Es lunes, y no puedo evitar estar un poco nerviosa. Afortunadamente estoy sola y lo último que quiero es ser molesta para ellos con mis nervios inútiles. Sin embargo, tampoco son infundados. Hasta el momento, no tengo ningún dato referente a la persona con quien me voy a encontrar. Solo un mensaje de parte de Astrid, las concesiones de Eliot, y nada más.
Hago un poco de memoria mientras me relajo bajo la ducha, acerca de los empleados de renombre en Sm Publishing. No es que los conozca a todos, pero tengo algunos nombres en mente y me emociona poder trabajar con alguno de ellos y en especial con Grace Monroe. Una excelente editora y directora de la columna de deportes. También es especialista en biografías y muchas de las que ha hecho han sido un éxito convirtiéndose en bestsellers de temporada.
Aunque no trabaja con cualquiera, ella sabe elegir muy bien a sus personajes y admiro su buen olf
Ha pasado una semana desde el encuentro con Claudia y lo menos que esperé, ni remotamente fue que ella fuera a ser la supervisora de la editorial. Había creído que todo este tiempo de silencio era un buen augurio para no tropezármela nunca más. Sin embargo, grande fue mi decepción al verla toda sonriente y viéndome con suficiencia y no porque le tenga miedo, es solo que me crea una gran desazón, y simplemente ya no quiero volver a estar bajo su yugo. Sin duda ha escalado alto para estar trabajando con Sm publishing como una de sus editoras, y no me extraña que quisiera tomar el trabajo cuando juró que se vengaría de mí.Lo único que me conforta y me alivia un poco es que ellos están conmigo, de mi lado y no de ella. Y no es que con eso me sienta superior, solo que al final será un trabajo profesional y debo portarme a la altura. Y está claro que el
Tal vez sueno fatalista, pero desde un principio no tengo esta posibilidad de decir que quiero y a quien quiero conmigo. Nunca hubo esa opción y quizás entiendo un poco el por qué ella lo dice ahora cuando no hace parte de un contrato y es la madre del fruto de ese juego.El padre de su hijo... es Eliot y si ella supiera como ahora me destroza su petición por dentro, quizás no me lo estaría pidiendo; o quizás si lo sabe y es consiente de todo porque al final yo estoy en el lugar que ella tuvo antes con ellos y Eliot nunca me negó que Gerry fuera el resultado de ello.La premisa no cambia. Desde el principio supe que solo estaba allí para hacer un trabajo para Eliot y de paso pasarla bien con ambos.―Por mi trabajo. Eliot necesitaba un remplazo para seguir con su biógrafa. ―Atino a dar mi única respuesta de valor. No tengo por qué explicarle lo otro que es muy obvio para ella.
Una semana ha transcurrido desde que hablara con franqueza con Alishea y también que decidiera darle fin a las memorias de este idilio que decidí dejar por escrito, y en un intento por quizás no olvidar lo que sucedió entre los tres. Cada que tengo tiempo y me encuentro a solas, abro mi archivo y releo cada letra en la pantalla de mi portátil permitiéndome soñar entre mis propias fantasías realizadas y llorar.Se que Eliot me advirtió que no la utilizara, pero al final fue lo único mío que pude desempacar desde el momento que llegué aquí. Usarla para plasmar todo lo que he vivido se convirtió en un escape de sus estados cambiantes de humor y la agonía por hacer un buen trabajo que le complaciera. Aún recuerdo esa conversación tan inusual en su oficina donde por primera vez tuve sexo con los dos, y pienso que no estuvieron equivocados cuando me dijero
Un corazón roto o unaexperienciamás, como recompensa. Si eso era lo que obtendría y no puedo quejarme. Solo me carga un poco que desobedecí a Eliot al usar mi antigua computadora, pero era que sencillamente no podía dejar que viera o rastreara esto, y menos que lo leyera. Sería como vernos transparente a todos nosotros. Sin un filtro que disimule lo que pasó y lo que siento luego de ello. Pero ya no está y lo mejor fue borrarlo, así no queda evidencia de toda esta locura sucia, pecaminosa pero muy divertida. La sinvergüenza que llevo dentro jamás podrá negar que en medio de todo se divirtió haciendo todo esto. Sin embargo, ahora solo me queda hacer mi trabajo y despedirme de todo esto. Quisiera pensar que todo esto cobrará importancia algún día para Eliot, pero al final despierto y me encuentro con la misma respuesta. No sucederá. Y ahora que lo pienso todo lo que escribí y leí si ha sido una completa locura. ¿Qu
