——De regreso con los alumnos——
Mientras la directora estaba teniendo una crisis nerviosa por lo dicho por Zander, este solo disfrutaba del espectáculo sentado cómodamente, en el patio en donde se había realizado el ritual, Lucien y los demás aún estaban aturdidos por lo que acababa de pasar. Pero ese estado no duró mucho tiempo, lentamente todos empezaron a asimilarlo y a salir de su estupor, y uno de los primeros en hacerlo fue Damián, quien se acercó soberbiamente a Lucien, sin que esté se diese cuenta.
—Jodido fenómeno—. Exclamó con ira tratando de asestarle una patada, pero se detuvo en seco al oír una voz que provenía de sus espaldas que le helo la sangre.
—Sr. Clin—. La voz de Titus era severa, y clavaba su mirada sobre Damián Clin, se veía del mismo modo que alguien que quería cometer un asesinato en ese mismo instante.
—Pr profesor Arrianus—. Damián tartamudeo, girando para mirar a su profesor a la vez que un escalofrío recorría su espalda.
—¿Qué quería hacer Sr. Clin?—. Pregunto el profesor alzando una ceja.
—Na nada Sr.—. Le dijo aterrado.
—A mí me pareció que quería agredir a uno de sus compañeros—. Le respondió Titus con indiferencia.
—Nn...—. Damián fue interrumpido por Titus una vez más con un semi gruñido.
—No trates de mentirme niño, espero verte después de la cena en mi oficina—. Le dijo en un tono de voz que no dejaba paso a réplicas.
Damián solo hizo una mueca agria, como aquel que ha comido un limón entero de golpe, a la vez que apretaba sus labios y puños para no decir nada, pero eso molesto aún más al profesor que con el seño fruncido le dijo.
—He sido claro—.
—Sí señor—. Respondió rápidamente.
Lucien veía toda la interacción desde la distancia, cuando Damián trato de golpearlo y había sido interrumpido por el profesor, Lucien se había alejado de ellos, tratando de evitar llamar la atención sobre sí mismo.
Una chica se acercó desde el final del grupo a paso lento y con voz temblorosa dijo. —Sr...—
—Si señorita Theodoriadi—. La chica se puso aún más nerviosa al tener las miradas de todos sobre sí misma.
—Emm esto...— Empezó a decir, sin saber cómo expresar lo que quería preguntar.
—Señorita Theodoriadi recobre la compostura y la etiqueta, ¿Qué es lo que desea preguntarme?—. Le dijo con dureza.
Diamantina Theodoriadi era la hija de un Barón, su apariencia, su estatus o si nivel mágico no la convertían en una de las chicas más queridas o populares de la academia, pero para su fortuna la gente se limitaba a ignorarla en busca de una presa mejor a la que humillar, fue así que, a pesar de sentirse mal por Lucien, se limitaba a ayudarle cuando no había nadie cerca.
—Profesor, esto emm—. Volvió a decir nerviosamente, mientras jugaba con sus manos.
—Señorita Theodoriadi hablé claro—. La chica salto levemente asustada.
—Sss sí—. Titus soltó un suspiro. —Que quería saber, ¿qué va a pasar con el joven Bonnet?—. Lo último había sido dicho en un tono de voz tan bajo, que de no ser por qué todos estaban guardando silencio no habrían sido capaces de escucharla.
Titus alzó una ceja, y la miro detenidamente, Diamantina Theodoriadi era una chica sencilla y amable, y volviendo a soltar un suspiro le dijo.
—¿A qué se refiere señorita Theodoriadi?—.
—Bu bueno, él mmm ¿él no logro invocar nada?—. Logro decir entre tartamudeos.
—Me está diciendo o me está preguntando—. Le dijo tajantemente.
—Yo yo—. La chica estaba tan asustada que estaba al borde del llanto, pero antes de que está pudiese empezar a llorar el profesor Arrianus le dijo.
