la camisa desaparecio.

Ella se queda dormida en sus brazos repitiendo los que está naciendo en su pecho, lo que siente por el no desde ahora sí no desde que supo de el mientras el acaricia su espalda.

Muy temprano Adriana se coloca la camisa de Frank para levantarse a preparar algo de desayunar, la noche fue larga y agotadora pero quieren estar juntos todo el día.

Al salir una mujer que está sentada en el sofá de Frank la mira de arriba a abajo llena de rabia, se acerca furiosa —¡¿Quien eres tu?!— grita enojada.

Frank despierta al escuchar esa voz, hace mucho no sabía de ella y preciso regreso en el momento en que es más feliz.

—¿Que haces aquí Ximena?— se levanta de inmediato colocándose rápidamente su bata y cubriendo a Adriana que no entiende nada.

—¡¿Quien es esa mujer Frank!?— grita la mujer — Yo soy tu prometida — dice Ximena enojada.

—¿Es verdad eso?— Adriana no entiende nada de lo que sucede.

— No es verdad, ella y yo terminamos hace más de un año, y mi novia ahora es Adriana — Frank acaba de darle su lugar a la mujer que rompió el bloque de hielo.

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