Parte 2Damián Lucía abbey apareció en mi vida cuando apenas cumplía cinco años, al principio odiaba a la niña caprichosa y fastidiosa que por todo lloraba, pero con los años y las constantes reuniones y encuentros de nuestras madres empecé a esperar su llegada, empecé a extrañarla y a desesperarme cuando no la veía, bueno eso cuenta mamá, dice que yo no tenía amigos ni jugaba con nadie más, era hostil y grosero con todos los niños de mi edad pero que con ella era diferente, que ella llegaba e iluminaba mi mundo, empezaba a sonreír, cosa que nunca hacía y empezaba a cambiar mi actitud.Me había convertido en algo así como su hermano mayor, la protegía y la cuidaba como si fuera mi tesoro, el cual no podía ser tocado ni visto por ningún otro niño. Mamá dice que odiaba la idea de que otro niño se uniera a nuestro juego, que era celoso desde pequeño, pero que la pequeña Lucía siempre terminaba escogiendome como su compañero de juego y eso me ponía muy contento. Nuestra amistad era indes
SamanthaSaqué el vestido del clóset y me lo puse, para apreciar mi reflejo frente al espejo.Olía a guardado, pero seguía intacto a pesar del tiempo transcurrido, todos sus pequeños diamantes brillaban y resplandecían con la misma intensidad que cuando lo compré, ya de eso había pasado más de un año.Era hermosísimo, tenía mangas grandes y anchas dándole un toque de elegancia, y su escote, que me hacía ver sexy, no era atrevido, ni pronunciado, era un escote adecuado para este tipo de vestidos, y ni hablar de la enorme cola y el velo que arrastraba a lo largo del piso. Sí, definitivamente me casaría con él.Me alejé del espejo y caminé nuevamente hacia él, viendo mi reflejo que se acercaba de a poco mientras me imaginaba caminando hacia el altar, donde Dadi me esperaba con lágrimas en sus ojos y a su lado estaba Adela igual de emocionada que yo mientras todo Londres hablaba de la boda del siglo, era mi boda soñada con el hombre que amaba.Di un par de vueltas con la cola del vestido
Lucía Iba camino a casa de mis padres después de un día agitado en la empresa, era viernes por la tarde y ya se podía sentir el frío de la noche característico de este mes, mi mes, septiembre. Habían pasado tres días desde que Damián y yo habíamos hablado sobre nuestros recuerdos de la infancia y de lo enamorados que estábamos él uno por el otro, esa noche se quedará en mi corazón para siempre.Al día siguiente de eso, había volado a Sheffield con Mike, su socio y amigo, me comentó que debía solucionar algo que estaba yendo mal con la sucursal de Connor Tech en esa ciudad y que eso se tomaría aproximadamente una semana, una semana que se me haría eterna porque solo habían pasado tres días y ya lo extrañaba a cada segundo, aunque hablábamos a diario me sentía sola y sin rumbo fijo, hasta Holly se encontraba fuera de Kensington.Así que ahora me encontraba conduciendo por la carretera, hacia la mansión Abbey, había planeado con Alondra llegar en silencio y sorprender a mis padres, por
LuciaSentía que los días pasaban lentos. Sin Damián aquí su apartamento no era más que cuatro paredes sin sentido para mí, me había acostumbrado tanto a él, a su presencia, que sentía esta casa vacía y enorme.Rossi solo venía a lo necesario, realizaba sus labores que no era mucho a decir verdad y solo se tardaba una parte de la mañana. Después de hacer sus quehaceres y cumplir con su deber se marchaba dejándome completamente sola.Sola con mi soledad.Lo bueno es que durante esta semana Rossi se había abierto conmigo y me había contado sucesos de la vida de Damián, cosas que parecían insignificantes pero que para mí era de mucha importancia. ¿Y quién no desea saber hasta qué biberón le dieron a su novio de pequeño?.Desde nuestra videollamada caliente habían pasado cinco días y ocho desde que se había ido. Ocho eternos días.Lo bueno, regresaría mañana. Y eso me tenía de buen humor hoy.Estaba en el salón de televisión, viendo el juego del calamar, mi tensión estaba a mil al ver com
