OriónCrucé los límites entre los territorios, llevando conmigo la carga desesperada que nublaba mis sentidos. Mis pasos resonaban en la frontera entre la cordura y la locura, una línea delgada que temblaba bajo la intensidad de mis emociones.Cada paso era como un eco retumbante de mi urgencia por encontrarla, una necesidad que se manifestaba en mi deseo visceral de destrucción. Mis manos ansiaban la violencia, mi mente bullía con la sed de sangre, y en ese límite oscuro, estaba a punto de desencadenar la furia contenida sobre cualquiera que osara interponerse en mi camino.Al llegar al lugar donde habían llevado a Octavia, me sumergí en una ansiedad palpable. La brisa salina del mar me golpeó, acompañada por el estruendo de las olas que resonaba como un eco de mi propia inquietud. Un muro invisible, cargado de electricidad, se erigía ante mí. Las brujas habían conjurado esta barrera, una manifestación tangible de mi impotencia frente a sus maquinaciones.Horas de carrera frenética m
Orión—¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué? —chilló Sam.—La historia de su concepción es una que solo tu madre puede contar. Por otro lado, la heredera de la Luna nació para equilibrar ese pequeño error.Me giré hacia mi madre, a pocos pasos de nosotros. Todos la miramos expectantes, esperando que nos dijera algo, cualquier cosa. Levantó la barbilla, mirando a la bruja Madre.—Mis hijos no tienen nada que ver con esto... —susurró mamá, sus ojos reflejando el dolor de una historia que había mantenido oculta por tanto tiempo.—Disculpe usted, Luna. Pero sabe de lo que estoy hablando. De lo que ocurrió hace más de 18 años cuando el Alfa de la manada de las Sombras Oscuras la secuestró.Un sudor frío recorrió mi espalda. Sabía que la habían secuestrado; padre me lo había contado hace algún tiempo, pero no conocía los detalles.—Amor —intervino mi padre —ella tiene razón. Si queremos entender lo que está sucediendo, necesitamos contar la historia.El viento soplaba entre los altos árboles del bosque, l
OctaviaAl otro lado del portal, nos recibió un panorama desolador de absoluto vacío. Una negrura tan densa y pesada que, en lugar de ser simplemente la ausencia de luz, se convertía en una entidad palpable. La oscuridad se cernía sobre nosotras, una manta insondable que no solo privaba de la visión, sino que también envolvía todo en una opresión tangible.Nos encontrábamos flotando en un espacio sin dimensiones aparentes, como si hubiéramos sido arrojadas a un abismo sin límites. No había puntos de referencia, ni estrellas, ni destellos lejanos; solo la nada, infinita y opresiva.Mi voz se perdió en la oscuridad cuando llamé a Darcy, incapaz de percibir su presencia en medio de esta tiniebla absoluta."Estoy aquí", su voz resonó, pero el origen de sus palabras se desvaneció en la negrura indistinguible.No se oía nada más que el susurro perdido en la vastedad de la oscuridad. Cada palabra que pronunciábamos parecía ser absorbida por el vacío, sin devolver eco alguno."Tendrás que seg
OctaviaMis pasos resonaron en un suelo que parecía estar hecho de esperanza y resiliencia. Cada paso era una afirmación de mi valía, de mi capacidad para superar la oscuridad. Respiré profundamente, llenando mis pulmones con un aire que sabía a libertad y a nuevos comienzos.Dimos un paso hacia una estructura de piedras que se levantaba hasta el cielo, sostenida por columnas de mármol que formaban un templo circular abierto. En el centro de este espacio majestuoso, encontramos una mesa simple, dos sillas y un almohadón.—Has llegado, hija mía. —Una voz que resonaba como miles de voces a la vez habló desde detrás de nosotras. Al girarnos, lo que presenciamos nos hizo bajar la cabeza de inmediato.La mujer que se nos presentó era sublime. Era considerablemente más alta que yo, su cabello negro fluía a su alrededor con movimientos pausados, como un río en calma. Su piel de porcelana y sus ojos de un intenso negro noche resplandecían con un tenue resplandor.—No tienes que inclinarte ant
