“Té de menta, miel y limón”
Al momento de alzar mi enfoque de la pantalla del ordenador, hacia la dueña de aquel taconear que se aproximaba por el pasillo, una sonrisa se plantó en mi cara.
Una sonrisa que perdió fuerzas al ver como la elegante e intimidante rubia desfilaba sin si quiera darme una rápida visual, hasta desaparecer en el interior del despacho.
Había esperado tan siquiera un “Hola” o destellos dulces como los de la llamada de a noche. Pero en cambio solo había recibido su atractiva imagen desfilar ajena al mundo a su alrededor, antes de adentrarse tras las puertas de su despacho, esas que cerró sin siquiera voltearse a darme un fugaz ojear tras esas gafas oscuras de diseñador.
La sonrisa se había muerto en mis labios, formando ese nudo en mi garganta al que intente resta
“Un espacio para dos” PARTE 1 Apenas había terminado de guardar lo importante en mi escritorio y apagar el ordenador cuando Gratia salió de su despacho. Portaba de vuelta su chaqueta de cuero marrón y su cartera amplia bajo el brazo, en esa elegancia que intimidaría a cualquier monarca e inclusive a los más altos diseñadores de la elite. Me contempló tras sus gafas oscuras, a la par que cerraba la puerta tras suya. — ¿Lista? Agarré mi bolso y mi abrigo, con la sonrisa aflorando en mis labios. — Lista. Señalice a medida salía de mi recoveco de trabajo. Gratia adelanto su caminar, desfilando ante mis ojos como modelo de pasarela, un caminar al que pretendía adaptarme a pesar de mi baja estatura. Y mis inútiles piernas cortas… — Señora Graham, el abogado del señor Gross se encuentra en la recepción principal… Anunció sorpresivamente quien ocup
“Un espacio para dos” PARTE 2 Nunca había tenido tanta tensión acumulada en mis músculos, decir que no estaba incomoda respecto a esta situación era quedarse muy lejos de la realidad. Incomoda, angustiada, nerviosa. ¿Conocéis esa sensación de querer leer la mente de otra persona para anteceder lo que pueda soltar su bocota? Pues justo así me encuentro, rogando que milagrosamente ahora tuviera la capacidad de leer la mente de mi madre. Incluso percibía la gota de sudor que amenazaba con resbalar por mi frente. ¿Cómo había llegado a esta situación? Fácil… ¿Como decirle un “No” a Gratia sin quedar mal? Sobre todo, cuando luce tan predispuesta a tender por más tiempo esa neutral bandera blanca entre nosotras. Estoy conociendo a Gratia como futura amante, no como la jefa a la que estoy acostumbrada a temerle y salir huyendo… y nada, ni na
“Un espacio para dos” PARTE 3— Puedes dejarlo en mi habitación.La voz de Gratia se deslizo suavemente detrás mía, a medida nos adentrábamos a su casa desde el garaje, ese que hasta ahora no había conocido.Intentaba no dejarme llevar por la repentina timidez que me generaba el estar en su casa, a solas, pudiendo pasar cualquier cosa entre nosotras.A medida que subía los peldaños de la escalera principal, siendo muy consciente de como la mujer que mantenía en un pulsar frenético mi corazón, me seguía en un completo y cómodo silencio, un cumulo de cuestiones comenzó a aglomerarse en mi cabeza.¿Dormiría con Gratia? ¿En la misma cama?Mis mejillas se calentaron ante la repentina idea de sentir su cuerpo contra el mío, en una calidez inofensiva,
“Una probadita de delicioso pecado” PARTE 1Su orden fue directa, tan clara y tajante que incluso se incrustó en mi el desesperante deseo de arrancar la ropa, que ahora, sentía agobiarme.Gratia carecía de sutileza.Pero a mi sexo parecía encantarle ese hecho…Mis muslos se apretaron entre si, consecuente de que no debería tomármelo de esta forma, al fin y al cabo, tendría que estar sintiéndome devastada al haberme hecho ilusiones con creer encontrar una ternura que me había llegado a entumecer, distrayéndome por unos segundos de lo que realmente implicaba el que estuviera aquí, ahora, con ella de esta forma.Tras liberar el agarre en mi mentón y abandonarme en el interior de su vestidor, sin esperar que la siguiera, volvió a adentrarse en su habitación.A
“Una probadita de delicioso pecado” PARTE 2Ella pareció satisfecha con mi sinceridad, alzando sus brazos y cruzándolos.No tiene sujetador… Oh dios…Gratia aclaró de nuevo su garganta, recordándome lo obvia que era cuando se trataba de ellos, pues me había quedado viendo como sus pezones arañaban delicadamente la tela de su bata, ocasionando así que volviera a enfocar su rostro.En ningún momento parecía destensar su rostro de esa frivolidad que la caracterizaba y que tan lejos de lo que podría ocasionarme en este momento, me calentaba como el sol más sofocante de todo el verano.— No solo hablo en el ámbito sexual Davinia… para tu desgracia no soy la única suspicaz del grupo y menos aún siendo tan fácil de descifrar como eres…El
“Una probadita de delicioso pecado” PARTE 3 Su mirada se clavó profundamente en mis ojos, como si buscara arrancar mi alma y arrastrarla de lleno al mismismo infierno. Ella es el pecado… y yo quiero probarlo… Probar el infierno al que está tan dispuesta a arrastrarme con ella. — ¿Confías en mi cachorrita? — Sí…— Susurre tragando el peso en mi garganta — Señora… Una ladina sonrisa fue empujada en una de sus comisuras, una acción que duro apenas unos segundos. — No sabes cuantas veces he fantaseado con esto… Su voz baja, sedosamente erótica rozando y llenando plácidamente mis oídos mientras se retiraba lentamente, arrastrando su boca por sobre mi piel, explorando con besos el valle entre mis pechos hasta empujar su lengua en el interior de mi ombligo. Me retorcí bajo su dominio, soltando sorpresivamente un gemido mientras era cautivada como
[CONTENIDO +18]“Una probadita de delicioso pecado” PARTE 4Un liquido frío y ligeramente espeso se escurrió entre mis pliegues, cubriendo morbosamente gran parte de mi sexo, haciéndome estremecer ante la repentina sensación de su tacto ligeramente cremoso por sobre mi parte más sensible y candente.Gratia había retomado su lugar entre mis piernas, acomodándose como quien se prepara para devorar un suntuoso banquete.Había cerrado mis parpados, necesitando buscar la calma que mi frenético corazón necesitaba y por ende, haciéndome disfrutar mucho más de las acciones que Gratia realizaba sobre mí.Cuando Gratia se sintió lo suficientemente satisfecha con el abundante chorro de lubricante vertido sobre mi sexo, sus manos no tardaron en ocuparse de expandirlo aún más por sob
“Palabras nocturnas…” Aclaré algo incomoda mi garganta nada más adentrarme al comedor, donde Gratia me había indicado que la esperara, ante la pesada contemplación reprendedora de la señora Williams.Y con razón… no me imagino la incomodidad de haber tenido que retirar las sábanas impregnadas del placer de otro, más aún haber tenido que escuchar la sinfonía sin fin de mis gritos.Retirando la vista de la mujer que terminaba de acomodar la mesa con la cubertería para nuestro almuerzo y sin llegar a sentirme del todo atormentada por mis actos, a pesar de cargar el sonrojo que mis mejillas portaban, ocupé asiento en uno de los laterales predispuestos con delicada cubertería.Tras nuestro largo y delicioso baño, Gratia me había dejado enredarme con ella entre sus mant