De la sorpresa por poco me ahogo con la comida al tragar, por lo que empecé a toser varias veces seguidas y Joel se preocupó un poco.Joel: ¿Estás bien? — Arqueo una ceja, su entrecejo levemente fruncido.— Sí — Logré decir cuando dejé de toser, y tome un sorbo de mi jugo. — Solo me sorprendió lo que acabas de decir. ¿Te has pensado bien al menos? Joel: Si, y eso es lo que haré — dijo, seguro de sus palabras. — Le pediré matrimonio porque lo que más quiero es eso, casarme con la mujer que amo y formar una familia junto a ella — Mientras hablaba una pequeña sonrisa se hizo presente en su rostro. — Además, Jimena llevaba días diciéndome con indirectas que era momento de dar ese siguiente paso en nuestra relación, sólo que yo no le hacía caso — Se encogió de hombros.— Lo que dices suena bonito, pero ella está molesta contigo y no creo que te perdone así de fácil; o sea Joel tú no le creíste, sólo pensaste cosas que no eran y…Joel: Si, ya sé lo que hice, no tienes que repetirme lo —
Asustada.Pronto podrás bajarte, mantén la calma...Nerviosa.Todo estará bien, estarás bien...Así estaba justo ahora.Para nadie es un secreto que desde niña siempre le he tenido miedo a las alturas, por lo que, siempre he evitado a subir en lugares altos, como en la rueda de la fortuna cuando iba a parques de diversiones, en puentes o dónde me encuentro ahora, en un avión a muchos metros de distancia de la tierra.Estaba sentada en uno de los puestos del medio, a mi lado estaba mi mejor amigo, quién revisaba de vez en cuando su celular o miraba a través de la pequeña ventana del avión. Jimena, por otra parte, estaba sentada frente a mí con sus auriculares puesto tarareando una que otra canción. Ambos sin una pizca de temor en sus rostros.A excepción de mí, que con solo ver mi rostro sabían que moría de miedo. Mí cuerpo estaba tembloroso, tenía los ojos cerrados desde que el avión despegó y sujetaba con fuerza la mano de mi mejor amigo que entrelazó con la mía sobre mi regazo, pen
De todas las personas que imaginé que quizás podría encontrarme, jamás pensé que él sería una de ellas, por lo que, el hecho de solo verlo me sorprendió, era algo que no me esperé.Ahora, él venía caminando en dirección a mí con aquella confianza y seguridad que lo caracteriza tanto. Tenía ambas manos dentro de los bolsillos de su short rojo, usaba unos lentes de estilo aviador y los mechones de su cabello apuntaban en diferentes direcciones, dándole un aire más casual, más relajado.En cuanto se detuvo en el borde de la piscina frente a mí salí de mi trance, y note que tenía indicios de una barba que apenas le comenzaba a crecer. También note que no traía camiseta.Él saco las manos de sus bolsillo, y se quitó los lentes; — Hola — dijo con una sonrisa.Todavía en mi confusión, dejé que la pregunta saliera de mi boca de manera automática:— ¿Qué estás haciendo aquí?Erick: Lo mismo que el resto de las personas, supongo, tomándome unos días de descanso y relajación.— Oh... — Fue lo ún
El día de hoy, estaba en el área de la piscina del resort tratando de broncear mi cuerpo cubierto solo por un traje de baño color azul de dos piezas.Estaba sola, desde anoche no había visto a los chicos, por lo que, no sabía que ocurrió en esa cena, para saberlo tendría que esperar a verlos para que me contarán.Tampoco había visto a Erick, anoche en cuanto me quedé sola en la suite intente llamarlo para que me acompañará por lo menos un rato, pero me salía el buzón y ahora, él no estaba por ningún lado.Xx: Juro que si todas las mujeres de Los Ángeles son tan hermosas como tú, me vendré a vivir definitivamente — Una voz masculina me saco de mis pensamientos.Bajé un poco mis lentes oscuros y miré al sujeto que yacía sentado en la silla a mí lado de manera que quedó frente a mí apoyando sus codos en sus piernas, y sus manos entrelazadas.Era un chico apuesto; aún sentado se veía más alto, sus ojos de un color azul grisáceo, y su cabello de un café claro y listo. Su tez bastante clara
