NATASHAMe removí en la cama, estaba despierta, pero todavía no abría los ojos. Extendí el brazo a mi lado, me di cuenta de que estaba vacío, tente con mi mano y efectivamente estaba sola en la cama.Abrí los ojos luego de girarme. Alessio ya no estaba a mi lado y algunos rayos del sol ya se filtraban a través de las cortinas blancas.¿Dónde se metió?No se escuchaba el sonido de la ducha o algún otro ruido, todo en la habitación era un completo silencio.Me levanté y tomé el suéter que estaba sobre el sofá que estaba junto a la cama. Me quedaba enorme, pues le pertenecía a Ale, solo que el me lo prestaba cuando sentía el clima muy fresco, pero prácticamente ya era mío.Camine de puntillas hasta la ducha, no quería hacer ruido. Abrí la puerta de golpe, y nada, no estaba allí. Camine de vuelta hasta la cama. La habitación no era tan grande como para no darme cuenta de cada rincón que había desde donde me encontraba sentada.Por lo visto, Ale no se encontraba en la habitación. ¿Pero ent
NATASHA Mi corazón no dejaba de latir con tanta fuerza, ya habían pasado los minutos y nada que tuviéramos respuesta de que estén bien. Mi pulso martillaba como los latidos de mi pecho. Tome aire y trate de controlar mi respiración cuando sentí mi estómago también inquieto. Por dios, tanta preocupación me va a terminar matando. Comencé a echarme aire con las manos, sentía que me sofocaba. ―¿Te sientes bien? ―Me hizo la pregunta Santino. Desde que llegamos a la clínica no se ha despegado de mi lado, pues a ninguno de los dos nos dejaron pasar a urgencias. ―Lo estoy… ―admití no tan convencida, pues de nuevo sentí un poco de náuseas. ―Creo. ―Él me miro de un modo extraño. ―Es solo el susto y el haber visto mucha sangre. De solo pensarlo se me revolvía el estómago. Santino asintió después, pero no se borró el fruncido de su frente. ―Yo te noto algo pálida. Si quieres llamo a una enfermera para que te revise. Negué. ―No hace falta, te digo que solo fue el susto… Todo me da vueltas
NATASHANunca había estado en Italia, bueno, de hecho nunca había salido de Rusia, hasta ese día que tuvimos que huir del país por lo sucedido con la Bratva.¿Y ahora cómo le iba a contar a Ale de ese asunto? Ahora que me había traído a su casa, con su familia y que es muy probable que conozca a su madre.Luego de que Antonella me trajera al dormitorio de Alessio, me contó sobre lo que paso con su mamá. La chica estaba muy feliz, más que eso diría yo, cantaba y saltaba a cada rato. Cómo quisiera sentirme como ella, pero era imposible, mi madre me dio más problemas que alegrías.Trato de apartar esas imágenes de mi pasado que se estaban instalando en mi mente. Termino de ducharme y salgo hacia el dormitorio.El agua tibia me ayudó un poco con el cansancio, pero todavía tengo mucho sueño, tantas ganas de dormir. Observó la cama amplia, el colchón está cubierto con unas sábanas oscuras y varias almohadas en la parte de la cabecera, hasta apetitosa se ve.No traje mucha ropa, así que me t
NATASHA ― ¿A dónde nos dirigimos? ―pregunté. Ale me había dejado con su madre y su hermana, pues él tenía unos asuntos que resolver con su padre y los demás hombres de la organización. Ahora me encontraba siguiendo a Antonella, tiró de mí al tomar mi brazo para llevarme a otro lugar. ―Ale me dejó encargada de ti por el resto de la tarde, así que saldremos ―indico con una risita. Me estaba dando miedo, ¿y si chocamos o nos atropellan? Tomó una chaqueta del diván que estaba debajo de las escaleras y después retomó el camino conmigo por a lado, sin soltarme salimos de casa. Caminamos por el patio, descarte lo de chocar cuando pasamos de largo los autos que estaban estacionados en el pórtico. ―¿Saldremos de casa? ― indagué de nuevo. Sin embargo, no me dio respuesta, simplemente siguió caminando. Nos detuvimos cuando llegamos a un edificio, que parecía tipo como un almacén o cochera. Antonella presionó el botón de un mando que traía en su otra mano, y la puerta amplia y alta se abrió
