Acerque mi rostro, manteniendo nuestras miradas conectadas. A veces, lo que no podíamos decir, eran ellas las que se encargaban de hacerlo sin necesidad de una palabra. Y este era uno de esos momentos, había tanto por decir, tanto por confesar, pero no había tiempo.Junte nuestros labios. Era el último, ella lo sabía y yo muy dentro de mí también.Cerré mis ojos con un miedo carcomiéndome las entrañas, todo mi cuerpo temblaba. Todos los recuerdos que teníamos se acumularon y empezaron aparecer como si de una película se tratara.«"—Para ya, cada vez que dices cosas como esas, yo te amo más Liam.— ¿Y acaso es malo?...Amarme más.—Temo a explotar de tanto amor por ti."»Mi interior vibró de emoción, mi estómago dio un vuelco y empecé a sentir un cosquilleo en él, mis manos temblaron aún más y sentía como mi respiración se iba...todo como la primera vez.Solo podía pensar en lo bien que se sentía sus labios sobre los míos, aun con sangre en ellos, la textura...oh por dios son tan suaves
REPRODUZCAN: EN CAMBIO NO. - ¿Estás bien? Puedo ir y estar contigo cariño.Suspiré, observando aquella puerta que se vieron enfrente.¿Sería capaz hoy de entrar a esa habitación? ¿Hoy lo haría?—Liam —escuché, reaccionando y prestando atención a lo que decía mi madre.- ¿Si? —Pregunté distante.—Te preguntaba si podía ir a visitarte hoy.—Voy a estar un poco ocupado, tal vez mañana —comenté, sin quitar mi vista de aquella puerta.Era un maldito cobarde.—Eso me vienes diciendo hace cuatro días.—Cuatro días —susurré—. Hace siete días estaba por pedirle matrimonio a ... a ella.Decir su nombre dolía, pero recordarla me mataba lentamente con el paso de los días.—Liam —soltó un sollozo.—Quiero estar solo por favor, no vengan. No los recibiré.Corte la llamada y guarde el teléfono.Me acerque hasta la puerta y repose mi frente en ella, suspiré pensando y dándome cuenta que allí adentro no había pasado el tiempo, todo estaría como aquella mañana lo dejamos, la cama revuelta, algunos par
Me levanté rápidamente apoyándome de la pared mientras salía de aquel armario, mi cuerpo no reaccionaba y estaba completamente aturdido. Mi pecho subía y baja una y otra vez acusa del llanto imparable que tenía.Mis pulmones empezaron a pedir a gritos el aire que el nudo en mi garganta robaba. No podía hablar, solo incontrolables gemidos salían de mi boca. Parpadeaba sin parar y observaba a mí alrededor, mientras cada palabra, cada frase se repetía una y otra vez ahogándome de la desesperación.Todo empezó a repetirse en mi mente, todo lo que viví con ella, cada día, cada sonrisa que compartimos...todo."—Él te amo no es suficiente para lo que siento por ti —confesó haciendo mi corazón latir rápidamente—. Me desespera no poder encontrar una palabra o frase que abarque todos mis sentimientos hacia ti.—Es porqué son infinitos. Aun cuando decimos la palabra infinito, a veces no somos consiente que es algo que nunca se acabara, como el amor que te tengo."Todo en mi dolió al recordar ese
CONTINUACION—Hay un problema Signori Licciardi.— ¿Cuál? —cuestioné, empezando a enfadarme.Hoy no era un lindo día y esta llamada solo lo empeo… Ja, a quien engañaba, todos los días eran una completa mierda. —La abuela murió, pero la niña sobrevivió al accidente.Me detuve de inmediato al escucharlo. No estaba entre mis planes un error como este.Apreté el celular en mi mano y lo estampé contra la pared haciéndolo añicos.—¡¿ACASO SON UNOS PUTOS PRINCIPIANTES?! —bramé, agarrando de la camisa a Antonini quien se encontraba a mi lado—. ¡TE DIJE QUE QUERÍA A LOS MEJORES!—Y lo son —susurró—. Pero los imprevistos ocurren y…—No sigas —lo solté y arreglé un poco mi saco. Respiré profundo para tratar de tranquilizarme—. Los quiero muertos. Mas tarde arreglaremos cuentas tú y yo.Entramos a la que sería mi nueva propiedad acá en Turquía y me sorprendí por las semejanzas que tenía con mi hogar en Italia. Observé todo con detalle, aunque sus arreglos eran muy tradicionales acorde a su cultu
