Dias y noches largas habían pasado desde el enfrentamiento con los lideres del consejo tanto de la manada estrella como de la manada luna creciente. Todo había vuelto a tomar calma y ahora un consejo más responsable y honesto era el que resguardaba a los alfas de cada lugar.Una célebre fiesta se llevó a cabo para agasajar la unión entre Aleron; quien había sido nombrado Alfa de la manada luna creciente, Y Andy, una loba formidable perteneciente a la manada Lluvia.Todos estaban felices por la hermosa ceremonia y el nuevo reencuentro de las manadas en el lugar.Pero... había dos entre toda esa multitud, que no se regocijaban ante el amor inquebrantable del vínculo. Pues el dolor de la ruptura aún permanecía latente como la primera vez.Pese a que él intentó visualizarla desde su llegada, le fue toralmente imposible encontrarla entre la multitud.Con el corazón roto, Kael se apartó de todos, las lágrimas aún esparcidas en sus mejillas.Caminó sin rumbo fijo hasta llegar a una piedra al
El sol se filtraba tímidamente a través de las cortinas de la habitación, pero Itzel no mostraba intención alguna de abandonar su refugio. Por alguna extraña razón, prefería permanecer en la habitación, donde los empleados de la mansión le servían las comidas y solo Teo tenía permiso para entrar y quedarse con ella. Marlia, su beta, hacía guardia en la puerta, asegurándose de que nadie perturbara la paz de su Alfa. La curiosidad por saber lo que le sucedía estaba consumiendola, pero prefería darle su espacio y que le contara si lo creía conveniente. Otro día pasó, y Teo no podía contener más su preocupación. Necesitaba saber qué pensamientos mantenían a Itzel alejada de todos. Entró en la habitación con una bandeja de desayuno, dispuesto a obtener respuestas.—Amor, ¿qué te sucede? —preguntó con suavidad, sentándose a su lado en la cama—. ¿Por qué te aíslas así?Itzel levantó la mirada, sus ojos reflejaban una mezcla de confusión y determinación.—Teo, he estado pensando… —comenzó, s
Itzel.Había ciertas cosas que aún no cambiaban después de casi tres años de ausencia. Cuando el carro se detuvo frente a la casa en la que Cameron vivía desde que se independizó, pude notar que la puerta principal estaba abierta. Era algo habitual en él ser tan descuidado y eso no cambió pese al tiempo que transcurrió. Sin pensarlo demasiado, bajé del carro y caminé en esa dirección con pasos firmes y decididos. No fue quien cortó la soga en su momento, pero la burla en sus ojos al verme caer es algo que no puedo borrar de mi mente por más que así lo quiera creer. Entre sin tocar, sin esperar que se me otorgara el permiso para hacerlo. Teo venía detrás de mí, dispuesto a impedir que cometiera alguna locura, pero la realidad es que ni siquiera me importaba si trataba de detenerme o no. Tomaría la justicia por mi cuenta y nadie podrá juzgarme, después de todo caí por un acantilado hace casi tres años y estoy muerta para ellos. —Creo que no hay nadie aquí —dijo Teo, viendo de un lad
La furia se colaba en cada parte de su cuerpo. No creía en absoluto la inocencia de Nick, ya que su actuar es completamente diferente a lo que Cameron quiere asegurar."¿Qué clase de amigo se queda con la mujer del otro? Eso no tiene sentido. No puede llamarle amistad a algo semejante" —se decía a así misma.La mirada de Teo recaía sobre su esposa con curiosidad. No sabía como tomar su reacción al enterarse de que aquel sujeto y su ex mejor amiga, ahora estaban unidos en matrimonio.—¿Estás molesta porque tu antiguo novio y esa mujer están casados? —preguntó sin poder guardarse lo que sentía.—No. Eso es algo que me importa muy poco —contesto Itzel, con su voz cargada de rabia e impotencia —. Me cuesta entender como el imbécil de Cameron puede seguir llamando amigo a alguien que se quedó con su pareja.—Quizás tiene una forma diferente de entender. Por más que se lo señales como una razón, él siempre apostara a que solo buscaba una manera de aferrarse a tu recuerdo —comentó con la mir