ALESSIO ―¡Ay, no puede ser! ―exclamó Leo, con una expresión exagerada en su cara. ―¿Qué? ―replique, pero luego me arrepentí de haberlo hecho. ―Que no ves ―señala en dirección a Asha. Frunzo el entrecejo impaciente, no le respondo así que añade. ―Es rubia. ―¿Y eso en qué afecta? ―Resople exasperado. Leo podía cabrear a cualquier persona, le gustaba salir con sus comentarios sarcásticos, pero su mayor talento era soltar la lengua de un modo burlesco. Decía las cosas tan directas que irritaba a todo mundo. ―Por la poca estabilidad que te queda en tu vida ―dijo en el mismo tono que uso antes. ―No sé si preocuparme por ti o darte ya por perdido. ― Sacudió la cabeza mientras chasqueaba la lengua. ―Una rubia loca más a la familia. ―¿Les has llamado locas a mi madre y hermana? ―reclame irritado. Es un completo imbécil. Pero sé que no es el único que se ha dirigido a ellas de esa manera. ―Seamos sinceros ―encogió los hombros. ―Si es rubia, es señal de locura. La fiera fue la culpable d
NATASHA—Qué espécimen más sabroso están viendo mis ojos —dijo la amiga de Ivanna, mientras se relame los labios observando a Alan sin camisa, lleva solo unos pantalones cortos. —Miran ese abdomen, duro y mojado, tan perfecto…Antonella resopló mientras giraba sus ojos con aburrimiento.—Lo único que me tiene pendiente es que te tragues una mosca, mejor cierra la boca. —replicó ella después de echarle una mirada la chica. Volvió su atención a la revista que estaba hojeando e ignorando por completo la escena que teníamos delante de nosotras.Se notaba frustrada, cómo si el estar encerrada no fuera lo suyo o tal vez le molestaba ver a su guardaespaldas de ese modo. Antonella es demasiado joven, es entendible que no le interese ver a hombres en poca ropa.La amiga de Ivanna se pone de pie y comienza a acomodarse el diminuto bikini de la parte de arriba, haciendo que sus pechos sobresalgan de una forma poco inocente, podría decirse un anzuelo con carnada para pescar a cualquier hombre.—Y
NATASHAMe levanté lo más rápido que pude de la cama y me dirigí apresurada a tropezones hasta el cuarto del baño. Afortunadamente, no quedaba tan lejos de la cama y pude llegar pronto.Alce la tapa del inodoro como pude y me deje caer en el suelo en mis rodillas para inclinar la cabeza en el agujero del retrete.Solté varias arcadas sin parar, una seguida de la otra, sentía una revolución por dentro. Con ambas manos me sostuve en el borde del inodoro, pues comencé a debilitarme mientras vacío mi estómago.Una mano toma de mi cabello para apartarlo de mi cara, estoy segura de que es Alessio y se acaba de dar cuenta de mi corrida hacia el baño.Debí haberlo despertado cuando me levanté, pues él estaba dormido cuando abrí los ojos al momento que sentí que mi estómago se revolvía.Sentí la bilis en mi garganta, mi estómago ya estaba completamente vacío.—¿Te sientes mejor? —el tono de voz de Alessio sonó sumamente preocupado.Eso quisiera suponer, pero sin estar segura asiento con la cab
NATASHATodos ellos son tan unidos, unas personas buenas y grandiosas, es por eso que no les puedo hacer esto, es por eso que debo seguir ocultando lo de la llamada y lo que me dio ese hombre que hiciera.Observó a todos en el patio de la piscina, Antonella con Stef discutiendo sobre algo, Ivy con el gemelo de Ale, quién no quería salir de su dormitorio desde que llegamos aquí. Los demás están adentro del agua, jugando y nadando, todos felices, como una gran familia.Familia a la que posiblemente mi hijo tendrá derecho a pertenecer, si es que estoy embarazada.Esto me causa nostalgia, un hueco en el pecho.—Asha, ¿por qué estás llorando? ¿A caso el idiota de mi hermano te hizo algo? —No me di cuenta en qué momento se acercó Antonella.Rápido paso mis dedos por mis mejillas para limpiarlas.Sacudo la cabeza.—No, no es nada. Solo estoy un poco sensible, eso es todo —dije, forcé una pequeña sonrisa para que no supusiera nada.No le había mentido, últimamente me sentía sensible y conmoci