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I had a dream
I had a dream
Por: The Ghost Of Our Souls
Chapter 1 - The First Strike.

“Tuve un sueño, en el que tenía todo lo que deseaba.

No es lo que ustedes creen, y si soy honesto, pudo haber Sido una pesadilla.

Pensé que podía volar, así que salte desde el Golden.

Nadie lloro, a nadie ni siquiera le importó.”

-Jake… - Un susurro apenas audible aparece en la oscuridad.

-Jake… - Una leve voz empieza a hacerse más fuerte.

-¡Jake! - La leve voz se convierte en un horrible grito de horror puro.

-¡Aaaaaahhhhh!- Grita de manera exaltada y muy asustado mientras se levanta rápidamente de la cama.

Jake era un chico de tez blanca, bastante pálida, tenía el cabello de color negro azabache y enrulado, largo arriba y corto de los lados, con una nariz perfilada, con la particularidad de tener heterocromia, uno de sus ojos era verde y el otro de un curioso color amarillo miel, era un chico delgado, pero con buena complexión física, y era alto, media 1.80 metros, tenía 24 años. Estaba completamente bañado en sudor cuando se levantó de la cama, había tenido un mal sueño, pero eso ya era algo normal para él.

-¿Por qué las personas normales pueden tener sueños normales, pero yo tengo que tener siempre estás putas pesadillas?- Se preguntó a si mismo mientras se levantaba de la cama y entraba al baño a ducharse.

Mientras el agua caía por su cuerpo no podía dejar de pensar en ese sueño, la persona que lo llamaba tan desesperadamente, se le hacía tan familiar, pero al mismo tiempo se le hacía tan difícil poder saber de quién se trataba, era como navegar a la deriva. Desde hacía ya unos meses, sus sueños habían sido muy raros, y ahora simplemente  intentaba no pensar en qué podían significar, pero por alguna razón esa grito de desesperación que escuchó, lo dejo pensando.

Salió de la ducha con su toalla alrededor de su cintura, aún con el cabello mojado. Escuchó como tocaban la puerta de su cuarto y grito «Pase.» a quien aguardaba afuera.

Entro una chica de cabello rojo brillante, liso y bastante largo, de tez morena, con los ojos color café, y con un piercing en la ceja y otro en la nariz, era de baja estatura, de 1.65 metros, y era rellenita, pero eso solo ayudaba a que su figura se viera más voluptuosa, a Jake siempre le pareció bastante atractiva.

-Buenos días cariño. ¿Qué tal dormiste hoy?- Dijo la chica entrando a la habitación con completa confianza. No era para menos claro, ya tenían 3 años viviendo juntos en ese departamento que compartían.

-Ah, ya sabes Roxy, igual que siempre, estás pesadillas cada vez son peores. Recuerdo los sentimientos, pero no recuerdo lo que sucede.- Expresó bastante cansado de esa situación.

-Bueno, no hay que desanimarse, son cosas que pasan, quizá la razón de tus pesadillas es que estás durmiendo mal. Estoy segura de que pronto se irán.- Roxanne era una persona muy optimista, pero de verdad no sabía que hacer para ayudar a su mejor amigo con los extraños sueños que estaba teniendo.

-Ojala que así sea Roxy, ojala que así sea…

-Si... Ahora termina de vestirte, que llegarás tarde al trabajo, vago.

-No tienes que recordármelo.- Rió a lo bajo mientras empezaba a ponerse su ropa.

Después de desayunar, una vez que ya ambos estuviesen listo, emprendieron la ruta que tomaban siempre hasta el metro para llegar cada uno a su respectivo trabajo. Jake acababa de graduarse de la universidad, y era nuevo en su empleo, trabajaba en una empresa de diseño de videojuegos, tenía su propio cubículo y no lo presionaba  mucho para que hiciera su trabajo, era un buen trabajo para él. Roxanne por su parte aún estudiaba en la universidad, pero tenía un trabajo de medio tiempo como mesera en un restaurante, después de salir de clases se encaminaba hacía su empleo, no era fácil para ella, pero eran cosas que estaba dispuesta a hacer.