Aunque no estaba de acuerdo con las medidas tomadas por su esposa, Teo solo hizo lo que ella pidió.Luego de dejar inconscientes a Karla y Nick, los montaron en el carro y tomaron rumbo al lugar en el que Itzel fue cruelmente abandonada por ellos.Si bien aún no sabía con certeza si quería asesinarlos o solo asustarlos, estaba preparado para asumir las consecuencias junto con ella. De eso se trataba ser una pareja. Si ella era condenada, él también lo sería y si su vida estaba en peligro, él daría la suya para protegerla.—Si tu padre descubre que...—Él es quien más me comprende —interrumpió sin apartar su oscura mirada del paisaje nocturno —prácticamente pasamos por lo mismo. Solo que a él le arrebataron lo que más amaba y a mí casi me quitan lo único que tenía —vuelve la mirada a él —¿Crees que es incorrecto tomar la justicia que merezco?—¿No podías dejarlo en manos de la policía? ¿Es necesario…?—Lo es para mí —cortó, negándose a darle la razón —. No estás en mi lugar, no sabes l
Itzel arrastró a Karla y Nick por el suelo rocoso, sin mostrar piedad alguna. Sus cuerpos se sacudían con cada obstáculo, pero ella no se detenía. La colina, testigo mudo de su sufrimiento, se alzaba imponente bajo la luz de la luna. Ambos estaban demasiado débiles para resistirse, sus cuerpos magullados y adoloridos por la caída desde la cima.Finalmente, llegaron al claro donde, años atrás, habían hecho una fogata con la intención de acampar. El lugar estaba envuelto en sombras, pero el resplandor de la luna revelaba una figura atada a un árbol. Karla y Nick, aún aturdidos, levantaron la vista y sus ojos se abrieron de par en par al reconocer a Cameron. Su cuerpo estaba cubierto de cortes, y la sangre manchaba su ropa y el suelo a sus pies.—¡Cameron! —gritó Karla, su voz quebrándose por el horror y la desesperación.Cameron levantó la cabeza con dificultad, sus ojos llenos de dolor y resignación. Itzel se acercó a él, su rostro iluminado por una sonrisa cruel.—¿Recuerdan este luga
El consejo de los lobos se reunió en el gran salón, sus rostros serios y llenos de preocupación. La noticia de lo sucedido con Itzel había llegado a sus oídos, y sabían que debían tomar una decisión justa. Aunque los lobos tenían prohibido matar humanos, entendían que la situación de Itzel era diferente. Los humanos habían atacado primero.El líder del consejo, el anciano sabio llamado Astrad, se levantó y habló con voz firme.—Itzel, entendemos que actuaste en respuesta —dijo, mirando a la joven alfa—. Sin embargo, no podemos ignorar que has tomado vidas humanas. Por ello, el consejo ha decidido imponer un castigo, aunque será menos severo debido a las circunstancias.Antes de que Itzel pudiera responder, Teo dió un paso adelante.—Yo también quiero recibir el castigo —dijo, su voz firme y decidida.—No, Teo. Yo fui responsable, y soy yo quien debe pagar —Intervino Itha luego de verlo con sorpresa, ganándose una mirada determinada de su esposo.—Somos una pareja, Itzel. Como tal, asu
Una vez en la mansión de la manada Estrella, Itzel se dirige a la habitación con intenciones de descansar.Su mente se llenaba de recuerdos, aquellos donde la mirada acusadora de su hermano le reprochaba, de Rewlly pidiéndole que se detuviera y De Teo, con una mezcla de apoyo y desacuerdo.Por momentos creyó que debía actuar según los reproches que le daban, pero su corazón latina desbocado al querer liberar todo ese odio acumulando durante tres años.El peso de la traición la llevó a actuar como una asesina en serie, queriendo que sintieran el miedo que sintió, que supieran cuan horrible fué creer que no tenía salida y ese sería su final. Quería asustarlos. Pero cada vez que veía sus rostros llenos de terror, en cada momento de suplica... su sed de venganza aumentaba un poco más, haciendole jurar que no pararía hasta destruirlos completamente.—¿En que piensas? —preguntó Teo luego de entrar y cerrar la puerta detrás de si.—Me cuestiono a mi misma si estuvo bien mi reacción. Después