Siento el roce de algo en mi mejilla y yo intento espantarlos a palmetazos como si fueran moscas. Insisten y no me queda más que a regañadientes y muy somnolienta abrir mis ojos. Mi visión borrosa de la primera hora de la mañana logra ver un atisbo del rostro de Eliot sus hermosos ojos saludándome al despertar. Me refriego los míos y me rasco la cabeza, mi cabello es un desastre.
―¿Qué es? ―Increpo.
Cualquiera mataría por ser despertada de esta manera. Pero yo mataría literalmente a quien me despierta de esta manera.
―Ven ―dice estirándome su mano.
―Eliot. ―Me quejo―. Qué horas crees que son. Tengo sueño ―Sigo quejándome, quiero seguir durmiendo y la cama está muy rica y calientita. Aparte está un poco oscuro todavía.
―Lo sé; pero es la hora justa para ver lo que te prometí.
Eso dice, y sin esperar a que diga a
Creo que a estas alturas he experimentado tantas cosas que no creo que agregarle cadenas y un látigo hagan mucho la diferencia. Bueno sí, si recrea conmigo lo mismo que le hizo a la mujer. Sin embargo, me queda una duda.¿Eliot también estará allí?Sé que comparten todo, pero es más del gusto de Ferra. Igual lo sabré cuando lleguemos a allí. y ya acepté su petición y no hay forma de echarme atrás. así de arrestada me he vuelto.«O sinvergüenza», me perece estar escuchando a mi subconsciente. Los tres subimos al auto y sin más demoras salimos hacia Sauvage nuit. El lugar donde Ferran tiene un espacio privado para hacer realidad sus fetiches. Esta vez no nos detenemos en el bar del club y nos adentramos por la puerta privada hasta esa habitación. No donde fui la espectadora junto con Eliot, sino donde yo sería la heroína, l
―¿Estás bien o te molestan los aros? Escucho la voz de Ferran desde un costado, ¿izquierdo o derecho? No lo sé, pienso buscando desorientada, su procedencia. ―Estoy bien ―contesto manteniendo mi nerviosismo a raya. Aunque es toda una peripecia. ―¿Alguna vez te han azotado pequeña? Ese es Ferran de nuevo. ―No tanto como eso ―respondo recordando su juego del postre que iba acompañado de fuertes nalgadas. ―Te molestaría si jugamos un poco con la fusta ―pregunta y su voz llega nuevamente cerca de mi oído. Puedo sentirlo que revolotea alrededor de mí. ―No ―respondo sintiendo como me recorre con esa cosa. ―¿La recuerdas? ―pregunta de nuevo metiéndola entre mis piernas haciéndome jadear. ―Sí la recuerdo ―susurro la respuesta. Bien, debo haber perdido la cordura siguiéndole el juego. ―Bien, ahora dime qué quieres que te haga. Su voz se tiempla hasta sentirla un poco fría. No me ex
El sonido de risas y chapoteos de agua llegan hasta mis oídos. El ruido no es molesto, pero hace que me incorpore en la cama un poco desorientada. Bostezo estirando mis brazos. Ya es de mañana y debe ser muy tarde por el abundante sol que hace afuera. Me enfoco y hago memoria de lo que pasó anoche, y mi cabeza se satura de inmediato con las imágenes que mi cerebro recrea a su manera del momento más sublime que haya vivido en mis pocos y ajetreados casi veintiún años de vida. No puedo evitar abrumarme, y que el rubor se me note en las mejillas. Las imágenes ruedan como una película sin fin una y otra vez y la sensación que siento recordando cada momento vivido es tan extraña, inconcebible e irreconocible; pero al final, muy placentera. Una experiencia única, de otro mundo. Recordar ser poseída por los dos al tiempo me hace erizar la piel. Me examino y estoy desnuda, llevo la sábana blanca a mi pecho tapándome y recordando también que llegué muy agotada y no t
