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| Capítulo 03 |

"Te cuide de las rosas venenosas sin darme cuenta

que yo era la más peligrosa"

-Belosnezkha-

☆☆☆☆☆☆☆☆☆

•Aaron•

Miro hacia la ventana de Jessica y noto que no esta ahí, de hecho llevo dos días notando que ya no me acosa. Después de el primer día que le hablé no la he vuelto hacer.

 ¿Qué cómo lo supe todo? Pues tiene dos hermanas gemelas las cuales se llevan muy bien con mi hermana menor y un día fueron a mi casa a jugar, de un momento a otro me dijeron que su hermana se la pasaba viéndome por las ventanas, eso me acusó mucha risa y también me contaron que tiene un diario, el cual ellas leyeron y que decía en una hoja en específico, " Solo deseo que Aaron sea el primero" y eso me acusó más risa. Las gemelas me preguntaron que quería decir eso y yo les dije: "El primero en ayudarla a montar patines" y al parecer funcionó. Esas niñas son unos pequeños demonios.

Entro a mi casa y camino hacia al jardín donde puedo ver el salón de baile de Jessica y a ella por los grandes ventanales. Ya sabía que iba a estar ahí ¿Cómo lo sé? Pues vengo todas las noches.

¿Qué? No, no soy una acosador solo vengo a ver como baila, como se pone de puntilla y da sus volteretas sin ningún problema.

«Jaja también eres su acosador secreto, no te hagas»

De repente sus hermanas entran corriendo haciendo que ella se caiga. No se paró solo comenzó a llorar y cuando intento pararse no pudo y volvió a caerse; sus hermanas salieron corriendo de nuevo. 

Me levanto tan rápido como puedo para ver si está bien desde aquí pero antes de note como sus padres entran. Salgo de mi casa rápido y a los pocos segundos veo que el carro del papá de Jessica se va a toda velocidad.

•Jessica•

Ya estoy en mi casa acostada en el sofá de la sala, escuchando como mi papá y mi mamá le dan un sermón a mis hermanas por lo que hicieron; apenas tienen 8 años y ya son un terremoto

.

Tuve que tapar mi boca para no reírme de lo que mi papá les acaba de decir.

—Que no se vuelva a repetir, ¿está claro? —habla mi mamá con mucha seriedad.

—Sí, mami —dijeron las dos al mismo tiempo.

—Ahora vayan a su habitación.

Se fueron despacio con la cabeza agachada.

—Suerte tuviste, el doctor dijo que cuando te mejores podrás volver a bailar sin ningún problema.

—Gracias Dios, gracias. 

La verdad es que no estuvo tan mal, pero ya veo de quienes hederé lo dramática.

—Más tarde vendrá Jocelyn y Aaron, sé que no hablas con su hijo pero solo vienen a verte.

¡¿Qué?! Me cago en los pantalones, ni siquiera he tenido el valor de poder ir a la ventana ni al Jardín, sus mensajes me dejaron en shock.

—Cállate, pendeja —dije, en voz alta.

—¿Qué dijiste? —habló esta vez mi papá.

—Que que sorpresa. —Me mira con los ojos entrecerrado—. Sí, porque como ustedes son tan amigos de la madre de Aaron, ¿por qué yo no puedo ser amiga de él también?

Asistieron

—Tienes razón, hija. Robert, vamos a la cocina para que me ayudes. —le perdió mamá.

—Hija, mejórate, por favor, solo llevas un día así y ya sé hasta decorar pasteles.

—¡Ay! Que exagerado eres, Robert Jackson —dijo mi madre deteniendo su caminar y voltea su rostro hacia nosotros para luego hacerle seña a mi padre para que vaya de una vez por todas con ella.   

Se fueron y me quedé sola, tomé mi celular para ver los mensajes que tenía y no había nada, solo el mensaje de Aaron el cual no he respondido.

Tomo las muletas que están a mi lado y con su ayuda comienzo a caminar directo al salón de baile, no sé pero me gusta estar mucho en ese lugar. Entro y me siento al lado de los grandes ventanales.

Pasaron minutos hasta sentir que alguien está observándome ; miro hacia el jardín y al otro lado, junto a la cerca, noto que Aaron está parado viéndome extraño y de repente se va.

¿Por qué me estaba mirando? Ahora él era quien iba hacer eso, porque no tengo ningún problema con que lo haga.

Escucho unos pasos y risas que vienen del pasillo para entrar aquí, abren la puerta y ahí esta él y su  madre, como ya mis padres me lo habían dicho.

¡Me quiero morir! Él sabe lo que hago.

Se ve mucho mejor de frente y sin duda esos 22 años le cayeron de lo mejor, su pelo castaño oscuro y con leves mechones que caen en su frente, esa piel blanca y su perfecto cuerpo que de leguas se ve que va al gimnasio, y lo alto que es; sus ojos, sí, sus ojos de color miel que te miran con profundidad y llegan a darte ganas de no dejarlos de ver.

—Jessica, te están hablando. —La voz de mi madre vuelvo atraerme en sí.

Que vergüenza.

Miro de nuevo a Aaron quien me mira con una sonrisa burlona.

—Sí, perdón —Parpadeo varias veces—. Hola, señora Jocelyn. Hola, Aaron.

