¿Gabriela? – la voz de León llamándola sonó amortiguada al otro lado de la puerta ¿Y si dejaba de pensar y aprovechaba lo que la vida le daba? La vida era corta ¡maldita sea! Se limpió el rostro buscando algún indicio de lágrimas. Entonces la puerta fue abierta tan rápido que ella dio un respingo, León la localizó enseguida. - ¿Algo te molestó? –preguntó con cautela quedando frente a ella. Ella negó. -¿segura?Necesitaba… -empezó ella aun sin atravesar el marco de la puerta.¿Necesitabas…? –preguntó suavemente y ella se mordió el labio. Él me ama… pensó de nuevo empezando a divagar.Necesitaba solo un momento a solas. –dijo cuando vio que él esperaba una respuesta.¿Por qué? –preguntó directo.Dijiste que me amabas… -respondió con voz entrecortada.Y eso te hizo salir huyendo. –concluyó y ella vio tristeza en sus ojos, pasó su mano por su cabello en un gesto que solía hacer cuando se veía cansado.–le dijo de inmediato. –no es lo que estás pensando.Sé de lo que soy culpable Gabriela
La laptop estaba ya conectada una hora después, se sorprendió al ver que el internet era rápido.Su Alteza el príncipe, es una de las cosas que insistió que debía haber en este lugar. –le explicó Jazmín. –Palacio tiene el control del servicio todavía, pero en casi todas las cosas de miembros del consejo y de la corte que así lo han querido tienen acceso.¿Sólo ellos? –preguntó contrariada.Oh, no me expliqué. Corte y consejo lo tienen gratis, los ciudadanos tienen libertad de usarlo por un módico costo, pero pocos han decidido introducirlo en sus hogares.Ya veo. –se quedó pensando mientras miraba por el ventanal. –creo que lo primero que deberíamos hacer es crear una cuenta de twitter.¿Disculpe…? –tartamudeó Jazmín.Twitter, es una red social. –aclaró.Sé lo que es. –Jaz tragó saliva. –Pero, ni siquiera el Príncipe tiene una, Princesa, creo que debería consultarlo primero…Quizás tengas razón. –admitió Gabriela. -¿Dónde está mi esposo ahora mismo?Seguro en alguna reunión en el últi
Minutos antes… La Princesa Fátima. Ella está aquí, en su oficina. –Jazmín anunció.Voy enseguida. –Gabriela se levantó y sus primas hicieron lo mismo.Vamos contigo. –dijo Habiba.Me temo que no, ella quiere verme a mí y lo que menos quiero es que piense que pretendemos emboscarla o algo así.Pero es ella la que ha venido.Déjalo así Baasima. –intervino Azima. –Aquí estaremos si nos necesitas. Gabriela asintió y caminó hacia su oficina. Abrió la puerta y vio a Fátima contemplando todo con evidente desprecio reflejado en su rostro.¿En que puedo ayudarte? –dijo y cerró la puerta. -¿Has decidido unírtenos? –preguntó con toda la amabilidad que pudo imprimir en su voz.¿Acaso tengo cara de estúpida? –respondió con acidez girándose hacia ella.Bien, ¿Qué deseas entonces? –dijo y se sentó invitándole con un gesto a hacer lo mismo. ¿Cómo te atreves? ¿A qué exactamente me he atrevido? –preguntó con un suspiro. ¡A sentarte antes que yo! Gabriela levantó una ceja. Se sentía como si trata
No habían estado juntos mucho tiempo, después de comer algunos postres y de asegurarle que le contaría todo, salió de nuevo. A su puerta seguía la misma seguridad y Abdul. Ella empezó a sentirse intranquila. Sobre todo, cuando recibió un mensaje de él diciéndole que se preparara para viajar. Mandó hacer su equipaje y llamó a sus primas para que probaran los postres y ella se quitara de paso la tensión, al menos un poco.No hay pista de Fátima. –dijo Azima con cara de preocupación. Era la que solía ser más discreta y cero dramática. Por eso verla así no hizo mucho para calmarla.¿Desapareció?Eso dicen, no ha aparecido en Palacio.Quizás se fue al antiguo harén. –dijo Baasima.¿Antiguo harén? –preguntó Gabriela.Es una zona cerrada hace tiempo, pero se restauró hace unos años y se limpia con frecuencia, se usa cuando hay muchos visitantes. Está en uno de los edificios aledaños a Palacio. En la parte norte, la que da en su totalidad al desierto. Dicen que ella la frecuentaba cuando reci
