CAPÍTULO 28

—No pienses y no vuelvas a intentar tocarme. ¿Está bien?

No espere a que respondiera, fui hasta el baño donde Rose había entrado y escuché como la regadera estaba encendida.

—Rose entraré y dejaré lo que necesitas —hablé un poco fuerte para que pudiera escuchar, pero aun así no tuve ninguna respuesta de su parte.

Siempre cargaba a mi disposición una llave en específico, con ella podía abrir la mayoría de puertas de esta mansión.

Entre rápidamente y deje las cosas encima de la gran encimera que tenía este lavado. Cuando salí, solté todo el aire que sin querer estaba reteniendo.

Que complicado seria esto sin Zeynep.

Mi teléfono vibró en mis pantalones, cuando vi quien era me extrañé muchísimo.

— ¿En dónde estás? —fue lo primero que preguntó.

—En mi casa, ¿por qué? —fruncí mi ceño confundido. Sentía que algo no estaba bien por su tono de voz.

Un fuerte suspiró se escuchó tras la línea. Fui hasta el jardín con una sensación agobiante dentro de mí.

Cálmate.

—Una vieja amiga recientemente
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