Así que, esa fiesta será dentro de pocos días. A mitad de las demás celebraciones. –explicaba Habiba a Gabriela al día siguiente.Que raro, insisto que mi profesor de historia jamás la mencionó.Es nueva. –intervino Baasima.Entonces, explíquenme. –pidió Gabriela.Pues, es una fiesta de disfraces, puedes elegir el que mejor te vaya. Muestra piel, escote, qué sé yo y seduce a León.¿Y provocar un incidente internacional?Llevarás una máscara.Juega con él, tiéntalo…Yo…Gabriela, él está loco de amor por ti y cuentas con el aliciente de que es hombre apasionado o ¿me equivoco?No Azima, no te equivocas.Esto está a tu favor. Te pondrás esa noche bellísima. Y verás como todo fluye.Es más ponlo un poco celoso y tendrás el cóctel perfecto para enloquecerlo. –dijo Baasima.¿Celoso? No sé si sea buena idea. Porque se pone muuuuy celoso por lo general.Genial entonces. –concluyó Habiba.Seamos sinceras, necesitamos ayuda. –dijo Azima poco después.¿A qué te refieres? La fiesta se realizará.
¿Mis primas? ¿Azima, Habi y…?Son lindísimas, ahh me recuerdan como es que era de joven.Ni que fueras una vieja Jaquie. Serás mayor por unos ¿Qué? ¿dos o tres años?Sí, pero siendo madre y esposa de alguien como Stefano, créeme te da experiencia que de otra forma solo conseguirías después de muchos años.El caso es que nos llamaron y dijeron que necesitaban ayuda, para organizar un escenario perfecto de seducción. –Gabriela las miró sorprendida.¿Perdón?No pedimos más explicaciones en ese momento, nos daban la salida ideal y secreta. Hablamos con ellas hace poco y nos trajeron contigo. –Allyson continuó.¿Qué les dijeron?Que León está temeroso de que algo te pase y por lo mismo está muy contenido.Sabemos todo. O al menos lo que les has dicho. –le dijo Jaquie.No quiere hijos, no quiere que nada me ponga en riesgo. La vida misma es un riesgo y parece olvidarlo, el problema es que él ahora se considera uno para mí, creo que no quiere volver a tocarme en su vida. –Gabriela dijo todo
Aun estás en recuperación y con medicamentos ¿no?Claro que no. Estoy cien por ciento bien. –la verdad es que aun tomaba algunos.Deja que el hombre te cuide. Creo tienes una idea de por lo que él también ha pasado.La tengo. –ella suspiró.Quizás por que soy hombre le entiendo y también porque tengo mi propia cuota de preocupación, ansiedad y demás con la mujer que amo. El no poder hacer nada por evitarles dolor, te consume, no se olvida. Él no va a olvidarlo.Es lo que me preocupa. –admitió ella viéndolo conversar con Máximo y otra persona. Vio de reojo la puerta principal esperando que fueran vistos por las chicas de inmediato en cuanto entraran.¿Qué cosa? ¿Qué él no vuelva a ser él mismo?Me cuida demasiado, como si fuera de porcelana y sí, eso me preocupa.Dale tiempo.Lo haré, pero no voy a romperme.Quizás el que se rompió fue él.¿Por qué siempre dices cosas tan acertadas? A veces es frustrante. –le dijo intentando sonar dura, pero moviendo la cabeza suspiró de nuevo, sintien
Después de despedirse anoche de las chicas Habiba le había dicho cosas raras que ahora cobraban sentido:En algún momento, León se pondrá algo curioso.Curioso ¿Cómo?No puedo decir más o tu rostro te delataría si lo sabes todo. Asegúrale que eres su esposa y que nadie más puede reclamarte. Solo eso.–dijo ella y recordando se abalanzó sobre el teléfono, en la madrugada había recibido mensajes de las chicas anunciando que habían llegado con bien y antes que ellos, así que esa parte estaba más que finalizada. -¿Habiba a que te referías con eso de que solo pertenezco a León?-preguntó en cuanto su llamada fue contestada.Ya se lo dijiste ¿no es así?¿Tú enviaste todo esto?Explícate.Si se comprueba que llevas tiempo sin estar con tu esposo, ejem… si no has tenido relaciones con él en un lapso de tiempo considerable, gente de cierta indómita tribu considera invalido el matrimonio… y los hijos solteros del Líder pueden reclamar a la esposa desatendida.¿Qué?Empiezan mandando regalos y se