—El examen del Señor Bonnet será suspendido de manera temporal hasta tener un veredicto de la directora—.
Lucien estaba nervioso ignorando todo lo que ocurría a su alrededor mientras se concentraba en el huevo que tenía entre sus manos, y que aquel chico que fue llevado por la directora le había entregado, según había dicho esa había sido su invocación, cada vez que lo miraba sentía como se le escapaba el aliento, el huevo estaba frío al tacto, y desde que ese chi... «Zander» la voz de Zander resonó en su cabeza con fuerza, desde que Zander se lo había entregado este había empezado a perder su brillo y a enfriarse a un ritmo alarmante. Lucien estaba asustado, trataba de calentar el huevo con sus manos, pero sus esperanzas y esfuerzos parecían no dar resultados, hasta que el huevo estuvo demasiado frío para estar vivo, y Lucien estaba entrando en pánico.
Antes de darse cuenta, ya todos se habían ido y solo quedaban el profesor Arrianus y él en el patio.
—Tranquilízate—. Le dijo en un tono amable, muy extraño en el huraño profesor, a la vez que tocaba suavemente su cabeza.
—Eee está fri frío—. Le dijo entre sollozos.
Titus suavemente tomo el huevo que estaba en las manos de Lucien, efectivamente el huevo estaba muy frío, si el huevo moría Lucien sería en el mejor de los casos solo expulsado.
—Mírame—. Lucien giro el rostro tratando de evitar mirarlo. —Te dije que me mires—. Le dijo un poco fastidiado. —Todo va a estar bien—.
Lucien sabía que el profesor Arrianus estaba mintiendo, que no había forma de que él lo supiera, pero aun así decidió creer en él. —Ss si profesor—. Le dijo ya un poco más calmado.
—Ahora vete a tu habitación, y no salgas de ahí hasta que yo u otro profesor vaya a buscarte—. Le dijo dándole otro toque suave en la cabeza antes de que se fuera
Lucien solo asintió con la cabeza y se marchó del lugar, sin darse cuenta que se había olvidado de llevar consigo el huevo dorado.
Lucien siguió las instrucciones de Titus, y se mantuvo encerrado en su habitación todo lo que quedaba del día, sin ver ni hablar con nadie, acurrucado en posición fetal debajo de sus cobijas tratando de ahogar sus sollozos.
——En otra parte de la academia——
Titus había llegado hace unos cinco minutos a la oficina de la directora, pero desde que llegó se había quedado parado debajo del marco de la puerta, viendo a la frenética directora caminar sin rumbo y al misterioso chico reír sentado a un lado mientras acariciaba a su familiar.
Sin poder seguir esperando a que la directora volviera a sus facultades, soltó un carraspeó obteniendo así finalmente la atención de aquellos que estaban dentro de la habitación.
—¿Profesor Arrianus?—. Le dijo la directora con confusión.
—Directora Regnard—. Le respondió este con calma.
—Zander—. Gritó el joven riendo, ocasionando que la tensión del lugar disminuyese. —¿Qué?—. Les dijo con un encogimiento de hombros.
—Compórtate—. Le dijo la directora de manera sería, y Zander le saco la lengua de manera infantil.
—Directora Regnard, respecto al joven Bonnet...—. Empezó a decir antes de ser interrumpido por la directora.
—¿Qué pasa con el hijo del Duque Bonnet?—. A pesar de preguntar en ese momento no le importaba mucho el problema en el que se hubiese metido ese chico, tenía cosas más importantes en las que pensar.
—Directora—. Empezó a hablar ya fastidiado. —el joven Lucien Bonnet fue el que trajo hasta aquí a ese chi...—.
—Zander, me llamo Zander, no te refieras a mi como chico, niño o de cualquier otra forma que no sea Zander—. Le dijo este perdiendo cualquier aire juguetón que antes tuviese.
