Capítulo 43

Volker

Era irónico, ¿verdad? Ver como la amiga de tu hermana, riéndose con otro y como otro disfruta de su presencia, parece surrealista que esté molesto y ahogándome en alcohol por alguien que se coló audazmente en mi cabeza.

Mientras mi hermana y Mario se juraban amor eterno, y él haciéndola su prometida, mi mirada va directa a la de Amelia, que sorprendida por lo que veían todos, me miró, con ese vestido blanco de seda que recorre su piel, su anatomía. Por muy qué hurgué en su mirada, no encontraba respuesta a lo que me tenía tan perdido.

—¡Felicidades! — me acerqué a ellos y Mario me sonríe.

—Gracias, hermano, espero que tú también llegues a tirarte a la piscina.

—Mi piscina está llena de espinas. No creo— le guiñé un ojo negado y Leyna pone los ojos en blanco.

—Quizás solo necesites un empujón— mi hermana señala con la cabeza hacia su amiga—, quizás ella te lo esté dando y tú no te estás dando cuenta por qué te ahogas con unos celos que puedes evitar si realmente eso es lo que de
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