AlbertoLa miró una vez más y no puedo creer lo hermosa que es, nunca creí ser tan afortunado para encontrarla a ella en mi camino, sé que ella me guarda mucho rencor por cómo hice las cosas, pero ahora que ya es mi esposa voy hacer todo lo que esté a mi alcance, me voy a encargar de enamorarla día a día con detalles y acciones que voy a empezar por cambiar.—¿Qué tanto me miras? —pregunta, con su mirada puesta en mí, creo que me acabo de delatar yo solo al mirarla tanto.—En lo que viene para los dos de ahora en adelante —respondo, la pegó más a mi mientras la música sigue sonando al fondo, todos nos observan y sonríen al vernos en el centro de la pista bailar nuestra primera pieza como esposos, me lleno tanto de orgullo saber que por fin la tengo y que así va ser de ahora en adelante y que por más que ella quiera dejarme no la voy a dejar por qué pienso seguir apostando todo por reconquistar su amor.—Pues no veo que es lo tiene que pensar, este matrimonio es una farsa que usted mis
MonserratEstoy llena de rabia, no sé quién se crea esa mujercita para colgarse del cuello de Alberto, y lo que más me da rabia es ver cómo Alberto se deja y no dice nada, no entiendo porque que quiso casarse conmigo si por lo visto ya tenía una amante por qué no entiendo entonces cuál es la confianza, termino de alistar mi equipaje y salgo no de mi habitación pues después de la fiesta que termino hace como lo una hora ahora tengo que estar lista para cuando Alberto pase por mi para irnos a nuestra dichosa luna de miel, pensar que yo n no quería ir pero quién le puede ganar al prepotente de Alberto, bajó las escaleras y ya abajo me esperan mi padre junto con Mónica sentados en el sofá y a un lado mi Nana Lilia prestando atención a lo que ellos hablan.—¡Adiós! Los voy a extrañar. —digo, sentándome al medio de los dos, hace mucho que no hacía esto de estar los tres reunidos riéndonos de cosas sin importancia, y pensar que así era nuestra vidas ante de la muerte de nuestra madre pero p
MonserratNos bajamos del avión y la verdad estoy agotada, durante todo el viaje con tal de evitar a Alberto quise dormir y traté de dormir pero me fue imposible, lo único bueno fue que él prefirió tomar su jet privado y no fueron tantas horas de viaje, pero bueno por fin estamos en lo que se supone que va ser nuestra luna de miel, mientras Alberto baja nuestro equipaje yo me dedico a observar la hermosa vista que da a la playa, siento como la suave brisa acaricia toda mi piel, la verdad es maravilloso sentir tanta paz en un solo lugar.—¿Hermoso verdad? —susurra Alberto a mi oído, giró y quedó a escasos centímetros de sus labios tanto que puedo sentir su aroma a tabaco.—Si es hermoso, nunca había venido aquí y la verdad es hermoso —respondo echándome hacia atrás, no sé porque mi padre se empeñaba en qué tuviéramos luna de miel, pero si debo agradecerle que su regalo fuese este ya que la vista del lugar y todo aquí es hermoso.—Cada vez que te sientas triste y quieras paz te voy a tr
AlbertoNo entiendo como pude resistir tanto, tener a Montserrat en frente de mi y no poder tomarla entre mis brazos, me hacen sentir una impotencia pues la amo y la deseo desde lo más profundo de mi ser, pero ella se niega a sentir algo que yo sé que ya siente por mí, lo sé, lo noto cuando me mira sin que yo lo noté esquivando la mirada, también las veces que se pone celosa, así como hace unos minutos cuando llegamos al hotel y nos dirigimos a recepción pude ver que Monserrat sintió celos.Pues aquella joven no dejó de coquetear incluso tomó de mi mano y la verdad no quise quitarla pues quise ver la reacción de Monserrat, lo sé, eso estuvo mal, fue de cobardes, pero me sentí en necesidad de ver si ella me ama, si ella me cela y sé que se moría de celos pues en ese momento sentí como apretaba su mano junto con la mía, eso sin duda me hizo sentir como el más afortunado del mundo, y ahora estoy aquí viendo hacia el techo pensando en la forma de poder acercarme a ella.Así que pienso una
