Mil veces maldito, como es capaz de jugar conmigo de esa forma, visto desde cualquier punto de vista, lo que hace conmigo es demasiado cruel, Dios mío, siento un peso en mi pecho que me dificulta respirar, sobre todo con la mirada expectante de mi esposo, siento un miedo que me hace estremecer hasta los huesos de momento ademas de un intenso dolor que me paraliza y me desvanezco de solo pensar en las consecuencias si reveló la verdad. 

Lo odio, juro que lo odio con todas mis fuerzas, lo miro y tiene una sonrisa de satisfacción mientras estoy que me muero lentamente.

—Mi princesa –apenas puedo respirar, no comprendo porque el miedo se siente así de aterrador–estas pálida —rápidamente se levanta para llegar a mi lado—¿necesitas algo?

Morirme. Eso es lo que necesito en este momento.

—Ella está bien —dice Dominic y lo observó suplicante, mientras en s