—¿E-en serio e-eres tú, Valentina? N-no es posible —murmura Alicia sintiendo un escalofrío recorriéndole el cuerpo.—Pues supongo que deberías redefinirte lo que es imposible, hermanita, y dime: ¿Sientes algo al verme, al ver lo que me hiciste? —interroga la mujer con tranquilidad clavando sus ojos en su hermana mayor.—Yo… yo no puedo creerlo… yo lo siento, mucho… tienes que creerme que no quería hacerte daño, no a ti, se suponía que esa tarde ibas a estar en lo de tu amiga Charlotte, ellos iban a retirarte del jardín y llevarte a su casa —confiesa la señora Steinberg con la voz quebrada por el llanto.—Pero Charlotte no fuese ese día al jardín porque tenía gripe, así que volví a casa, no por nuestros padres, los odiaba tanto como tú, pero en casa me esperabas tú, estaba mi amorosa hermana que siempre me protegía de todo, que me repetía todos los días que ya las cosas estarían mejor —declara Valentina con un tono de voz frío, como si no fuese capaz de sentir sentimiento alguno.—
Ariel levanta el puño para golpear la puerta del departamento de Julieta por tercera vez, pero lo baja una vez más soltando un largo suspiro, y dándose media vuelta camina hasta el final del pasillo y vuelve nuevamente a pararse frente a la puerta. No puede entender por qué razón se siente tan nervioso, sobre todo cuando esa tarde le confesó sus sentimientos, lógicamente ahora debería resultarle algo mas fácil, pero tiene miedo, hay cierto temor en su pecho de comenzar algo serio con ella. Y no es porque no crea que puedan llegar a buen puerto, o que la sienta insuficiente para él, sino que teme que le pueda pasar algo parecido a lo de Esmeralda, que si se atreviese a intentar convertirla en alguien importante en su vida pudiesen volver a arrebatársela, y ciertamente tiene la seguridad de que no sería capaz de poder soportar pasar por algo así nuevamente.—No puedo esconderme por siempre, sobre todo cuando la vida me brinda esta oportunidad, al menos debo intentarlo por Esmeralda —su
—No puedo creer que ella ya no esté con nosotros, era una mujer tan maravillosa, la nación entera sentirá su ausencia —afirma una mujer de vestido negro tomando las manos de Ariel que intenta demostrar pesar en su expresión.—Sí, es algo difícil, pero prefiero pensar que ahora se encuentra en un lugar mejor —murmura Ariel que disimuladamente levanta la vista para ver la gente que resta por darle ese pésame cargado de falsedad.—¿No crees que deberías mostrar un poco más de dolor por la muerte de tu madre? —cuestiona Daniel parándose al lado de su amigo .—Puedo asegurarte que pongo todo mi esfuerzo para aparentar que me afecta siquiera un poco, pero la verdad es que no soy un gran actor —responde el empresario que incluso aunque quisiese sentir algo, le resulta imposible, aun cuando el dolor de haber perdido a Esmeralda sigue aun latente.—Sé que no eran muy unidos, pero era tu madre, ¿En serio no te provoca nada que ya no vaya a estar? —plantea el amigo considerando que a pesar d
—¿Acaso te has vuelto loco? ¡No pienso casarme con Carolina, no lo hice cuando mamá me acosaba constantemente con esa idiotez, y no pienso hacerlo ahora que por fin he logrado librarme de ella! —espeta Ariel al borde de un ataque de furia clavando los ojos en su padre.—¿Cómo te atreves a hablar de esa manera de tu madre? ¿Ni siquiera en su entierro tienes la decencia de respetar a la mujer que te dio la vida? —reclama Fernando con la respiración agitada por la insolencia de su hijo.—¿Respeto? ¡Esa mujer a la que debo llamar madre perdió mi respeto hace mucho tiempo, y no solo porque nunca fue como una madre, sino porque se encargó de alejar de mí a la mujer que yo amaba! ¡Ella arruinó mi vida, solo porque jamás fue capaz de pensar en el bienestar de alguien más que en el suyo propio! —expone el empresario cerrando las manos en puños para no permitirse perder el control.—Lo único que a ella le ha preocupado siempre ha sido el bienestar de nuestra familia, pero tú solo eres un ing
