A la mañana siguiente, Patricia se levantó ojerosa, realmente no había podido dormir, su mente divagaba entre las caricias de Enzo por las que estuvo a punto de entregarse a él y la conversación que sostuvieron y mediante la cual admitió el engaño del que había formado parte.
Frente al espejo miraba su rostro cansado; de todo lo malo, había logrado que él le permita ver a sus padres y a su hijo, además quería que hiciera el trabajo al que le había dedicado seriedad y mucha atención, esa parte le gustaba tanto como la de poder ver a su pequeña familia; respecto a seguir siendo su prisionera, tuvo que reconocer para sus adentros que no le resultaba desagradable seguir viviendo bajo su techo.
Finalmente se arregló lo mejor que le permitió el trasnocho y salió para iniciar la ejecución del proyecto con los asiáticos; al entrar a la emp
El teléfono de Enzo vibró y era una llamada de Katia, la cual atendió de inmediato. –Dime preciosa. –¿Estás cerca?, ya estoy en la puerta de la empresa de mi papá. –Nos vemos enseguida, estoy muy cerca –Enzo cerró la llamada y volvió su atención a Simón Gutiérrez–. –Ya regreso –anunció.Simón no articuló palabra porque Enzo no le dio tiempo, ya que salió de inmediato de su oficina, al ver a Katia frente al edificio la tomó por una mano y caminaron hacia el mismo ascensor que acababa de dejarlo en planta. –¿Ya est
Se iría, ya no soportaba otra amenaza de Adia y, si bien Enzo le prometió protegerla de ella, esa mujer parecía mucho más aterradora e implacable que él mismo, así que no le daría oportunidad de dañar a su familia; por otra parte, si era cierto que él estaba con su verdadera esposa, le haría un favor, dejándole la vía totalmente despejada, aun cuando eso le estuviera provocando una opresión inesperada en el corazón.Enzo se había comunicado con Greg para informarle sobre sus acciones, su amigo lo acompañó y juntos acabaron con el peligroso grupo que ya había causado varias muertes y destrozos en otros negocios. Estrecharon sus manos y se despidieron satisfechos por el buen trabajo realizado.Cuando Enzo llegó a la mansión se encontró con Katia cómodamente instalada en el salón principal, entrecerró los o
Luego de cerrar la puerta, se escuchaban claramente los gritos histéricos de Katia llamando a Enzo, él hizo oídos sordos al tiempo que daba instrucciones para que nadie abriera esa puerta.Mientras se alejaba del sótano recibió la llamada de un hombre: –¿Usted es Enzo Villalba? –¿Quién pregunta? –Alguien que puede ser su amigo o su enemigo, usted decide. –Mi cupo de amigos está completo, así que… –¿Entonces no le interesa el destino de Patricia Hidalgo? –Escúchame bien malnacido, tú y Adia Gutiérrez firmaron su sentencia, así que les doy una hora para que Patricia regrese sana y salva a su casa o Katia, a quien tengo en mi poder, será picada en trocitos y pasarán meses antes de que reciban el último pedazo. –¿Qué dices desgraciado? –interrumpió de pronto Adia, obviamente estaba escuchando la conversación y al oír la amenaza de Enzo, intervino alterada. –Digo que no debiste meterte con Patri
Adia Gutiérrez abría la boca y volvía a cerrarla, el miedo cerraba su garganta, toda la arrogancia que había demostrado cuando habló con él por teléfono se había esfumado, ahora tenía los ojos llorosos, su barbilla temblaba incontrolable y el aire que entraba por su nariz era cada vez más escaso. –Cometiste un gran error, me hubieras buscado a mí, amenazado a mí, atentado contra mí, pero elegiste meterte con Patricia, una chica inocente de la cual abusaste aprovechándote de su desesperación por sanar a su hijo, le mentiste desde el principio y la convertiste en cómplice de tu estafa –en este punto ya las lágrimas corrían libremente por el rostro de Adia y comenzó a negar con la cabeza–, ¿qué?, ¿te atreves a negarlo ahora?, no tienes remedio
El sol ya estaba bastante alto, todos estaban sudorosos, agotados, pero uno de ellos iba con la férrea voluntad de lograr su objetivo de encontrar a la chica que lo enfureció al manchar su camisa con café; lo impresionó al fijar sus esferas grises en él; lo conmovió al saber de su sacrificio por su familia; lo hizo rabiar de celos al pensar que había sido de otro; la que lo obligaba a fingir indiferencia, una indiferencia que estaba muy lejos de sentir.De pronto un silbato sonó estridente y frenético, Enzo inició una carrera hacia el lugar de dónde venía el aviso, la adrenalina le impedía sentir las ramas que golpeaban su rostro o que lastimaban sus brazos, desesperado pensaba que cada paso hacia adelante lo alejaba más de Patricia.Al divisar el árbol al que estaba atada la joven les imprimió un último impulso a sus piernas, llegó hasta ella y
No hay nada más desesperante en un hospital, para los familiares y amigos de un paciente, que ver la alarma del “Código Azul” y mirar como corre el personal médico hacia la persona que tienes allí.La impotencia, el vacío y el miedo que invadieron a Enzo Villalba Reyes en ese momento le resultaría muy difícil de olvidar, con las manos en la cabeza miraba ojiplático que introducían carros con aparatos a la habitación de Patricia.Greg y dos más de sus hombres lo sujetaron fuertemente para impedirle entrar a ver qué le estaba pasando a la chica, lo presionaron contra una pared y lo obligaron a aguardar que les dieran alguna información.Enzo respiraba con dificultad tenía los ojos fijos en la puerta de la habitación de Patricia, ejerció toda su fuerza contra los hombres que lo inmovilizaban cuando vio salir al médico y lo abordó
Pasaron treinta horas antes de que Patricia diera señales de evolución favorable, con el último reporte que le dio el médico a Enzo se mostró más optimista, así que él lo primero que hizo fue comunicarse con la madre de ella: –¿Aló señor Enzo? Ay me tiene en ascuas no me había vuelto a llamar y temí lo peor, usted ni siquiera me dijo en cual hospital tienen a mi hija. –Le ofrezco disculpas por la forma en que manejé esto señora Hidalgo, me quedé aquí con ella, solo esperando que reaccionara para poder llamarla y darle buenas noticias. –¿Ya reaccionó? –Sí señora, todavía no la he visto, pero hablé con el médico y me acaba de informar que está evolucionando favorablemente, ya lo que queda es esperar a que esté totalmente recuperada. –¿Dónde está por favor? Quiero verla. –Voy a mandar un automóvil por usted. ¿Cómo está el niño? –Carlitos está cada día mejor, gracias a Dios. –Me alegro, entonce
–¿A qué se debe esta indeseable reunión? –A que tengo informes verídicos de tu actuación en la empresa, no has contribuido para nada en superar la crisis que atraviesa el consorcio, ¿acaso quieres arruinarlo todo? –expresó su abuelo con ira contenida. –Abuelo, llevo años haciendo todo lo humanamente posible para complacerte, tolerando toda la mierda que estos tres han echado sobre mí, así que puedo decir con total convicción que estoy cansado, yo no tengo por qué seguir fingiendo que me interesa el bienestar de esta familia, por mi pueden irse todos al infierno. –¡Enzo! –Abuelo, te he respetado, obedecido y considerado por encima de mis propios intereses, pero ya no aguanto más, mi primo Dimas es un apostador que cada noche pierde grandes cantidades en los casinos de la ciudad; mi primo Demián no ve la hora de enterrarte; mi tío Marcos maneja la empresa sí, pero la mitad de los ingresos los deposita en cuentas que tiene en la