DesconocidoHabía visto a la niña bruja aparecer mientras estábamos entrenando. La observé con detenimiento, sus palabras resonando en el aire cargado de magia. Los destellos de poder danzaban a su alrededor, creando un aura mágica que competía con la atención que debía prestar a los movimientos calculados de mi compañero de entrenamiento. Mi preocupación brotaba en mi interior como una sombra que se extendía, nublando mis pensamientos.¿Cómo es que no me di cuenta de que hace días no veía a Octavia? Estaba concentrado en mi plan para atacar, pero la ausencia de su presencia se manifestaba como un peso en mi pecho. El tiempo había pasado inadvertido entre estrategias y movimientos, y la revelación me golpeó con una sensación de pérdida.Salí disparado después de la noticia, caminando hacia la oficina de Orión justo en el momento en que él y su círculo íntimo se esfumaron de mi vista. La premura de ser parte de su círculo cercano, de estar tan cerca de él como fuera posible para mejora
OriónElla había vuelto. Estaba aquí frente a mí, una figura enigmática que eclipsaba el brillo de Sam y dejaba una estela de sombras a su paso. La mezcla de emociones que inundó mi ser podría haber desencadenado tormentas en el cielo. La sorpresa, el temor y una chispa de esperanza danzaban en mis ojos mientras la observaba.El tiempo, que se había estirado en una dimensión surrealista durante el resplandor de Sam, comenzó a retomar su ritmo habitual. La realidad se solidificó cuando Sam dejó de brillar, y el grito de Lucas marcó el retorno a la urgencia de la situación. Golpeó el muro con fuerza, una descarga de frustración palpable que resonaba en la estructura de piedra.—Bien hecho, hija de la Luna. Déjanos terminar el trabajo. —La bruja Madre pronunció estas palabras con una voz que resonaba en la caverna de mis oídos.Octavia, en un gesto fugaz pero decidido, asintió. Mi corazón latió con un eco de incredulidad. ¿Realmente iba a permitir que mataran a Sam? La preocupación y la
OriónSam y Octavia comenzaron a reír a carcajadas. ¿Qué mierda era tan gracioso?"Confía, Orión" me habló Ciro, su voz resonando en mi mente.—Libérennos —le susurré a las brujas que se habían acercado a nosotras.—Aún no es el momento, Alfa. Sigue acumulando esa rabia. La vas a necesitar. —La respuesta de la bruja Madre resonó con un tono enigmático, profundizando el misterio que rodeaba la situación.—¿A quién crees que vinieron a apoyar estos lobos? —Se rio Sam, su risa resonando con una maliciosa anticipación que enviaba escalofríos por mi columna.Samuel vaciló ante el comentario de Sam, y Octavia aprovechó ese momento con astucia. Avanzó rápidamente hacia Samuel, un artefacto en la mano, y convirtió su extremidad en una garra afilada que clavó en el pecho de él. Samuel cayó de rodillas, y una sombra negra se desprendió de su cuerpo, introduciéndose en el objeto que Octavia sostenía.Las sombras, ahora liberadas, intentaron envolver a Octavia con su oscuro odio. Mi corazón comen
OctaviaPasamos el resto de la noche inmersos en la penumbra del campo de batalla, una sinfonía de gemidos heridos y el persistente olor a tierra mojada y sangre. Mis manos se impregnaban con la viscosidad del esfuerzo y la desesperación, mientras Orión desentrañaba las oscuras intenciones de los lobos enemigos.Cada palabra que él pronunciaba resonaba en el aire, teñida de la fatiga que se aferraba a su voz. Su figura, erguida pero tambaleante, evocaba la imagen de un guerrero agotado que persiste en su deber a pesar de la debilidad que lo consume. Mi conexión con él irradiaba su dolor, las costillas heridas resonando en mi propio ser como un eco de su sufrimiento."Vamos a descansar, mi amor", me conecté con él, intentando aliviar la carga que llevaba."Aún no puedo, amor", respondió con una fatiga palpable en sus palabras, como un eco apagado de su fortaleza habitual."Amor, siento en mis huesos tu cansancio. Yo también necesito descansar", compartí, y en respuesta a mis palabras,