―Veo que me recuerdas, Samantha ―responde tomando asiento en la silla de enfrente y acomodando a un lado el maletín deportivo pequeña y elegante que trae arrastrando.Sin duda es el surfista del momento y quien no lo reconocería. La mesera deja de preguntarme y noto que es porque está embobada observando a este monumento de hombre aficionado a los deportes de mar, y eso me hace recordar de inmediato la entrevista que le hice y que afortunadamente salió bien. No puedo dejar de recordarla, es de las mejores que he hecho. Ty es bastante joven, solo dos años mayor que yo y muy apuesto. Llamé a su entrevistaBoyloversurfofsummer. Muchas enloquecieron con la nota que le hice y las fotos que logró captar el fotógrafo cuando estaba en escena sobre las olas. Y eso que omití su mayor secreto. Eso que esconde su parte extraña. Irónicamente fue con él con quien
Es lunes, y no puedo evitar estar un poco nerviosa. Afortunadamente estoy sola y lo último que quiero es ser molesta para ellos con mis nervios inútiles. Sin embargo, tampoco son infundados. Hasta el momento, no tengo ningún dato referente a la persona con quien me voy a encontrar. Solo un mensaje de parte de Astrid, las concesiones de Eliot, y nada más.Hago un poco de memoria mientras me relajo bajo la ducha, acerca de los empleados de renombre enSm Publishing. No es que los conozca a todos, pero tengo algunos nombres en mente y me emociona poder trabajar con alguno de ellos y en especial con Grace Monroe. Una excelente editora y directora de la columna de deportes. También es especialista en biografías y muchas de las que ha hecho han sido un éxito convirtiéndose en bestsellers de temporada.Aunque no trabaja con cualquiera, ella sabe elegir muy bien a sus personajes y admiro su buen olf
Ha pasado una semana desde el encuentro con Claudia y lo menos que esperé, ni remotamente fue que ella fuera a ser la supervisora de la editorial. Había creído que todo este tiempo de silencio era un buen augurio para no tropezármela nunca más. Sin embargo, grande fue mi decepción al verla toda sonriente y viéndome con suficiencia y no porque le tenga miedo, es solo que me crea una gran desazón, y simplemente ya no quiero volver a estar bajo su yugo. Sin duda ha escalado alto para estar trabajando con Sm publishing como una de sus editoras, y no me extraña que quisiera tomar el trabajo cuando juró que se vengaría de mí.Lo único que me conforta y me alivia un poco es que ellos están conmigo, de mi lado y no de ella. Y no es que con eso me sienta superior, solo que al final será un trabajo profesional y debo portarme a la altura. Y está claro que el
Tal vez sueno fatalista, pero desde un principio no tengo esta posibilidad de decir que quiero y a quien quiero conmigo. Nunca hubo esa opción y quizás entiendo un poco el por qué ella lo dice ahora cuando no hace parte de un contrato y es la madre del fruto de ese juego.El padre de su hijo... es Eliot y si ella supiera como ahora me destroza su petición por dentro, quizás no me lo estaría pidiendo; o quizás si lo sabe y es consiente de todo porque al final yo estoy en el lugar que ella tuvo antes con ellos y Eliot nunca me negó que Gerry fuera el resultado de ello.La premisa no cambia. Desde el principio supe que solo estaba allí para hacer un trabajo para Eliot y de paso pasarla bien con ambos.―Por mi trabajo. Eliot necesitaba un remplazo para seguir con su biógrafa. ―Atino a dar mi única respuesta de valor. No tengo por qué explicarle lo otro que es muy obvio para ella.
Una semana ha transcurrido desde que hablara con franqueza con Alishea y también que decidiera darle fin a las memorias de este idilio que decidí dejar por escrito, y en un intento por quizás no olvidar lo que sucedió entre los tres. Cada que tengo tiempo y me encuentro a solas, abro mi archivo y releo cada letra en la pantalla de mi portátil permitiéndome soñar entre mis propias fantasías realizadas y llorar.Se que Eliot me advirtió que no la utilizara, pero al final fue lo único mío que pude desempacar desde el momento que llegué aquí. Usarla para plasmar todo lo que he vivido se convirtió en un escape de sus estados cambiantes de humor y la agonía por hacer un buen trabajo que le complaciera. Aún recuerdo esa conversación tan inusual en su oficina donde por primera vez tuve sexo con los dos, y pienso que no estuvieron equivocados cuando me dijero