—Bien, fue Lucien Bonnet quien trajo hasta aquí a Zander—. Repitió Titus ya cansado de toda esa situación.
La directora en unos segundos perdió todo color en el rostro, estaba pálida y sudaba frío. Zander rápidamente se acercó a ella y la guio hasta el sillón en el que momentos antes había estado sentado, en cuanto la mujer se sentó se desplomó sobre el asiento.
—¿Dónde está el joven Bonnet en este momento?—. Pregunto entre susurros.
—Lo he enviado a su habitación—. Le dijo Titus tranquilamente.
—¿Dónde... dónde está... el huevo dorado?—. Pregunto temblorosa.
—Lo he traído conmigo—. Dijo Titus mientras sacaba el huevo de su bolsillo.
En cuanto Zander vio el huevo corrió a recuperarlo, el huevo estaba frío, demasiado frío, y había perdido casi todo su brillo. Aquel huevo que una vez había parecido bañado en oro, no era más que un pedazo de hielo amarillo opaco, incluso las marcas negras habían empezado a desdibujarse.
—¿Qué pasó?—. Pregunto Zander asustado.
La directora al oír el tono de voz usado por Zander se puso aún más pálida, parecía que estaba por escapársele el alma. Aun así, se obligó a levantarse y entre trastabilleos llegó a lado de Zander y al ver al huevo en ese estado, la directora no resistió más y cayó desmayada en medio de su oficina.
Dos horas habían pasado desde que la directora había quedado inconsciente, afortunadamente el ritual de invocación había sido lo último del día escolar. Zander había acomodado a la mujer en el sillón y esperaron pacientemente a que despertara, sumidos en un profundo silencio, a Zander poco parecía importarle el otro ocupante de la sala, más enfocado en acicalar a su familiar.—¿Quién eres?—. Pregunto Titus con seriedad.—Te lo dije, o ya lo olvidaste, la edad te está afectando—. Le respondió un socarrón Zander, lo que provocó que Titus se enojara y apretara los puños hasta dejar sus nudillos blancos.—Dijiste llamarte Zander, pero eso no responde quién eres, o qué haces aquí—.—No es tu problema—.—Es mi problema, si está afectando a uno de mis alumnos—.Antes de que Zander pudiese responder algo más, la directora finalmente empezó a recobrar la conciencia.—¿Qué pasó?—. Pregunto Louise de manera entrecortada, estaba confundida y con un fuerte dolor de cabeza.—Se desmayó—. Le dijo Ti
Sin embargo, Lucien no había escuchado su pregunta, aún concentrado por completo en Puu, el cual a medida que Lucien pasaba sus dedos por su plumaje empezaba a adormecerse. Nadie había notado que su bolsillo en donde estaba resguardado el huevo dorado estaba brillando.La sala volvió a sumirse en un profundo silencio, mirando fijamente a Lucien, el cual no se había dado cuenta de la atmósfera de la oficina. —¡¿Qué esperas?! ¡Muévete!—. Gritó alguien entre la multitud. Lucien ignoro los gritos, y miro detenidamente a Damián, el cual al sentir su mirada estalló en ira. —Sucia sabandija, te crees la gran cosa por ser el hijo de un Duque, pero la verdad es que solo eres un inútil y hoy se lo mostraré a todos—. Su voz era prepotente y ruidosa. Todos los espectadores se abrieron formando un círculo lo suficientemente grande como para que pudiesen combatir con tranquilidad. Lucien se veía tan pequeño a comparación de Damián, a la vez que todos a su alrededor gritaban con ahínco para que Damián lo golpeara con brutalidad. Sin embargo, parecían olvidar un detalle muy importante, Lucien no tenía habilidades mágicas, pero su manejo de la espada estaba a un nivel mayor que el de ellos. Aun así Lucien trato de calmar la situación con palabras, no obstante, sus palabras tuvieron el efecto contrario con todos gritando con más fervor.  Capítulo 7
