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Jessica
Jessica
Por: Jadi De los Santos
| Capítulo 01 |

"No caigas en lo profundo por alguien que se cree que esta en lo más alto".

-Belosnezkha-

☆☆☆☆☆☆☆☆☆

•Jessica•

Miro a la señora Python con temor. Sí, es la bruja de mi profesora de Ballet, siempre digo que su mal humor es por no tener a un hombre que le saque lo de aburrida

—Jessica Jackson, ¿me está escuchando? —La señora Python me saca de mis lejanos pensamientos, dándome cuenta de que esta con su semblante serio.

—Lo siento, señora Python, no volverá a pasar —respondo con una leve sonrisa.

—No volverá a pasar dice —bufa—, si siempre dices eso.

Todas las chicas comenzaron a reír, tanto que noté como mi mejilla se calentaba de la vergüenza. Veo a la profesora caminar hacia una esquina para darle paso a las primeras chicas que tienen que mostrar la coreografía de la semana pasada.

—Jessica, tienes que dejar de hacer eso —reprocha mi mejor amiga Violeta. 

Es una chica alta, de cabello rubio, piel blanca y ojos verdes; a diferencia de mí que tengo una estatura normal, piel algo bronceada, mi cabello cae en hasta mi espalda y es de color castaño lacio, ojos azules y mis cuerpo me gusta, los ejercicios me han ayudado con el paso del tiempo.

—Ya, está bien —le sonrío—. Bruja.

—¿Qué dijiste?

—Burbuja —miento—. Que me gustan las burbujas.

—Estás loca —comienza a reír—. Te escuché.

Un estruendo se escucha por todo el salón y Violeta y yo nos quedamos mirando a la profesora Python que está casi botando humo.

—¡¿Quieren dar la clase ustedes dos?! —pregunta alzando un poco la voz, bueno, no solo un poco.

Negamos.

Y así comenzaron a bailar una por una, hasta llegar mi turno.

—Espero que así como se va de su cabales, así mismo baile con tanta concentración —habla la señora Python.

Tendré que conseguirle a alguien.

Me paro en medio del salón de baile, me miro en el reflejo del espejo y tomo una respiración  profunda para después votar el aire que lleve a mis pulmones.

Comienza la música y empiezo a bailar dando saltos, volteretas y alargando mis piernas lo más que puedo. La canción 1+1 de Beyoncé entra a mis oídos haciéndome olvidar de todo a mi alrededor. 

Amo bailar desde que soy una niña, esa es mi pasión y bueno Aaron es simple y llanamente mi obsesión.

Termino de bailar y mi sonrisa se hace visible al ver la cara de la señora Python y de todas las chicas mientras que Violeta me mira como si me quisiera decir "¡Eso! Las dejaste con las bocas abiertas de nuevo".

—Me deleita su forma de bailar, señorita Jessica, felicidades —confiesa la señora Python.

—Gracias, señora Python —respondí.

Solo asintió para luego decir que la clase ya ha terminado.

Salimos todas del instituto llamado "IBP" (Instituto de Ballet Python).

—Libre soy, libre soy, libertad sin vuelta atrás. —Comienzo a cantar en voz alta haciendo que Violeta y todas las persona que están en la salida del instituto se me quede mirando raro.

—No entiendo como puedo ser mejor amiga de una loca. —Ríe.

Me pongo una mano en el pecho haciéndome la ofendida.

—¿Sabes por qué? Porque me amas y tengo auto y tú no. —Le giño un ojo—. Ahora sube al auto, cara de moco.

En el camino la pasamos hablando de cosas triviales y cantado a todo pulmón las canciones de Adele; la deje en su casa y me fui directo a la mía.

Cuando llego miro Aaron quien se encuentra dándome la espalda, dejándome ver ese firme trasero. 

«Mmm sexy y firme trasero.»—habla mi sucia conciencia.

