—Esto es increíble—dice eufórico Maciel–siempre había querido venir aquí. 

Por insistencia de ellos, me vi en la obligación de traerlos, deseaban conocer mi discoteca, siempre cuando intentaban ingresar les prohibía el paso, Natasha insiste en que ellos deben apropiarse del negocio, y eso no estoy dispuesto a negociar. 

—Solo no me ocasionen problemas. 

Los dejo en la barra con algunos empleados mientras voy a mi despacho y luego iré a visitar a mi ángel, ella ayudará a bajar esta puta erección que me molesta desde ayer. 

—No esperaba encontrarte aquí —Misha quiere matarme con la mirada, pero lo que no sabe es que yo lo hare primero—¿qué quieres?

—Nos jodiste —pronuncia mientras tomo asiento—no sé qué pretendes, pero lo averiguare.

—Misha—espero se