Por supuesto, no habían llegado a tiempo para desayunar con el rey. Este ya descansaba en su tienda, el sol se erguía alto en el cielo y ella saludó con una sonrisa tímida a quienes se topaba, sintiéndose una haragana, aunque claro, sabia que podía hacer lo que quisiera como Princesa que era, pero la firme educación familiar de siempre tener algo que hacer no se la apartaba fácil de la cabeza. Esta no era una tribu, todos eran personal de palacio. Ajustó su manto sobre su cabeza para taparse del sol inclemente y León la miró frunciendo el ceño.No debes estar mucho rato al sol. –le dijo, ella rodó los ojos.No soy de azúcar. No me derretiré.Sé bien lo que te pasó la otra vez.¡Solo me desmayé una vez! Y fue una combinación de cosas, no solo por el sol.Es que sigues sin estar acostumbrada.Bueno, pero debo estarlo ¿no? Ahora este es mi país y mi hogar. Así que deja de tratarme como a una muñequita. –se puso de puntillas y le dio un rápido beso en la mejilla. Él enseguida la tomó por
Ella le había dejado todo lo necesario para avanzar en el desierto sin problemas, un jeep con GPS, agua y comida. El campamento no estaba tan lejos de la ciudad, unas cuatro horas en auto, ella tenia que dejar el jeep a unos veinte kilómetros antes de llegar al campamento, pues este estaba ubicado de tal forma que se podía ver desde gran distancia quien se acercaba vía terrestre.Lo único que tenia que hacer era llegar con sigilo por la noche, y eliminar su problema número uno. De allí desaparecer de nuevo.Por supuesto, sabía que no iba a ser nada sencillo, pero llevaba puesta la vestimenta típica de los empleados que se habían llevado al desierto. Esperaba que eso le ayudara, no importaba como, tenia que llegar hasta ella. Acabar con ella.Faltaban algunas horas para que el sol se pusiera, así que tomó su disfraz y fue hasta donde estaba el jeep. Encontró todo lo que le habían asegurado estaría.Sonrió complacida, la tonta servía de algo pensó. Aunque aun debía esperar a que esa ton
Amal lloraba y gritaba como una posesa. Estaban en las oficinas de migración del aeropuerto en Madrid. Ya había sido esposada y la sombra esperaba relevos para llevarla de vuelta a Durban. Amal había sido identificada desde poco después de haberse bajado del avión en el segundo país que había visitado, no habían dejado de seguirla porque la mujer estaba infringiendo las leyes de su país, ya no tenia derecho de salida y había pasado por alto eso al fugarse, se le añadía suplantación de identidad.Déjame ir y te diré todo. –le dijo.De todas maneras, dirás todo. –le dijo la sombra sentado tranquilamente en el filo de un escritorio frente a ella.No diré nada, me callaré. –le escupió, aunque no lo alcanzó.Fátima ha sido capturada. –mintió. –ya ha dicho todo de ti.¡Maldita! –gritó.Decían que Fátima estaba vagando por el desierto, que la vestimenta que llevaba era de Palacio y que seguramente ahora llevaba puesta otra y dada la similitud de la ropa en Durban había podido huir. El caso,
León bajaba corriendo la escalinata de la salida del edificio del consejo, jamás nadie le había visto con semejante premura y desesperación en el rostro. Entró de inmediato al auto que le esperaba.¿Quién te dijo? –preguntó a Abdul que iba en el asiento del copiloto.Karim es amiga de mi madre. –le dijo por toda respuesta.¿Y así te has enterado?Claro que no, Karim me llamó inmediatamente esperando poder hablar con usted mi señor. Le preocupaba muchísimo el estado en el que se fue la princesa y que pudiera ocurrir algo.Pero, ¿te dijo que es lo que pasa?Lo único que le dije, que la princesa debe estar internada en el hospital, que allí no correría peligro. Dijo que en el hospital le diría lo que quisiera saber, que le dejaría a la princesa que hablara con usted primero.No contesta. –dijo pulsando nuevamente remarcar. Sus dedos no coordinaban bien, se fijó y abrió y cerró las manos en puños con rapidez para quitarse la lentitud que parecía haberle agarrotado las manos.He mandado la