MonserratCamino de la mano de Alberto sobre la arena y la verdad se siente extraño, son sensaciones que no podría explicarme, antes de que Alberto fuese a mi habitación de debatía entre seguir alejándolo con mi Indiferencia o tratar de acercarme a él y dejar llevarme por el momento y me decidí por la segunda “dejarme llevar", así que me levanté de la cama y corrí hasta mi valija donde mi Nana Lilia me había empacado todo mi equipaje y debo admitir que me lleve una gran sorpresa pues tenía ropa para toda clase de ocasión y solo deje salir una sonrisa de satisfacción pues busque algo adecuado y lo primero que encontré fue este vestido rojo, que aunque para mí es bastante atrevido decidí ponérmelo y aquí estoy caminando con él.—¡Alberto!, Te parece si nos sentamos un momento —preguntó, pues este lugar se me hace hermoso las estrellas y las olas del mar golpeando la playa hacen que este lugar sea mágico.—Sí, claro ven. —Me jala hacia y empieza a correr hacia el borde de playa haciendo
Monserrat—¿A dónde me llevas? —pregunto curiosa, pues después de terminar con su llamada se giró y me quedo viendo con cara de picardía ahí supe que algo planeaba, pues saco un pañuelo de su camisa para después tapar mis ojos y aquí estoy caminando hacia donde, pues no lo sé, solo me dejó guiar por las palabras de Alberto y sus movimientos.—No seas impaciente, ya casi llegamos —responde dejándome un beso en mis mejillas, siento como se me eriza toda la piel de tan solo sentirlo cerca de mi, hasta mis piernas me tiemblan como si fuera gelatina, es más creo que ya me estoy derritiendo.—¿Ya llegamos? —pregunto por cuadragésima vez, pues muero de la curiosidad de saber a dónde me lleva.—Tranquila ya solo falta un poquito —responde susurrando a mi oído.—Es que presiento que me vas a secuestrar y la verdad no creo que den mucho rescate por mí —digo sin pensarlo, pero creo que Alberto le parece divertido ya que se echó a reír a grandes carcajadas.—Esa es la idea, secuestrarme y nunca m
AlbertoMe dio mucha ira al ver a tantos turistas aquí en medio de la playa que se supone que había reservado solo para Monserrat y para mí, no entiendo porque llegaron hasta está playa pero lo que más me dió rabia fue ver a hombres mirar a Monserrat desnuda sentí que me hervía la sangre y quise caerles encima y golpearlos hasta que dejaran de sonreír, y por eso decidí salir del agua totalmente desnudo e ir hasta el kiosco que se encuentra a escasos metros de dónde estábamos ahí tomé una manta y volví a la mar se la pase a Monserrat para que pudiera salir, pero cuando volví ya no la vi, ni a ella ni a los turistas, se me pasaron muchas cosas por la mente.Pues por un momento pensé que me la habían robado o lo peor que un tiburón se la había devorado así como horas antes yo lo había hecho con su cuerpo, pero para mí sorpresa la vi venir del kiosco y pude calmarme, se veía tan hermosa con su cabello aún mojado y ese vestido que quisiera arrebatarlo para hacerla mía nuevamente hasta saci
MonserratLos días junto con Alberto se pasan volando y lastimosamente tenemos que volver a la realidad, quién diría que en verdad fuera a disfrutar tanto mi luna de miel, ni en mis mejores sueños lo imaginé, y aquí estoy sobre su hombro a la espera de que el avión despegue para volver a nuestro país, pero lo que más me llena de ilusión es ver saber que Alberto me va llevar a lo que va ser nuestro nido de amor, la casa donde vamos a empezar a llenarla de hermosos momentos y por supuesto que estoy ansiosa.—Amor, ¿En qué tanto piensas? —Acaricia mi cara, mientras sus ojos se posaron en mí, así que le regaló una sonrisa y un beso el cual le correspondió.—En nosotros, y en todo lo que nos espera, pues no quiero que nada de todo esto que estamos viendo cambié cuando lleguemos de nuevo a la ciudad —respondo, alejándome un poco de él, él solo acaricia mis mejillas y sonríe.—Eso ni lo pienses, esto tan bonito que estamos viviendo no va a cambiar, al contrario, quiero cada día hacerte la mu