[…]Odiaba permanecer lejos de casa por tanto tiempo y para mi mala suerte este mes estaría mucho tiempo por fuera, así que cuando llegué y un rico aroma impacto mis fosas nasales, mi día mejoró un poco.— ¡Liam! —gritó Leah, quien venía bajando de las escaleras apresuradamente. Abrí mis brazos para recibirla en un fuerte abrazo—. Te extrañe.—No más que yo —susurré, apretándola aún más a mí, pero al reparar en algo, me separé confundido y nos miré a ambos—. Me voy solo por una semana y tú creces más de tres centímetros. Deja de crecer.—Tan imposible como es que me dejes ir a Estados Unidos con Leandra —deje de sonreír de inmediato—. Está bien, lo entiendo…mejor cambiemos de tema, ya sé que es lo que quiero para mis 15.— ¿Qué quieres? —sus ojos brillaron de emoción haciéndome sonreír. Era la única que podía hacerlo.—Un viaje de dos personas a la India, quiero aprender más sobre su cultura, quiero…—No —negué rotundamente.Jamás.Pasé por su lado y caminé hasta las escaleras para ir
—Te vi tan preocupada por ella ese día, que quise ayudarla de nuevo. Le di un hogar y un trabajo solamente por ti, porque sé cuánto la quieres y el amor que sientes por ella, pero… —suspiré y negué—. Es imposible lo que dice, que bien que cambiaste de parecer y querías que nuestros hijos vivieran libremente, no podría con semejantes costumbres, reglas… como sea, viviríamos discutiendo —sonreí por inercia—. Y buscaría la manera de arreglarlo todo, te sorprendería con una gran cena bajo la luna y terminaríamos profesando nuestro amor, pero en cambio estoy aquí, hablándole a la nada y pensando en ti…como siempre.Pronto nos encontraremos mi habibati, lo prometo. Llevé mi mirada a su ropa y negué levemente. No era capaz de hacerlo, aun no estaba listo para seguir el consejo de mi madre, tal vez nunca lo estuviera.Guardar todas sus pertenecías. Jamás.Mi teléfono empezó a vibrar en mis bolsillos y lo saqué rápidamente, al ver el nombre contesté de inmediato.—Dime —me levanté del suelo y
—Señor Liam —murmuré un sí y seguí respondiendo correos. Ya había acabado con todo el trabajo pendiente y mostrado a Aysel lo que sería su trabajo de ahora en adelante, ahora íbamos de nuevo a la mansión—. Agradezco mucho su gesto de amabilidad y confianza al pensar que podría manejar la contabilidad de su empresa, pero solo soy una estudiante de cuarto año, no estoy aun lista para…—Aysel, tres cosas —enumeré viéndola, sus manos temblaban, arrugué mi ceño al verlas—. Señor Licciardi, no Liam. Segundo, no pondría a alguien incompetente para manejar mi tan preciada contabilidad, vi tus notas y son buenas. Tercero, lo harás y mas vale que no te equivoques, no es gratis tu estadía en mi mansión. ¿Alguna otra cosa por decir?—No es Aysel, soy Aysel para mi familia —se enderezo en su lugar, mientras sus ojos me miraban fijamente—. Usted es un amigo de mi padre, pero desconocido para mí. Señorita Aslanbey para usted.Casi sonreí al ver su nueva postura. Asentí sin más y atendí el teléfono q
Una semana después— ¿No crees que eres muy duro con ella? —negué levemente, continuando con el postre que ella había preparado—. Trabaja mucho en tu empresa, llega ayudarme en la cocina, después termina sus trabajos pendientes, recibe sus clases de la facultad y .... ¿Aun sigues pensando que no eres duro?Solté la cuchara al terminar el último pedazo y sonreí. La sorpresa y la alegría llenaron sus facciones.—Quedó delicioso, tus manos son benditas —las agarré y le di un beso en cada una de ellas—. Gracias por prepararlo.—Si hubiera sabido que prepararlo te haría sonreír, lo habría hecho desde hace mucho mi niño, haré postres todos los días. Quiero verte sonreír todo el tiempo.—Engordare feliz entonces.—Que así sea —la miré fijamente y arrugué mi ceño al ver lo inquieta que se veía de repente. Había algo que no me quería decir—. Denali volvió en tu ausencia.Soltó rápidamente.— ¿Por qué no fui notificado sobre esto? —inquirí.—Yo fui la que no permitió que te dijeran, no quería q