10

Samanta llegó minutos después de escuchar esa declaración tan poco usual de Max, ¿ De verdad estaría dispuesto a matar si yo sé lo pidiera? Esa pregunta rondaba en mi cabeza.

Luego de vestirme Sam me maquillo sutilmente.  Aliso mi cabello y ya estaba lista para bajar a saludar a la sociedad y demostrar que estaba bien y que el accidente tu fue solo eso, un accidente.

— ¿No vas a decirme que era lo que hablabas con el doctorsito?

— Solo le estaba dando las gracias por defenderme.

— ¿ Defenderte de quién o de que?

— ¿sabes quién estuvo aquí en mi habitación?

— No. Aparte de el doctorsito no vi a nadie más cuando entre.

— Eso es porque, Max lo amenazó de no volverse a acercar a mí o le iría muy mal.

dice mi conciencia

— ¿pero quién entró Kat como para que él lo amenazara?

—Bob.

— ¿Bob Marshall?

— El mismo, pero Max lo puso en su lugar, así que no le quedo de  otra irse por donde vino.

— ¿ Pero es que está loco? ¿Como se le ocurre invadir tú espacio?

— Max dice que es una especie de psicópata o algo así. Que está como obsesionado. Y si que lo está. Aparecer en de la nada y estar observándome es enfermizo, por suerte llegó Max y bueno ya sabes....

— Que romántico, ese hombre bota la baba por ti.

— Estás loca. Solo entro en en momento oportuna nada más.

— ¿chica pero que más señales necesita?

Pensándolo bien podría ser cierto. Porque sino como entro en el papel de decirme que soy su chica y luego de eso el decirme que estaría dispuesto matar por mí, es algo extraño

— Puede ser....

— Puede ser no amiga, ese hombre babea por ti se le nota en la mirada cuando te ve. Y creo que Ben se a dado cuenta y hasta le a dado permiso de entrar a tu habitación aún cuando tú no has personalmente no se lo has dicho, pero tampoco te has reclamado.

— Si bueno. No se. El es mi Doctor creo que puede tener ese derecho, ¿No?.

— Aja, ya, y yo me Chupo el dedo despierta, vamos bajemos ya todos están abajo esperando por ti, se tú misma nadie sabe que tú estás ciega, escepto el inepto de Bob que seguro estuvo indagando.

— bueno ya no importa, espero que mi visión mejore pronto se que no estaré así para siempre.

— Así será. Vamos

Salimos de mi habitación y nos dirigimos a las escaleras, sentía todas las miradas en mi, la música era baja, y se escuchaba los murmullos de la gente.

— De verdad que al doctorsito se le va la baba por ti, te ve con ojos de.....

— paciente— la interrumpí

— No, que va, te ve como si fueras la cosa más delicada, algo invaluable, te ve con deseo, con pasión, con amor, ese hombre te quiere comer con solo mirarte, te mira como su fueras de su propiedad.

— No exageres quizás me ve así por qué se preocupa por mi situación a fin de cuentas soy su paciente.

— No sé si eres o simplemente te la das de estúpida, activa tus instintos nena ese Man está loco por ti, ¿sino porque crees que actuó de esa manera en tu habitación?

Sam tenía razón actuó muy posesivo cuando me defendió de el inepto de Bob, me dijo que era su chica, y la forma que lo dijo se sintió como si realmente lo fuera ¿ Y si Sam tiene razón y Max está interesado en mi? No , no puede ser, el es mi doctor y yo su paciente, y una vez que ya esté con mi vista recobrada seguramente se olvidará de mi pues ya no tendría nada que ver conmigo.

Mi última relación no fue para nada favorable, y tengo un recuerdo de eso de por vida.

Terminamos de bajar las escaleras y mi papá me escoltó al salón para así poder saludar a los invitados, hablé con todos o con casi todos los inversionistas de mi padre, temas aburridos a decir verdad, trate de actuar de lo más normal, divisando la sombras a mi alrededor, sintiendo la cercanía de cada persona, su perfume, cualquiera pensaría que no estaba ciega, solo por el detalle de que solo podía andar sola un par de metros y luego mi amiga venía en mi ayuda.

El momento del almuerzo llegó, todos al rededor de la gran mesa, algunos hablando del trabajo otros de anécdotas estúpidos a decir verdad, por mi parte solo como una ensalada de frutas no quería comer nada pesado no quería hacer el ridículo delante de tanta gente y periodistas, no sabía en qué momento me bombardearían de preguntas y tenía que estar lo más prevenida posible y no vomitarles en la cara.

— Katerin querida, es una lástima que hayas tenido un accidente de esa magnitud— dijo un hombre de quién sabe que lado de la mesa — gracias al cielo que no paso a mayores y saliste ilesa a pesar de todo.

— Si, se puede decir que soy una chica con suerte.

— demasiada diría yo

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo