Terceros…Naim se recostó en el asiento de su auto mientras la brisa cálida del desierto comenzaba a colarse por las ventanas ligeramente abiertas. El palacio desaparecía en el horizonte mientras su mente seguía trabajando a mil por hora. La noticia de que Kereem y esa put@ estaban juntos, solo añadía más piezas a su plan, más oportunidades para desestabilizar todo lo que Kereem consideraba seguro.Sacó su teléfono y revisó el mensaje encriptado que había recibido de su contacto en Rusia. Las transacciones estaban completas, y el dinero estaba circulando en las cuentas que él había creado para desviar la atención. Todo avanzaba según lo planeado.Se pasó una mano por el rostro, tratando de mantener la calma. Sabía que las siguientes semanas serían cruciales. Todo estaba a punto de explotar. Pero eso era lo que él quería. El caos, el descontrol, le daría la ventaja sobre Kereem. Lo había visto demasiado confiado en los últimos meses, creyendo que tenía todo bajo control. Ahora, la mani
Kereem…No sé cuánto tiempo tenía aquí sentado viéndola dormir. Tal vez un par de horas, o muchas, pero no podía perderme los detalles.Me excitaba solo ver las marcas de mis manos en su piel, el saber que, a pesar de todo, solo mis manos la tocaban, y la poseían. El saber que abarcaba todos sus pensamientos, y que solo mirarla la encendía, hacía que mi parte más inconsciente, más retorcida, se alimentara de una forma abismal y sin límite.Pasé un trago cuando pasé la mano por mi rostro y luego vi cómo la pantalla de su teléfono se encendió.Mi ceño se frunció para ver la hora. Ya eran las seis de la mañana, y allí el sonido de su alarma.Noté como ella no se levantó de forma suave. Se sentó de golpe para tomar su celular y fruncir el ceño.Sabía ahora lo que pensaba, nunca se levantaba tarde, ni siquiera esperaba que la alarma se encendiera, pero era evidente que estaba agotada. Por mí.¿Y cómo? Yo aún estaba sediento de ella en mi forma más básica.Entonces, sus ojos se posicionaron
Zahar…El aire en la oficina de Víctor Branson se sentía pesado, y bastante tenso. Eso, sumando al hecho de que mañana por la mañana estaría esperando a Kereem de nuevo y vendría a tratar de explicarle a Víctor, algo que no sabía ni como dimensionar.Además, Kereem no estaba colaborando, cada una de sus palabras, por muy cortas que parecieran, se escuchaban y sentían como un martillo, estableciendo los límites de su control. Podía sentir su presencia a mi lado, dominante, casi sofocante, mientras él le sostenía la mirada a Víctor, y mi jefe afirmaba como si lo respetara. Sin embargo, esta calma apretada de Kereem, era muy evidente para mí, una posesividad que no podía ignorar.Víctor le mostró un asiento, y luego él se fue a rodear la mesa para desabotonar su chaqueta. Estaba un poco enigmático, como siempre, con una ligera sonrisa disfrazada y mirando como si me hiciera mil preguntas a la vez.Toda esta situación la hubiese manejado mejor sola, pero cada vez que sentía la mirada de
—Son inversiones importantes, mi señor… a la larga, podemos aliarnos a esas empresas. La monarquía se hace más fuerte con cada inyección de dinero…Kereem Abdalá, el Emir de Arabia Saudita, asintió y comenzó a leer los documentos.Sanem estaba a su lado un poco inquieta. Había un poco de sudor en su frente, los síntomas estaban volviendo cuando se colocó la palma en su vientre, y se dobló al sentir un fuerte dolor.—¿Te encuentras bien? —preguntó en susurro su esposo en susurro, pero ella asintió rápidamente.—Sí… creo que tengo que retirarme un momento… siento irme de repente.—Te acompañaré… —Kereem insistió.—No es necesario… — Ella apretó los dientes de forma ruda, para disimular su dolor, y con permiso de todos los presentes en el escenario, se retiró mientras Kereem quedó un poco preocupado observando su salida repentina.Sanem casi corrió por los pasillos del gran palacio, pero se detuvo llegando a la entrada de su habitación mientras otro dolor, mucho más fuerte que los anteri
Unas horas después, el tiempo pareció detenerse en la habitación mientras el peso de la tragedia se asentaba en el corazón de Kereem, observando cómo su esposa dormía con las lágrimas en los ojos.Sus puños se apretaron, salió de la suite para hablar con el médico, y nada más hizo la petición, lo pasaron a una sala espaciosa.—Señor… por favor, siéntese.—Me quedaré de pie… —El médico asistió y soltó el aire.—Las pruebas arrojan una pérdida de leucocitos… es como si su cuerpo se debilitara en pasos muy lentos… como si algo le hiciera daño. Sin embargo, no logramos saber qué la está afectando de esta forma…Kereem apretó la mandíbula.—¿Sus pérdidas, son causadas por esto?—No puedo asegurarle que sea exactamente por esto… son muy espontáneas… pero también existe la posibilidad de que esto que ataca su cuerpo, sea el principal causante de todo… incluso de su fatiga y debilidad.Kereem masajeó su cien, y negó.—¿Qué podemos hacer?—Yo voy a recetarle unas vitaminas… —y literalmente la
La sala de conferencias estaba llena de ministros y asesores, pero la mente de Kereem estaba lejos de las discusiones políticas. Sus pensamientos giraban en torno a la conversación con su padre y la difícil situación con Sanem. Aunque su amor por ella era inquebrantable, la presión de continuar la línea de sucesión lo atormentaba.Trató de enfocarse en los informes presentados, pero la ansiedad lo mantenía distraído.—De acuerdo con las producciones, tenemos todo controlado.—Ha habido ataques pequeños, siempre mantendremos enemigos cerca. —El gabinete nuevo será presentado en una semana, señor… Y Kereem levantó la cabeza para mirarlos a todos.—Mi hermano Naim será el que tomará el cargo de ministro general, él llegará de viaje en tres días.Hubo una ola de murmullos, y luego sus ojos se conectaron con su padre.Parte de su familia estaba aquí presente, varios de sus ministros eran tíos, primos, pero solo tenía un hermano, y dos hermanas que, trabajan en el palacio, pero no como mi
La idea de Malih dejó a Kereem en un estado de confusión y dilema emocional. Mientras observaba el tranquilo jardín desde su despacho, las palabras resonaban en su mente:«Una amante secreta» Aunque la propuesta parecía ofrecer una solución aparentemente indolora para todos, el jeque sabía que las implicaciones emocionales y éticas eran profundas.Inquieto, Kereem observó cómo se abría la posibilidad, dos días después de qué relacionista le dio la idea, y miró como su esposa Sanem, aun débil, pero con otro color, entró al despacho ofreciéndole una sonrisa plana.Kereem se levantó de inmediato para recibirla y depositó un beso en su boca, mientras tomó su rostro.—¿Cómo te sientes? —Ella asintió segura.—Mucho mejor… están colocándome un tratamiento de vitaminas que me ha hecho sentir muy bien, gracias a Alá…—Perfecto. Siéntate…Él la dirigió al asiento, y se desajustó un poco la corbata.—¿Pasa algo? Te ves incómodo —ella preguntó y Kereem asintió con la mirada seria.—Se está compl
La noticia de la llegada y la hora esperada, había sumido a Zahar en un estado quieto, mientras caminaba por los pasillos de la mansión junto a su padre. El peso de la responsabilidad se hacía más palpable con cada paso.—Sabes cómo es… —repitió Aziz, mirando a su hija con una intensidad que la hizo estremecer—. Bakir te llevará, y… que Alá te bendiga…Aziz dio un paso hacia ella, y estuvo a punto de tocar su cabeza con la mano, pero la retiró rápidamente. Zahar pasó un trago, y lo vio desaparecer.No tenía que darle detalles de nada, porque por años, le había repetido los caminos, y las estrategias a seguir.La mansión y el galpón de entrenamiento eran su único mundo, un mundo que ahora dejaba atrás para enfrentarse al complicado entramado del palacio Masmak.Miró a la amplia pared del salón y divisó el retrato de su madre. Había olvidado su voz, e incluso la visión de su mirada era un poco borrosa ahora en su mente.“Por la gloria de Arabia, por recuperar lo perdido” Bakir vino por