Llego el punto en el que ambos tenían que separarse, y se despidieron con un beso en la mejilla y un abrazo. Jake apresuró el paso porque odiaba llegar tarde a cualquier lugar al que iba, y no quería que sus compañeros tuvieran una mala impresión de él. Al llegar saludo a todos y fue directamente hasta su cubículo, en dónde se sentó y comenzó a trabajar de manera callada y tranquila. Lo ayudaba mucho a desestresarse, a el realmente le gustaba ese empleo, y su trabajo era increíble, no muchos tienen esa suerte.

Así estuvo gran parte de la mañana, hasta que todas esas noches durmiendo mal empezaron a pasar factura y cada vez le era más difícil mantener los ojos abiertos, podía sentir como lentamente caían sus párpados y ya no era capaz de volver a abrirlos, luego de no poder luchar más, cayó dormido en su escritorio.

Después de unos minutos, que fue lo que tardó en desperezarse, se levantó de su cama y estiró plácidamente sus brazos hacia arriba, no quería levantarse, pero sabía que tenía que hacerlo, sino, su mamá lo regañaría.

-Vaya, de verdad odiaría trabajar en una oficina cuando sea grande, yo quiero ser un beisbolista profesional.- Decía este joven niño, debía de tener al menos unos 9 años, era exactamente igual que Jake, pero menor.

-¡Cariño! Ven a desayunar, llegarás tarde a la escuela.- Gritaba desde la cocina quien parecía ser su madre.

-¡Si, ya voy!- Respondía Jake desde su cuarto a pesar de no tener ánimos de ir, se arregló y bajo a comer.

-Buenos días mami.

-Buenos días mi amor. ¿Cómo amaneces?- Dijo su madre, quien era una mujer de pelo negro y liso, con ojos verdes, de tez blanca y de una estatura promedio, tenía buena figura, se notaba que se ejercitaba, y una sonrisa que solo una madre podría dar.

-Bien, pero tuve un sueño horrible. Trabajaba en una oficina, y era tan aburrido que hasta en el mismo sueño caía dormido.- Dijo el niño entre risas.

-Trabajar en una oficina no es tan malo bebé, pero entiendo que no sea lo que quieres.

-¡Si! ¡Sabes que seré beisbolista profesional!

-Si cariño, así será.- Dijo su madre mientras terminaba de comer. -Bueno, mucha charla, hora de irnos, termina rápido y entra al auto.

-Voy.- Dijo mientras también terminaba su comida y agarraba sus cosas para ir a la escuela.

Empezaron a manejar por la carretera como todos los días, todo transcurría de manera normal, hasta que de la nada, un camión en frente de ellos se descarriló y se volcó, haciendo que ellos chocaran directamente contra el, su auto dio muchas vueltas antes de terminar hecho una bola de aluminio en medio de la carretera, se oían gritos y había mucho pánico, había sangre en el suelo, y vidrios rotos.

Jake había perdido la consciencia, pero poco a poco la iba recuperando, el mundo a su alrededor no parecía tener sonido y todo se veía borroso, estaba de cabeza en el asiento del auto, solo lo sostenía su cinturón de seguridad, un dolor punzante que nunca había sentido se apoderaba de todo su cuerpo. Apenas entendía que estaba pasando a su alrededor, veía un poco de fuego empezando a acercarse, pero no veía a su madre.

Cuando su vista empezó a mejorar, logró avistarla fuera del auto, también ensangrentada, y arrastrándose hacía el. Veía que su boca se movía, pero no escuchaba más que un molesto pitido, el cuál cada vez se hacía más leve, permitiéndole comenzar a escuchar lo que su madre trataba de decirle.

-Jake…- Escuchaba muy levemente.

-Jake…- Empezó a escuchar más claramente.

-¡Jake!- Fue lo último que escuchó decir a su madre antes de que una explosión retumbara y acabará con la vida de ambos.

Jake se despertó envuelto en sudor, estaba exaltado, con la respiración agitada y prácticamente en pánico, con el único recuerdo de escuchar a alguien gritar su nombre tres veces…

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