Fue hacia allá intentando calmarse, ciertamente quería reclamar el hecho de no haber sido obedecido. No se trataba de un tonto capricho, alguien la quería, alguien la deseaba y estaba dispuesto a enfrentarse a él, quien debajo de la capa de refinamiento que lucía, había un guerrero forjado durante años que solía ser letal. Deseaba sobremanera que se apareciera el que se había atrevido a iniciar esa tontería para hacerlo pedazos. Entró y azotó la puerta, no la vio por ningún lado y la llamó sin contestación alguna. Su corazón empezó a latir desbocado, la buscó por toda la habitación que si bien era como un enorme departamento, la recorrió en segundos y al no hallarla, corrió hacia la puerta, esta se abrió y Gabriela entró, él suspiró de alivio.¿Dónde estabas? –le dijo a bocajarro.Donde estabas tú, más bien. –la vio quitarse los tacones nada más entrar. Tragó saliva al verla tan preciosa, eso lo enervó al recordar que era observada de cerca.Te dije muy claramente… -empezó y ella alzó
León no recordaba haberse sentido así, quería gritar y obligar a Gabriela a retractarse. Después de sus fatídicas palabras, no había pensado, había actuado por inercia, su salvaje yo interior había guiado sus actos, sus manos habían bajado a su cintura y levantándola del suelo la había llegado a la cama en dos segundos y la había dejado allí con leve brusquedad.Por muy salvaje que fuera, no se la había echado al hombro como le hubiera gustado, no quería provocarle dolor en su herida. No la había lanzado a la cama tampoco, pero a duras penas se controlaba. Ella se incorporó sobre sus codos y le lanzó una mirada fúrica, ¡lo que le faltaba! Me hubieras aventado. –le dijo escupiendo las palabras. -¿Eso querías no?¿Las gracias? –preguntó él con voz baja. A ella se le erizó la piel. Realmente estaba furioso.Sí. –dijo ella provocándole. Que ardiera el mundo, su mundo… ella eso quería.Retráctate.¿Sólo soy eso? –dijo acercándose a ella y tendiéndose encima sin aplastarla, ella se vio so
La orquesta tocaba una suave melodía cuando el primer invitado se atrevió a sacar a Gabriela, no era común que en un país árabe la esposa tuviera dicha libertad, sin embargo, Durban tenía una apertura diferente y que demostraba cada vez más. Por lo que después de una reverencia el hombre le pidió un baile y ella aceptó. No necesitó ver hacia León para pedir permiso o para decirle que volvía, de hecho, solo cruzaba con él las palabras esenciales y se limitaba a expresarlas en público donde fingía todo lo que podía y ocultaba sus sentimientos. Sintió que él no le quitaba la vista de encima y que seguramente había fulminado con la mirada al tipo, el cual afortunadamente no se había dado cuenta de nada.Después de él vino, otro y otro y otro. Quienes gracias a Dios solo parecían tener ojos para ella incluso cuando le hacían una reverencia a su esposo al lado.Y León por obvias razones no pudo hacer nada más, no se le pasó por alto la mirada vigilante de su suegro sobre su hijo menor. Y el
Gabriela había logrado llegar al balcón sin llamar demasiado la atención. La fiesta seguía siendo un éxito total y todos se la estaban pasando demasiado bien como para prestar atención a nada más que a divertirse. Había abierto las puertas y cerrado con cuidado detrás de ella. Enseguida estas se habían abierto y Gaby volteó esperando encontrar a un guardaespaldas, pero era León.Definitivamente quiero estar sola.No lo parecía cuando bailaste una y otra vez. –le reprochó.¿Con que motivo iba a rechazar?No me gusta verte en brazos de otros hombres.Pero tampoco en los tuyos ¿no?¿Volvemos a lo mismo?Eres tú el que vuelve a lo mismo una y otra vez. –ella le dio la espalda y fue al barandal, aspirando el aroma de la noche que se mezclaba con las flores. –vete, volveré después de un rato.Está fresco, ven, puedes enfermarte. –ella se giró con rabia.Me estás haciendo tener ganas de saltar por aquí. Vete.Quizás sea mejor que vuelvas a nuestras habitaciones y descanses. –le dijo como si