—Nada de señora solo Jocelyn,  casi toda la vida conociéndome y me llamas así. —Sonríe—. ¿Cómo sigues, mi niña?

—Entre lo que cabe bien, solo se me torció el tobillo, no fue nada.

—¡¿Nada?! —exclama Aaron con la voz un poco subida—. Digo sí, no fue nada pronto te sanas.

No sabía que estaba loco.

Lo miramos algo extrañados. 

—Bueno... Jocelyn, vamos a la cocina a darte un poco de pastel de chocolate, te va a encantar; dejemos que ellos hablen.

Miro a mi madre con los ojos muy abierto.

¡No! No te vayas.

Y así salieron del salón haciendo que un  profundo silencio aparezca en él.

—¿Por qué no has vuelto a observarme? —preguntó.

—¿Importa?

No puedo voltear a verlo. ¿Qué me pasa? aún si, siento su mirada sobre mí.

—No, solo eres la vecina enamorada.

—Y tú estúpido sabelotodo, mujeriego...

—Y tú loca por ser una de ellas.

— Eso no es cierto.

—¿A no? —Niego—. ¿Segura? —Asiento—. ¿Y por qué me observas tanto?

—Porque... porque...

< ¡Ay, vamos contraataca, amiga! ¡No nos dejes como unas inútiles!>

—¿Por qué? —preguntó de nuevo.

—Porque...

Mi manos comienza a sudar, no me quiere salir nada más que un "Porque" ¡¿En serio?!

Aaron toma mi rostro y lo voltea hacia él, se va acercando poco a poco y cerro mi ojos lentamente, ¡Me va a besar! y al final no sentí nada, solo escucho su carcajada.

— ¿Pensaste que te iba a besar? —Comienza a reír más—. Ves que te traigo muy mal.

—Idiota.

—¿Cómo me llamaste?

— Idio... — no termino la palabra porque la puerta se abre. Entra Henry, mi mejor amigo y me mira sorprendido a ver que Aaron está aquí, él sabe que siento algo por Aaron.

—Hola, hermosa. Hola —saludó esta vez a Aaron—. Te traje chocolates, bonita.

—Mmm, que rico —miro la muleta y lo miro a él—. ¿Sabes? Estoy un poco cansada de las muletas.

—Vaga, sé lo que tramas, ¡Eh! —dijo, juzgandome con su mirada.

Aaron solo nos mira y pone los ojos en blanco.

De seguro piensa que Henry es el típico mejor amigo que está enamorado de su mejor amiga sin que ella lo sepa. Pero no, Henry tiene novia y es mi mejor amiga Violeta.

—¿Me vas a cargar? —pregunté, intentado parecer agotada.

—Sí, vaga.

Rio al ver como hace una mueca al cargarme. —Si que pesas mujer.

—¿Me llamaste gorda?

— Por Dios, dejen sus cursilería para otro momento —se queja Aaron.

¿Pero qué le pasa a éste?

Salimos hasta la sala y Henry me deja en el sofá; busca la caja de chocolates y me la pasa, Aaron no deja de mirarlo con una ceja alzada.

—Ya me tengo que ir —Se levanta y se va sin decir nada más.

—¡Cuéntame todo! —Las palabras salieron de la boca de Henry en el momento exacto en el que Aaron cerró la puerta de la entrada.

—Bueno...—le comencé a contar todo, desde el día que me dijo que sabía lo que hacía hasta ahora.

—¡¿En serio?! Ese estúpido.

Sin duda Henry es el mejor amigo que cumple los puntos exactos que tiene una vieja chismosa.

—Ya, pero al menos hablamos, ¿no? —dije.

—Nena, tienes muchos hombres comiendo de tus manos y tú solo te fijas en un chico de 22 años más mujeriego que los mismos perros.

— Guapo, inteligente —suspiro —... Alto, musculoso, sexy...

—¡Yo no hablo de eso, Jessica Jackson!

—Ya, está bien, lo siento.

—Creo que te voy a tener que poner otro cerebro, te estás volviendo una idiota.

—¡Oye! Tú también te pones así con Violeta.

— Pero yo a ella ya la tengo, pero él ni siquiera te corresponde... —desvío la mirada y mi semblante se vuelve triste—Lo... Lo siento, Jessica.

Y en verdad tiene razón, y m*****a sea, como duele.

—No, está bien. Es cierto lo que has dicho —suspiro. No me puedo enojar por sus palabras—. ¿Podrías llevarme a mi habitación?

—Está bien, vamos.

Llegamos a mi habitación, y me colocó sobre mi mi cama con mucho cuidado.

—Vengo mañana con Violeta, no pudo venir ya sabes como son sus padres —explicó algo apenado.

—Está bien, adiós.

—Adiós, preciosa. —Tras haberse despedido salió de mi habitación

Me acerco torpemente a mi ventana, alejo la cortina y ahí está Aaron con otra de sus conquista.

Una lágrima sale de mi ojo derecho inconscientemente y en ese preciso momento Aaron se voltea. Me limpio lagrima con rapidez, mientras él no quita su mirada de mí; la chica besando su cuello. Cierro la cortina y me acuesto para dormir y tener unos de esos sueños locos.

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