¿Que podría contener de malo sobre mí?Estoy limpia, no tengo antecedentes, ni familia... no una de sangre.Mis dedos tiemblan al tratar de hacerlo. Miro a Eliot y su expresión no me traduce nada, ni siquiera ánimos.¿¡Que diantres estaba pasando!?Acaso sabe lo que se encuentra dentro.―Vamos, míralo que nos tienes en ascuas a todos ―Astrid por fin habla descruzando sus largas piernas para buscar una mejor posición donde está sentada. Sin duda su tono es apremiante. Espero que Charles también hable, sin embargo, solo mira atento.Desenrollo como puedo el hilo del botoncillo y lo abro. No sé por qué, pero tenía miedo de ver su interior. Algo no andaba bien en todo esto. Palpo con mis dedos lo que hay dentro y la superficie de papel es suave sobre una base un poco gruesa. Lo saco rápidamente y por poco se me caen los lentes ahora d
La situación está como para alquilar balcón y Claudia aun no estalla en carcajadas de victoria por estar defendiendo su papel frente a Eliot, y muy en el fondo sé que se muere por reírse de los dos. Pero más de mí. Por terminar de pisotearme. Por acabar de manera definitiva conmigo como seguramente lo soñó muchas veces, ¿y aún me estoy preguntando por qué? Me quito los lentes y con el dorso de mi mano limpio las lágrimas esquivas que han alcanzado a rodar por mis mejillas, estoy que rompo a llorar, y más, luego de escuchar esa frase de la boca de Eliot y que todavía hacen un eco profundo en mi cabeza. Y no lo culpo, él me abrió una puerta a su vida. Me ofreció un mundo lleno de posibilidades y yo lo dejé caer a sus pies haciéndolo añicos con mi estupidez. Y ya no soy una niña, ya no es su culpa, porque ahora soy yo quien le trae la desgracia. Pero no voy a… llorar. No. No frente a Claudia, no voy a darle ese gusto. ―E…Eliot... ―balbuceo su nombre colocándome nuevamente mis lentes―.
Sentí un toque en la puerta y me sorprendí, se supone que todos deberían estar dormidos, y entonces recordé, que Lucas no. Él siempre se pasaba por mi ático a molestarme. Corrí y abrí la puerta.―¡Oye! ―dijo con su descomplicada sonrisa, y su melena castaña oscura que ya le estaba llegando a los hombros.―¿Qué pasa?―Como que, que pasa. Vine a felicitarte y darte tu regalo, no voy a poder dormir si no lo hago.―No te cargues por eso. Es suficiente para mí que me hayas acompañado.Como era usual en él, entró como pedro por su casa y se sentó en mi cama, mientras yo cierro mi mandíbula y luego la puerta, un poco espantada. Me acomodo nuevamente en mi escritorio.―Ratona, me preocupo por ti, y por la falta de diversión que tienes, solo encerrándote aquí en estas cuatro paredes. Acabas de cumplir diecisiete, deberías salir más, celebrar.―No te preocupes, no es malo para mí. Aquí hago lo que más me gusta.―Leer y escribir como sonámbula.―Lucas...Él se levantó de la cama y caminó hasta d
Antes de Sam...El día había comenzado de forma excelente; sin embargo, luego de su partida y de esa llamada, ha sido agotador, discutir con mi padre una y otra vez sobre lo mismo, es cansador. A veces me pregunto si no tiene una mejor excusa; siempre está intentando acallarme con sus supuestas ínfulas de hombre perfecto, cuando de eso; él y yo, lo sabemos muy bien, que no tiene ni una pizca. Jamás dejará de pensar que le salí bastante torcido. En este momento, necesito un oasis, mi oasis.Me encamino hacia su área de descanso. El único lugar prohibido para todos en lo que se refiere a compartir o disfrutar de un rato de descanso, soledad y relajación; no lo es para mí. Entro a su habitación y como siempre, luce impecable, llevamos tantos años viviendo juntos que es imposible no pegárseme todos esos pequeños detalles de él. Me ha hecho ordenado a la fuerza; todavía recuerdo, el primer día que entró a mi dormitorio en el campus