Capítulo ocho

Iker fue felicitado por todos los presentes incluso por su Beta que sólo lo hizo por compromiso.

Felicidades—Expreso dándole una palmada en su espalda sin sonreír

—Gracias Karim—dijo con una sonrisa, la cual que se desvaneció al ver que su amigo no sonreía del mismo modo que él lo hacía.

Era una "felicitación" por compromiso y eso no le gustaba para nada.

¿Me puedo ir ahora, Iker?—le cuestionó Karim fríamente

Eres mi beta, debes quedarte—gruño con enfado—y te quedarás.

Si claro Alfa—expreso mirando a otro lado.

De alguna manera Karim estaba mal, no era el mismo desde que vio cómo se llevaron a Idally sin que él pudiese hacer algo, ni siquiera había sabido como estaba, le habían prohibido la entrada a las mazmorras, lo único que sabía era que algunos habían fallecido y lo que rogaba era que ella estuviera bien.

¿Te comportas así por esa chica?—cuestiono Iker mirándolo.—tanto te importa Karim

Karim lo miró fijamente—Si me importa, de alguna manera lo hace—respondió sinceramente—aunque no es mía, ella le importa a Iries tanto o más que a mí

Iker quería dar su mano a torcer, quería decirle que podría verla, pero la voz en su interior lo hizo ponerse firmé en que no lo dejaría verla, en que ella debía desparecer.

—Lo siento Karim, no puedo hacer nada por ella, las órdenes han sido dadas.—hablo con simpleza

Puedes cambiarlas—respondió Karim rápidamente

—pero no lo haré Karim—contestó volviendo con los otros alfas.

Y también llevándose las esperanzas que su amigo tenía puestas en él, la esperanza de que él la sacara de ahí, de que la dejará verla.

Pero no fue como Karim esperaba, al contrario, Iker lo decepcionó, él no fue capaz de cambiar su decisión para que Karim estuviese bien.

Narra Iker:

La coronación fue magnifico sin duda alguna, pero en está no encontré a mi luna.

Ella está cerca—avisó Killer mi lobo

¿Dónde está?—le pregunté

En la manada—aseguro—pero no sabría decirte donde.

La buscaría, ella era mía, me pertenecía en cuerpo y alma.

Te pertenece aun cuando sea la más débil, ella es tuya por la eternidad y no puedes dejarla ir—respondió esa voz en mi interior.

Mañana veré rodar los primeros cadáveres de los que están en la mazmorra, es una lástima que la mayoría no aguantase los trabajos pesados, de haber sido así, mañana habría más espectáculo.

Narra Idally:

Mañana comenzaban con la ejecución y en estos dos días antes de la transformación del alfa han muerto más y otros han enfermado, la mayoría está mal, somos muy pocos los que permanecemos estables, en nuestra condición actual ya deberíamos estar acabados como los demás, pero seguimos luchando porque tenemos algo que no queremos dar o dejar.

un guardia se acercó a las rejas y paso un poco de comida por estas—Coman mañana ustedes serán de los primeros—expreso sin compasión.

Moriremos... Vamos a morir mañana.

—Mentiste—susurró Daniel triste—No estaremos bien, Moriremos—comenzó a llorar

Se me partía el corazón el verlo tan mal, no quería verlo así, no quería que llorara y menos por mi culpa.

Quizás no estaremos bien, pero estaremos juntos Daniel—susurré abrazándolo—ve el lado bueno estaremos juntos, vivos o muertos pero juntos.

Él me miró con tristeza, sabía lo que pensaba, sabía que tenía miedo a morir, yo también lo tenía, no lo negaría pero morir junto a quién quiero por mi estaba bien

Juntos siempre Idally—respondió devolviéndome el abrazo

los dos comimos un poco de lo que trajeron, no necesitábamos comer si ambos estaríamos muertos, no hacía falta la comida pues los muertos no pueden disfrutarla.

Se acomodó a mi lado para dormir, en poco tiempo ya estaba completamente dormido, pero yo no podía dormir.

No moriremos Idally—susurro Néme—Él sabe que estamos aquí, no nos dejará ir así, nos quiere con el

¿Quién Néme?—le cuestioné

El lobo de Iker sabe que estamos en la manada, mañana descubrirá que somos nosotras si no ocultamos bien nuestro aroma—respondió neutra

No, no puede saber que somos nosotras

No estaba lista, no para que me mirase y dañase, porque lo quería, quería a Iker porque era mi mate, el amor de un Mate era para la eternidad y yo quería odiarlo aunque no pudiese

Lo quería a pesar de que esté me hubiese metido a la mazmorra sin saber quién era, sin importar que mañana me fuera a condenar a muerte, a pesar de eso el lazo de mate me hacía quererlo y Néme lo sabía.

Debemos volver a nuestro cuerpo, cuándo volvamos nosotras no tendremos Mate y podremos elegir con quien formar nuestra vida y con quién no—respondió Néme con alegría

Ella al igual que yo habíamos visto al mismo demonio, él demonio que era capaz de todo contalde cumplir su objetivo, un demonio al que quizás nadie podría cambiar.

Podía ser feliz, si volvía a mi cuerpo original, no tendría pareja, no sería él nada mío, podría elegir con quién estar, podría formar mi vida tal como siempre quise.

Una vida tranquila.

Aunque me lo dijera de poco a poco, me causaba alegría saber que si recuperaba mi verdadero cuerpo como Néme decía, no estaría atada a nadie, yo podría trazar mi propio caminó.

Narradora:

En cuanto amaneció el guardia fue por ella y el pequeño niño, los saco a rastras de la mazmorra.

En ese momento todo estaba listo, era un hecho que su vida acabaría o eso pensaba ella.

Los hicieron subir en el lugar del sacrificio, ella tenía miedo se notaba en su mirada y en sus brazos, que temblaban, él pequeño se aferraba al brazo de ella mientras lloraba, lágrimas cundieron sus mejillas por completo, sus ojitos estaban completamente rojos por las lágrimas, una vez colocados, listos para ser ejecutados, una voz fuerte se hizo presente.

Deténganse—grito alguien, el guardia parecía no haberlo escuchado porque había tomado el hacha dispuesto a volarle la cabeza a Idally pero esta salió volando lejos de ella—He dicho que te detengas, ¿no me has oído?—grito furioso.

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