Los días restantes fueron cómo un borrón, las clases se hicieron cada vez más y más pesadas, además sus compañeros no dejaban atrás el tema de su invocación, pero a la vez, los murmullos se habían intensificado al no ser expulsado, las agresiones a su persona eran cada vez más audaces. —Señor Bonnet si no le interesa mi clase puede salir del salón—. La profunda y venenosa voz del profesor Asinius, produjo una rodilla molesta de sus compañeros. —No profesor, solo estaba...—. La voz de Lucien era baja, tratando de aplacar la ira del profesor. —No me importan sus excusas Señor Bonnet—. El profesor Asinius gritó con fuerza frente a toda la clase, la cual solo escondió sus risillas. Lucien sabía que a diferencia de Arrianus el profesor Asinius lo odiaba, y ni siquiera tenía alguna razón para ello, o al menos ninguna que él conociera, es decir era un de los mejores estudiantes de su materia, y jamá
Francine se ve deslumbrante está noche, sin duda es hermosa, a lo lejos puedo ver a varios chicos y chicas que tratan de llamar su atención.*Buff*
Lucien se levantó a la maña siguiente, con una nueva resolución brillando en sus ojos, el frío de la mañana solo consiguió que su sangre hirviera con mayor intensidad.Necesitaba calmarse o terminaría arruinando todo, en ese momento lo primero que debía hacer es darse un baño, apestaba y su piel ligeramente pálida se veía opaca por la mugre.El baño duro apenas 10 min, 10 min en los cuales Lucien no pudo dejar de pensar en aquello que Francine le había contado.Alguien había tratado de matar a su hermana menor.Lucien salió del baño vistiendo un elegante traje azul eléctrico, nunca antes lo había usado, era un traje que sus padres despreciaban por el color tan brillante que tenía, pero en ese momento no podía importarle menos lo que ellos pensaran.<
Lucien se levantó temprano, del mismo modo que lo había hecho los dos últimos días, se sentía cómodo con su nueva monotonía. Todos los días se levantaba la misma hora y hacia un poco de meditación para luego ir a desayunar, después de desayunar se dirigía a la biblioteca en dónde se quedaba hasta el atardecer. Pero antes de poder estar en el ala correspondiente a la biblioteca, un fuerte estruendo resonó por toda la academia. *Boom* «¿Qué fue eso?» Lucien corrió a todo lo que daban sus piernas tratando de encontrar a alguien, los gritos de pánico provenían principalmente del comedor. Todos los alumnos estaban asustados y no sabían que hacer, Lucien siguió corriendo al origen de los gritos tratando de encontrar una zona segura. *Boom* El sonido de una segunda explosión, hizo que su corazón casi se detuviera, ese ruido provenía de la zona de la biblioteca, si no se hubiese detenido seguramente hubiese sido afectado por esa explosión. *Boom* Las explosiones continuaban, e iban au
Damián se tragó sus palabras sin querer hacer enojar a la directora.Una nueva explosión tuvo lugar a pocos centímetros de los estudiantes. Lucien voló por el aire a corta distancia, deslizándose contra el duro cemento que mordía la carne expuesta. Tosiendo débilmente mientras sus pulmones expulsaban todo el aire, luchó por respirar, asentándose en jadeos agudos y sibilantes que se ralentizaron en respiraciones bajas y débiles.La oscuridad se deslizó en las esquinas de su visión, toda la adrenalina se desvaneció en un instante cuando un estremecimiento de todo el cuerpo provocó una cascada de dolor por sus diversas heridas, Su mente se quedó felizmente en blanco, despejándose repentinamente de todos sus muchos pensamientos. En cambio, se centró en su entorno; los sonidos de la batalla retumbaba en sus oídos, apenas silenciado por la distancia.Varias figuras salieron de la nada y rodearon rápidamente a los estudiantes, las figuras estaban cubiertas de pies a cabeza con una capa con