Entro al garaje para después salir y entrar a mi casa. Voy directo a mi habitación y antes de entrar veo a mis hermanas gemelas de 8 años salir con una risita de maldad.

Sí, mis hermanas Angélica y Angelina son el demonio en persona; no se lleven de sus caras de ángeles, son todo lo contrario.

—¿Qué estaban haciendo en mi habitación? —pregunto, con mi cara seria tratando de no reír por la sorpresa en el rostro de ellas.

 —Eh... solo buscábamos una muñeca que se nos perdió para ir a jugar a la casa de Marian —habla Angélica con nervios.

—Sí, es verdad —continua Angelina, moviendo su cabeza asintiendo. 

¡Dios, quiero ser ellas!

Marian es la hermana menor de Aaron. Tiene 9 años, y se lleva muy bien con mis hermanas ya que siempre están juntas. Mi padres Robert y Julieta también son muy amigos de la madre de Aaron, Joselyn. Y adivinen quien es la única que no ha hablado con Aaron durante su miserable vida, ¡Yo! Y la única que no ha tenido esos ojos encima, ¡Yo!

—Okey, pequeños demonios, pueden irse. —Mis hermanas tienen el cabello rubio y la piel blanca. Son idénticas a mi madre, mientras que yo me parezco más mi padre; lo único en que me parezco a mi madre es en los ojos.

Entro a mi habitación lo más rápido que puedo y me paro en la ventana de mi habitación que tiene la perfecta vista del frente de la casa de Aaron, pero ya es muy tarde, no esta ahí.

Me quito la ropa que tengo puesta y entro al baño a darme una ducha tibia para relajar mi cuerpo.

Salgo de la ducha, tomo mi ropa interior y un camisón el cual me queda dos dedos arriba de las rodillas, me lo pongo y recojo mi cabello en un moño alto. Al salir de mi habitación sin nada que cubra pies, bajo las escaleras escuchando dos voces muy conocidas para mí, papá y, ¿Aaron? Mamá me ve bajar y se acerca a mí.

—Hola, mi niña. ¿Cómo te fue en el ensayo de hoy? —pregunta mi mamá. Ella es un amor, mis padres pueden ser algo liberales pero cuidadosos y buenos padres.

—Bien. ¿Con quién habla papá? 

—Con Aaron —contesta como si nada.

—Aaron —pronuncie su nombre con cierta sorpresa.

Parpadeo varias veces.

—¿Qué pasa? —preguntó mi madre.

—Nada, mamá, solo tengo hambre iré a prepararme algo.

Ella solo asiente.

Camino directo a la cocina y antes de llegar paso por la sala donde esta mi papá dándome la espalda y Aaron frente a él quien me nota y me da una rápida mirada, me mira a la cara para después solo ignorarme. Papá no parece darse cuenta y le doy gracias a Dios que no lo haya hecho, porque estoy segura de que haría que fuera a saludarlo.

Continúo caminando hacía la cocina con rapidez y nerviosa.

¡Dios! Por primera vez Aaron me vio.

parlanchina

Me preparo tres tostadas de queso y tomo una Coca-Cola del refrigerador.

Salgo con pasos nerviosos y me doy cuenta que Aaron ya se va, me mira de nuevo pero está vez con una cara de burla.

¿Por qué me mira así? ¿Acaso tengo algo en la cara?

Subo lo más rápido que puedo a mi habitación y me miro en el espejo para ver que tengo mal, pero todo está normal.

Se escucha la puerta de la entrada cerrarse y me coloco tan rápido como puedo en la ventana para verlo caminar hacia su casa, veo a mis hermanas salir y reír cuando lo ven, él se detiene y mis hermanas también; cuando veo sus intenciones de voltear sus caras me quito rápidamente.

«Un día se dará cuenta de que andas viéndolo todo el día»

Aaron Roberts, ¿qué hiciste para gustarme tanto como para acosarte todos los días?

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