—Primero que todo, quiero agradecerle Fiscal Avilés por haber aceptado nuestra invitación al programa para poder relatarnos lo concerniente a este caso que acaba de salir a la luz y que ha consternado a toda la nación —recibe Luis a su invitado del día preocupándose de brindar un buen ángulo a la cámara que lo está grabando.—Para mí es un gusto poder estar aquí para exponer a la parte responsable de tal tragedia, sobre todo para que nuestros ciudadanos puedan saber que la justicia siempre llega, y que la posición que el responsable ocupe no le ayudará a quedar impune —declara Avilés con seriedad ya que no es un gran amante de la prensa.—Eso es algo que nos queda claro, sobre todo porque la responsable, es decir Alicia Steinberg, era prácticamente un pilar de nuestra sociedad, uno de los rostros más conocidos de la alta sociedad Argentina —comenta el periodista esforzándose por sonar lo más trágico posible.—Por mi experiencia he aprendido que rara vez una persona es lo que aparen
—Esa mujer tenia pinta de bruja, pero no creí que fuese capaz de hacer algo como eso, ósea solo alguien muy perturbado podría asesinar a toda su familia y vivir con eso tranquilamente como si no hubiese hecho nada —comenta Malena frunciendo los labios mientras pasa las prendas de la tienda a la que han ido de compras.—Obviamente no sería algo que haría alguien en su sano juicio, pero no lo sé… si bien no se podría justificar algo así, no conocemos las circunstancias que la empujaron a hacer algo así, quien sabe lo que sufrió ahí —sostiene Julieta no atreviéndose a condenar a la mujer a pesar de que todos están comentando el terrible monstruo que era.—Por más que siempre intentes encontrar una parte buena en todas las personas, en este caso no puedes. Esa mujer estaba trastornada, incluso mas que tu hermana, y eso ya es mucho decir —espeta la amiga mirándose al espejo con un vestido floreado al que descarta meneando la cabeza con decepción.—Solo digo que uno no hace daño solo por
Al ingresar en su apartamento Avilés deja las llaves sobre la mesa del comedor mientras se quita el saco y lo tira sobre un sillón de cuero negro en el que se han abierto varias rajaduras por el paso del tiempo. Masajeándose la frente camina hacia el refrigerador que parece aun más antiguo que el sillón, y con una sonrisa de satisfacción saca una botella de cerveza lo suficientemente fría como para que su garganta sienta la desesperada necesidad de beber el contenido del envase.—Otro día que he vuelto a casa mi pequeña —murmura el Fiscal acariciando con los dedos la fotografía de una hermosa niña sonriente de cabello negro y piel trigueña que esta pegada a la puerta del refrigerador.Dando otro sorbo a la botella el hombre camina a pasos lentos hacia el televisor que enciende sentándose en el sillón que se hunde quejosamente ante su peso, con una sonrisa de satisfacción en los labios observa los titulares de cada uno de los canales de noticias, todos haciendo eco del pasado de Alic
Julieta se sirve una taza de café en la sala de descanso que suele usar cada vez menos, sobre todo desde que intenta estar lo más lejos posible de Ariel, pero esa mañana ha resultado ser uno de esos días en que el mundo parece estar asentado sobre tu cabeza. Y espera que al menos la cafeína le permita despejar un poco su mente, cuanto desearía poder dejar todo atrás, terminar esa dichosa campaña de Jaguer y poder alejarse de esa Agencia cuanto pudiese. Pensar que cuando consiguió ese trabajo no cabía en su cuerpo de la alegría, creía que de ahí en más todo sería diferente, que era su oportunidad de crecer y seguir adelante dejando atrás lo que le había sucedido. Y sin embargo, aquí está sintiéndose un tapete pisoteado, sin estar segura de hacia donde ir, y lo cierto es que no puede culparse más que a ella misma, ya que fue su decisión seguir insistiendo con Ariel, algo que solo ha terminado en otra gran decepción.—Con que aquí estabas, estuve buscándote en toda la Agencia —anuncia T