Con su mano temblorosa, Nadia apretó aquella piedra mínima en su cuello, y en pequeños pasos, llegó con Amin cerca del balcón. No había nadie allí, así que un suspiro salió de su boca. Giró aun continuando con su caminata, mirando el rostro de Amin, quien parecía taciturno, dedicado y concentrado en su rumbo, y para el momento en que llegaron al balcón vacío, y que el aire frío golpeara su rostro, un alivio tremendo se instaló en su cuerpo.
—Amin… creo que, —estaba dispuesta a decirle que se fuera, ella necesitaba estar a solas antes de su presentación, precisaba tranquilizar sus nervios para ir a la habitación continua, y prepararse para cuando fuera llamada—, quiero estar sola…
Amin Atagül se giró para mirarla de frente y soltando un suspiro asintió.
—Me hubiese gustado… —la
Una melodía conocida en los grandes bailes comenzó a esparcirse ante todo el espacio. Había un silencio por parte de la gente, totalmente demoledor para Nadia, porque a pesar de que solo ella sabía el caos que se desarrollaba dentro de su corazón, todas las personas presentes podían notar que algo extraño sucedía. Amin y Kader estaban delante de ella. Pero en el rostro de Kader se podía reflejar cierta irritación, más la confusión que transmitía cada segundo en dirección de Nadia. —Nadia… —la voz del príncipe se adelantó junto a la mano que asomó. En su mención, por supuesto había vos de mando, imponiéndose ante todo y ante todos, y sobre todo dejándole claro a la chica, que, este baile le pertenecía solo a él. Pero para la impresión de Nadia, Amin hizo una reverencia, aceptando que fuera el príncipe que iniciara con el baile, sin ella tener aquella oportunidad de rechazarlo, como lo había planeado desde un principio. Ahora Amin estaba a una distancia de ella
La adrenalina y las emociones, todas, estaban golpeando duramente sus venas, mientras el viento audaz movía su vestido y cabello. Kader frenó el caballo y este se levantó un poco ante la intromisión, pero Nadia no se movió de su puesto a la vez que su pecho agitado subía y bajaba incesantemente.Tenía la garganta seca, y el aire quemaba sus pulmones. A pesar de toda la situación, nunca se había sentido tan viva y tan dispuesta hacer cualquier cosa para que fuese escuchada. No sabía muy bien si había cometido un error grande, no había escuchado a Kader todavía, pero su actitud y su postura indignada delante de ella, le dieron más razones para mantenerse en pie.No tenía nada que perder, en realidad ella no tenía nada.—¡Apártate, Nadia! —rugió Kader furioso mientras el animal se inquietaba.—¡No! &iques
4 horas antes del amanecer…Los carruajes y caballos salían del palacio en orden, mientras muchos guardas en el ala sur de los patios, se estaban preparando para lo que solo el rey y sus secuaces sabían.Kader estaba tomando varias aspiraciones con la mente aturdida, mientras veía en cómo sus hombres calzaban sus espadas y todo el equipamiento para su partida. El aire se sentía denso y frío, incluso pudo ver con claridad su propia exhalación entre tanto en su mano sostenía una hoja doblada, que había escrito desde hace una hora.Odiaba sentirse de esta manera, detestaba sentirse dividido entre el querer y el deber, a la vez que iba en contra de lo que su corazón anhelaba. Pero ahora incluso sabía que no era el momento de hacerle caso a lo que sentía. Muchas veces se lo dijo a sí mismo, no era bueno dejarse llevar por esas emociones locas qu
Pesar, agonía y pena, eran las principales emociones que Nadia tenía acumuladas en el estómago. El rostro de Saravi junto a sus lágrimas, solo la hacían querer abrazarla y pedirle que la perdonara miles de veces. En otro tiempo hubiese deseado limpiar esas lágrimas, y abrazar a su hermana con aprensión.Pero ahora, no podía permitirse flaquear de nuevo, pareciendo un corderito a punto de ir al matadero, ella ya no era una niña, y si estaba aquí de pie, hablando firmemente, es porque no podía seguir en las sombras.Le dolía mucho la mirada de la reina, y aún más en que en este preciso instante, ella no pudiera entenderla.—Nadia… —Esta vez el vizconde, Fais, se adelantó hacia las damas y se interpuso entre las dos mujeres—. Kader no está en el palacio, él… ha partido a una misión.Tanto Sarav
La mañana estaba en su pleno apogeo y el sol estaba tan candente como nunca. Kader se bajó del caballo haciendo una señal a los doscientos hombres detrás de sí, para que comenzaran a ordenarse en el lugar, donde había una torre, lo suficientemente grande para alojar más de cinco mil soldados.Los caballos estaban cansados, y suponía que su ejército necesitaba una buena comida y agua, para mantener la energía con el extenuante calor que lo estaba agobiando.Angkor era así, y siempre lo fue. En muchas ocasiones su calor llegaba al límite y en otros momentos se podía titilar de frío.—¡Qué avance! —Radí se puso a su lado soltando el aire y divisando que, en solo una semana de su ausencia, varios muros fueron levantados.Las limitaciones de Angkor no solo se dividirían con muros de concreto, mucha parte de esta estructura er
Un silencio muy irreal, hacía adolecer los oídos de Kader, todo su equipo estaba listo y expectante para una señal, incluso el caballo donde estaba montado, podía sentir la vibración constante que hacía su pecho.Kader corrió la mirada hacia todos los pelotones que tenían sus miradas fijas en él, y tomando una aspiración profunda, levantó la mano en un puño como señal de atención.—¡Espero que todos nos encontremos aquí, en tres días! —gritó todo lo que pudo y soltando su puño, bajó el brazo hacia el centro para indicarles a todos que partieran.Los diez grupos comenzaron andar dividiéndose inmediatamente a varias direcciones, según lo que se había indicado.Algunos para la parte norte directamente del bosque, otros al este, y las demás al oeste. El príncipe tomó el
Un grito desgarrado de aquel pequeño sin ninguna posibilidad, pero que no carecía en valentía, hizo que todos los nervios amortiguados contra la piel de Kader, explotaran. Podía sentir la presión en sus propios ojos, como también el ardor que sus manos ejercían por comenzar a eliminar a esos hombres, que le estaban estorbando al mundo.Sin embargo, el príncipe no era un tonto, por algo le decían que era la mente brillante de Angkor. Así que escuchando suplicar aquel hombrecito que se guardaba el secreto por salvar a su propia familia, se giró hacia Radí ordenándole algo en el oído.Radí lo miró como si estuviese loco, pero los ojos asesinos que regresó Kader, fueron suficientes para que enviara a uno de los tres soldados, que estaban en su espalda, para ejecutar el plan.Todo consistía en que el pelotón se dividiera; la mitad rodea
Kader, el general y sus veinte soldados, porque los había contado, seguían caminando rápidamente por el bosque, sin pensar en un posible descanso.El príncipe podía ver en sus caras la fatiga extrema, y eso sin contar las heridas que tenían en sus cuerpos, unas más delicadas que otras, pero nadie decía una palabra. La mitad de su pelotón ya estaba segura y muy lejos con todos los caballos, junto a la misión por la que vinieron. Esperaba que otro pelotón hubiese encontrado a Abdel y a sus hombres, y también estuvieran huyendo para tener la posibilidad de llegar en un día a las tierras de Angkor.Esto les daría ventajas, aunque estuvieran en el bosque, porque había ordenado a los soldados que quedaron en las murallas, que inspeccionaran constantemente dentro del bosque, para saber qué pelotón llegaba y sumarse a la ayuda.Kader no sabía muy