Adia Gutiérrez abría la boca y volvía a cerrarla, el miedo cerraba su garganta, toda la arrogancia que había demostrado cuando habló con él por teléfono se había esfumado, ahora tenía los ojos llorosos, su barbilla temblaba incontrolable y el aire que entraba por su nariz era cada vez más escaso.
–Cometiste un gran error, me hubieras buscado a mí, amenazado a mí, atentado contra mí, pero elegiste meterte con Patricia, una chica inocente de la cual abusaste aprovechándote de su desesperación por sanar a su hijo, le mentiste desde el principio y la convertiste en cómplice de tu estafa –en este punto ya las lágrimas corrían libremente por el rostro de Adia y comenzó a negar con la cabeza–, ¿qué?, ¿te atreves a negarlo ahora?, no tienes remedio
El sol ya estaba bastante alto, todos estaban sudorosos, agotados, pero uno de ellos iba con la férrea voluntad de lograr su objetivo de encontrar a la chica que lo enfureció al manchar su camisa con café; lo impresionó al fijar sus esferas grises en él; lo conmovió al saber de su sacrificio por su familia; lo hizo rabiar de celos al pensar que había sido de otro; la que lo obligaba a fingir indiferencia, una indiferencia que estaba muy lejos de sentir.De pronto un silbato sonó estridente y frenético, Enzo inició una carrera hacia el lugar de dónde venía el aviso, la adrenalina le impedía sentir las ramas que golpeaban su rostro o que lastimaban sus brazos, desesperado pensaba que cada paso hacia adelante lo alejaba más de Patricia.Al divisar el árbol al que estaba atada la joven les imprimió un último impulso a sus piernas, llegó hasta ella y
No hay nada más desesperante en un hospital, para los familiares y amigos de un paciente, que ver la alarma del “Código Azul” y mirar como corre el personal médico hacia la persona que tienes allí.La impotencia, el vacío y el miedo que invadieron a Enzo Villalba Reyes en ese momento le resultaría muy difícil de olvidar, con las manos en la cabeza miraba ojiplático que introducían carros con aparatos a la habitación de Patricia.Greg y dos más de sus hombres lo sujetaron fuertemente para impedirle entrar a ver qué le estaba pasando a la chica, lo presionaron contra una pared y lo obligaron a aguardar que les dieran alguna información.Enzo respiraba con dificultad tenía los ojos fijos en la puerta de la habitación de Patricia, ejerció toda su fuerza contra los hombres que lo inmovilizaban cuando vio salir al médico y lo abordó
Pasaron treinta horas antes de que Patricia diera señales de evolución favorable, con el último reporte que le dio el médico a Enzo se mostró más optimista, así que él lo primero que hizo fue comunicarse con la madre de ella: –¿Aló señor Enzo? Ay me tiene en ascuas no me había vuelto a llamar y temí lo peor, usted ni siquiera me dijo en cual hospital tienen a mi hija. –Le ofrezco disculpas por la forma en que manejé esto señora Hidalgo, me quedé aquí con ella, solo esperando que reaccionara para poder llamarla y darle buenas noticias. –¿Ya reaccionó? –Sí señora, todavía no la he visto, pero hablé con el médico y me acaba de informar que está evolucionando favorablemente, ya lo que queda es esperar a que esté totalmente recuperada. –¿Dónde está por favor? Quiero verla. –Voy a mandar un automóvil por usted. ¿Cómo está el niño? –Carlitos está cada día mejor, gracias a Dios. –Me alegro, entonce
–¿A qué se debe esta indeseable reunión? –A que tengo informes verídicos de tu actuación en la empresa, no has contribuido para nada en superar la crisis que atraviesa el consorcio, ¿acaso quieres arruinarlo todo? –expresó su abuelo con ira contenida. –Abuelo, llevo años haciendo todo lo humanamente posible para complacerte, tolerando toda la mierda que estos tres han echado sobre mí, así que puedo decir con total convicción que estoy cansado, yo no tengo por qué seguir fingiendo que me interesa el bienestar de esta familia, por mi pueden irse todos al infierno. –¡Enzo! –Abuelo, te he respetado, obedecido y considerado por encima de mis propios intereses, pero ya no aguanto más, mi primo Dimas es un apostador que cada noche pierde grandes cantidades en los casinos de la ciudad; mi primo Demián no ve la hora de enterrarte; mi tío Marcos maneja la empresa sí, pero la mitad de los ingresos los deposita en cuentas que tiene en la
Mientras Marilyn y Kelly llegaban a una extraña complicidad para hacer miserable la vida de “Katia Gutiérrez”, Patricia se recuperaba de sus heridas en el hospital; por otra parte, Enzo se mantenía atento a su evolución y estaba en trámites para la adquisición de una casa amplia, cómoda y muy bonita para los padres de ella, tampoco descuidaba la atención del niño quien ya se encontraba en franca recuperación.Esas eran sus buenas acciones ya que, sin interrumpir las gestiones de Greg, se dedicó a atacar cada uno de los almacenes que le quedaban en pie a Simón Gutiérrez, fueron diferentes daños y todos realizados con una precisión militar en cuestión de un par de horas.Para la media noche del siguiente día en que Simón amenazó a Enzo, ya no le quedaba nada en pie y la estocada final fue la llegada de las fuerzas especiales y el cuerpo policial de élite con la orden de captura para él, por “asociación para delinquir”, “apoyo a grupos extremistas”, “robo de armamento militar” y otros ca
Al salir de la habitación de Patricia, Enzo se encuentra con Greg quien lo esperaba de brazos cruzados y apoyado en la pared, al verlo le dijo: –¿Y esa expresión? ¿La chica empeoró? –No, no es eso, acabo de despedirme de ella. –Realmente lo hiciste, entonces, si te afecta tanto… te interesa mucho más de lo que planeaste, ¿no es así?Enzo lo miró en silencio, no admitió ni negó las palabras de su amigo, quien solo palmeó su hombro en gesto de comprensión, lo conocía bien y sabía que ese silencio significaba más que mil palabras. –¿Cómo van las cosas? –preguntó Enzo evitando responderle. –Tengo horas libres o tal vez un día o dos, no lo sé, ya terminé aquí con el desmantelamiento de la operación de Simón Gutiérrez, la captura de los militares involucrados y la recuperación de un gran lote de armas y explosivos; ahora solo espero mis próximas órdenes. –A veces me gustaría ser como tú sin raíces, sin apegos, rodando e
Kelly restregaba sus manos evidenciando los nervios que la invadían, Enzo la observaba, analizando cada uno de sus gestos y convencido de que su mente estaba trabajando a toda velocidad para crear la mentira que saldría de su boca a continuación, mientras, él sentía que la exasperación iba creciendo en su interior. –De acuerdo te diré como sucedieron las cosas para que no pienses lo que no es –dijo ella finalmente. –Dime de una maldita vez Kelly. –Marilyn me llamó, ella está furiosa porque tú no has ido a verla, me dijo que la abandonaste en un hotel, nos reunimos para hablar, quería desahogarse conmigo reconociendo que soy una de las personas en quien más confías, me pidió consejo y yo le dije que te tuviera paciencia, pero de pronto me exigió todos los datos de la que era mi ayudante porque sospecha que esa mujer es la culpable de que te hayas alejado de ella. –Supongo que tú, muy amablemente, le diste todo lo que tenías sobre tu ayuda
Desde que Enzo se hizo cargo de las operaciones impuso la regla de no dañar mujeres ni niños y eso fue lo que le recordó William cuando le dijo que tenía a Marilyn y que iba en camino a encontrarse con ella. –No necesitas recordarme eso William. –Lo que significa que me vas a ignorar. –Yo no daño mujeres ni niños en el sentido de que no trafico con ellos, no promuevo prostitución, no atento contra las esposas ni hijos de mis enemigos siempre los busco directamente y los enfrento en persona, sin embargo, no me tembló la mano cuando tenía a Adia Gutiérrez, no he tenido dudas en lo que se refiere a Katia y tampoco voy a retroceder frente a Marilyn, si me colma, si descubro