Había pasado cinco horas y, en tan solo unos minutos, saldría a cenar con Erick.Ya estaba lista, había recogido mi cabello en una coleta alta, mi rostro sólo maquillado de una forma nada exagerada.Me permití observarme un segundo en el espejo frente a mí. Aquel vestido azul que Jimena me prestó se ajustaba de manera perfecta a mí delgado y pequeño cuerpo y, como comento Jimena, ese ajustado vestido que llegaba cinco dedos más arriba de mis rodillas hacía resaltar mis curvas.Me veía hermosa.Un toque a la puerta me saco de mis pensamientos.Jimena: ¿Raquel, ya estás lista? — pregunto la morena del otro lado de la puerta. — Erick acaba de llegar — Aviso.— Sí, en un momento saldréJimena: De acuerdo — Dijo, luego pude escuchar sus pasos alejarse de ahí.De mi cama agarre mi celular el cual había dejado ahí cuando comencé a vestirme y lo guardé dentro de mí pequeño bolso negro. Me mire una última vez en el espejo y, después de asegurarme que estaba perfecta, salí.Afuera en la pequeña
Nervios, alegría.Y un sin fin de emociones más que, al momento, no supe descifrarlas, invadieron todo mi cuerpo.Mi mente era todo un caos, no pensaba con claridad. Mis manos estaban sudorosas, toda yo lo estaba, y mi corazón con cada segundo que transcurría latía con más fuerza.Frente a mí, Erick seguía de rodillas esperando por mi respuesta, quise dársela y lo intente, pero mis labios se movieron y las palabras salían cortadas y atropelladas.Erick: Y entonces... — Dijo él ante mi silencio, y prosiguió; — ¿Qué me dices? ¿Aceptas? — Una sonrisa tierna se plasmó en su rostro al preguntar.— Erick... Yo... — Guarde silencio, frunciendo mis labios. Me giré, dándole la espalda y con mis dedos estrujé mis ojos los cuales empezaron a cristalizarse. — Oh Dios... — Murmuré, tomando una bocanada de aire.Erick: ¿Eso es un...? — lo escuché decir a mis espaldas, dejando la pregunta en el aire.— No... No sé qué decirte — Digo, finalmente.Erick: Puedes decirme que sí, preferiblemente, sí eso
Cuatro meses después.NARRAS RAQUEL— Entonces nos veremos pronto — Me levanté del asiento, y estirando mi mano hacia él, añadí sonriendo; — Fue un placer conocerlo, señor DeLuca.Christopher: El placer fue todo mío — Sonrió él, imitando mi acción y estrechando mi mano con la suya. — Pero llámame Christopher, eso de señor me hace sentir como un anciano, la verdad.Reí por aquello, se me hacía gracioso que no le gustará porque por lo que ví hoy en su empresa todos le llamaban así. Aunque vamos, lo entiendo; a pesar de que le dicen así por respeto, a mí también me hiciera sentir anciana que me llamarán "señora" siendo tan joven.— De acuerdo, Christopher — Pronuncié con mayor fuerza su nombre.Aunque la puerta no estaba lejos él me acompañó hasta la misma comentando algo que me dió un poco de risa, no porque fuese gracioso aquello dicho por él, sino porque su risa era contagiosa. Y abrió la puerta para mí.Christopher: Hasta luego — Dijo el castaño, sonriendo.Sólo le devolví el gesto p
****dos semanas después.en toda vida de pareja existen altos y bajos.al principio, cuando se vive la etapa del enamoramiento todo es perfecto justo como en esas películas de amor, series o libros que tanto nos gusta ver o leer. y siempre, quizá de manera inconsciente, omitimos aquellos defectos que puede tener la otra persona los cuales con el pasar del tiempo lo más seguro es que no nos gusten como tanto creímos.pasada esa etapa comienzan las discusiones o los conflictos entre ambas partes hasta por las cosas más mínimas o insignificantes ya que por mucho que se quieran, las parejas están formadas por dos personas que suelen tener opciones, pensamientos y diferentes puntos de vistos. por lo que creo que en esta etapa que menciono debe tenerse bastante paciencia; aceptar los defectos de la persona a la que queremos y los nuestros también, y no darse por vencidos a la primera para así continuar con la relación con la persona que creen es la correcta.cómo muchas parejas, estoy pasa