LuciaResultó que Holly y Mike estaban saliendo juntos, algo así como un amorío intenso, era lo que ella había dicho.Después de haber llegado vociferando a la supuesta amante de Mike en el aeropuerto no tuvo más opción que contarme todo y no ocultarlo más. Fue una sorpresa para ella de que Damián y Mike resultaron ser amigos y socios, también para Mike que Holly fuera mi mejor amiga, es que definitivamente el mundo era un pañuelo.No la culpé por ocultarlo, entendía que estaba empezando una relación y que quería estar segura, por otra parte yo me había sumergido de lleno a la empresa dejando de lado las conversaciones y salidas con mi amiga, a parte de que me había absorbido la relación intensa que tenía con Damián, así que si había que culpar a alguien sería a mí. Lo sé, era una mala amiga.Lo más sorprendente de todo no fue enterarme de esta manera de su relación sino haberla encontrado aquí, en Sheffield, en otra ciudad y con el mismo objetivo. Estar con nuestros chicos, ni si lo h
DamianEra perfecto, el paisaje era perfecto. Era el mejor paisaje que había podido apreciar en mi vida y no estaba hablando de las enormes palmeras que tocaban el techo, ni las plantas y flores exóticas que rodeaban al enorme jardín, tampoco hablaba de las rosas de todos los colores que ahí se encontraban, aunque estas fueran rojas, sus preferidas, no, ninguna hacía honor a su belleza, yo hablaba de ella, de Lucía. De mi diosa Salvaje. Hablaba de ella y de la forma como apreciaba la naturaleza. Verla apreciar las flores con entusiasmo, verla olfatear las rosas como si fuera el aroma más agradable del mundo, verla como las acariciaba con delicadeza como una niña que cuida su juguete favorito, era mi paisaje perfecto. Saber que se deslumbraba con cosas pequeñas como estas, que su sonrisa se ensanchaba con tan solo admirar la naturaleza, que ella era más sencilla y angelical de lo que creí… Esos pequeños detalles solo hacían que la amara más. Porque sí, amaba a Lucía Abbey Spencer. La
LuciaTeníamos más de una semana de haber llegado a Kensington, yo había tomado mi vuelto antes, pues tenía que encargarme de algunas cosas de A&S asociados, y Damián todavía le quedaba mucho trabajo por hacer en Sheffield referente al problema que estaba enfrentando Connor Tech en esa ciudad. Así que se había demorado tres días más allá y había regresado después que Holly y yo lo habíamos hecho. Pensaba en lo maravilloso que había sido el tiempo que estuvimos allí, los lugares que visitamos, las citas dobles que tuvimos con Mike y Holly, todas las palabras de amor que Damián me dijo y todo lo que estábamos viviendo hasta ahora, llegaba a mi mente un recuerdo tras otro mientras miraba las gotas de lluvia caer por el enorme ventanal, estábamos a mitad de septiembre y ya empezaba a acercarse la temporada de lluvias y tempestades en Londres, claro que eso era todo el año, solo que en esta época a finales de septiembre y durante todo el mes de octubre se intensificaban más. Veía cómo las
49. Como caperucita roja y el lobo feroz. Damián. Por fin tuve una noticia buena en todo este caos que había tenido últimamente en mi vida. Nada me estaba saliendo bien, Harvey no había podido dar con la imagen de las dos personas que habían intentado ingresar a la empresa sin autorización, Adam seguía merodeando a mi mujer y lo peor de todo, lo que más me desesperaba era no poder continuar con los preparativos para la pedida de mano de Lucía, eso me tenia desesperado, quería gritarle al mundo que era mía, quería hacerla mi esposa cuanto antes. Pero gracias a la llamada que había contestado empezaba a volver todo a su sitio, empezaba a organizar todo nuevamente. Colgué la llamada con mi madre y bajé las escaleras al ver que Lucía demoraba en subir, estaba detrás de la barra de la cocina tomando agua de un vaso, al acercarme a ella noté que su semblante había cambiado. —Era mi madre, quiere vernos mañana y nos ha invitado a desayunar en la mansión —dije acercándome a ella con sigil