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La casa de playa con los Milano.

ROSE JONES

Salí al estacionamiento vistiendo mis pantalones cortos y una camisa de tirantes, mi traje de baño estaba debajo y mis fabulosos lentes de sol cubrían mi rostro, fui a la camioneta blanca y abrí la puerta, Ethan tenía el ceño fruncido mirándome con una mueca evidentemente enojado.

 — ¿Por qué tardaste tanto? Odio la impuntualidad —me riñó, cerré la puerta y él aceleró la camioneta.

Realmente lucía enojado, sus manos se aferraban con fuerza al volante y la vena de su frente se le marcaba.

‹‹Vaya señor gruñón››.

—Eh… —murmuré— no escuché la alarma.

No era mentira, por más que cambiara el sonido de la alarma y le subiera todo el volumen no podía despertarme, mi sueño era pesado, pero era algo que había aprendido de niña…

‹‹No, no recuerdes esas cosas››.

—Siempre es la misma mierda —gruñó—, haces lo que