Capítulo 3

Kareelle:

Dos meses se pasaron volando y llego la temporada de exámenes; yo estudie mucho, sobre todo cálculo.

La noche previa a los exámenes de cálculo y biología, yo estaba estudiando; cuando Scarlett me llamo y me invito al cine.

- Lo siento, pero estoy estudiando –digo colocando el auricular entre mi oído y hombro.

- Anda, te servirá distraerte –dice ella convenciéndome, o intentándolo.

- En serio no puedo, te agradezco mucho la invitación, pero no puedo –digo anotando algunas formulas de mi libro

- Anda, no te puedes perder esta película, dice Mandy que está muy buena, se llama: Hasta que la muerte nos separé. Trata de una chica que al salir de su trabajo un día, nota al otro lado de la acera a un chico muy apuesto; intercambian miradas coquetas, pero sólo eso. Después llega una amiga a recogerla y se va. Esto ocurre durante una semana, hasta que un día la chica intrigada, cruza la acera y se presenta con el chico, se enamora, pero su vida se vuelve complicada. El final no me lo conto, sabes que me cabrea que la gente los cuente.

- Se escucha interesante, pero en serio no puedo, ya será en otra ocasión –miro todo lo que me falta, debía sacar las mejores calificaciones si quería entrar a medicina.

- Está bien, suerte con el estudio –dice con resignación.

- Gracias, que disfruten la película, adiós –digo antes de colocar el auricular en su lugar.

- Adiós. –Hasta que la muerte nos separé, suena interesante; me pregunto si a Daied le gusta el cine, porqué invitarlo sería una buena forma de agradecerle.

Termino de estudiar a eso de las once, me pongo el pijama y me voy a dormir, y como todas las noches, mi último pensamiento es Daied.

Al día siguiente, en el examen de cálculo, estoy bastante tranquila. El primero en terminar es Daied, sale del salón y se pierde por el pasillo; cuando lo pierdo de vista, me concentro en mi examen. Soy la onceava en terminar.

En cuanto pongo un pie fuera del salón, voy en busca de Daied, pero no puedo encontrarlo en ningún lado, por lo que decido regresar al aula y preguntarles a los chicos si no lo han visto.

- Me parece que Weirdo se fue a la azotea –dice con burla. Le pongo mala cara a Castiel y de mala gana le respondo.

- Es DAIED, D-A-I-E-D, que no se te olvide, gracias de todos modos –digo con pesar. Me dirijo a las escaleras, por suerte sólo es un piso; cuando llego, puedo ver que Daied tiene sus brazos en el barandal, inclinándose un poco hacia el frente.

 - Hola Daied, ¿qué tal te ha ido en el examen? –pregunto mientras me acerco hasta el barandal.

- Muy bien, ¿y a ti Kareelle? –pregunta volteando a verme.

- Bien, me sentí muy tranquila al responder, en parte es porque tú me has ayudado, sino fuera por ti, hubiese entregado mi examen en blanco y seguro estaría llorando.

 - No todo el merito es mío, tu también le has puesto muchas ganas –dice regalándome una pequeña sonrisa.

- Me gustaría agradecer tu ayuda invitándote al cine, ¿te gustaría? –pregunto bajo evitando que se escuche el nerviosismo de mi voz.

- No sé si me dejen –dice, y creo que puedo escuchar preocupación mezclado con miedo.

- No llegaríamos muy tarde, la película que me gustaría que viéramos empieza a las seis quince, yo supongo que termina a eso de las ocho veinte u ocho y media.

- Me parece una hora razonable y dime, ¿qué película quieres que veamos? –su tono de voz no me deja saber si esta emocionado o si lo hace por obligación.

- Se llama, Hasta que la muerte nos separé; Scarlett y Viola la vieron ayer y me invitaron, pero estaba estudiando y no fui –un frío silencio es mi respuesta. Otra cara de Daied que no conozco, su expresión es inescrutable.

- ¿En verdad quieres verla? –pregunta; lo observo sorprendida por el tono que uso para preguntarme, su voz es ronca y no el suave sonido de siempre.

- Sí, pero si no te gusta podemos ver otra, ya después veré esa –digo bajo restándole importancia.

- No, está bien para mi ir a verla, ¿hoy o mañana? –pregunta con su tono amable de siempre.

- ¿Qué día te acomoda mejor? –pregunto emocionada.

- Cualquiera de los dos –dice en tono condescendiente, Daied es una persona muy amable, no se porque la gente lo ignora.

- ¿Te parece bien hoy? –pregunto acomodando un mechón de mi cabello, no me gusta cuando hay viento, porque mi cabello se vuelve rebelde.

- Claro, ¿dónde nos vemos? –pregunta, sus hermosos ojos clavados en mi.

- ¿Te parece en el cine? –pregunto, no sé me ocurre otro lugar.

- Por supuesto –dice con una pequeña sonrisa. Un suave viento sopla en ese momento, alborotando su hermoso cabello castaño; también llega a mí su aroma a sándalo y jengibre, es un olor agradable y embriagador. No puedo seguir disfrutando del momento porque suena la campana.

- Será mejor irnos a geografía. –Daied asiente y no dirigimos al aula. Cuando llegamos, el profesor esta por entrar.

- De prisa chicos –dice el con su cálida sonrisa. El profesor me recuerda a mi abuelo, el cual había muerto cuando yo tenía cuatro.

- Con permiso –digo antes de entrar. Todos los chicos se nos quedan viendo; puedo percibir que la antipatía hacia Daied ha cambiado, ahora lo ven con ¿odio?, ¿coraje?... tal vez una mezcla de ambos. No le tomo importancia y me dirijo a mi asiento, igual que él. Los sesenta minutos pasan volando, aunque no puedo decir lo mismo de la siguiente clase.

- Bueno chicos, eso es todo por hoy, el lunes veremos caída libre, bonito fin de semana.

- ¿Hoy también almuerzas en el salón? –pregunto, aunque de antemano sé la respuesta.

- No, hoy me gustaría almorzar en la azotea –dice, siendo sincera, no me esperaba que cambiara de idea.

- ¿Te molesta si te acompaño? –pregunto con una pequeña sonrisa.

- Claro que no –dice con su habitual tono amable.

- Permíteme –digo mientras me pongo de pie, tengo que decirle a las chicas, y si ellas quieren acompañarnos, será mejor.

- Claro –dice con su habitual tono suave. Me dirijo hacia a las chicas y les digo que almorzaré con Daied.

- ¿Quieren venir? –pregunto, pero siendo sincera, yo sé cual es su respuesta.

- No gracias Kary –responden las dos en tono seco, me encojo de hombros y regreso donde Daied. Tomo mi almuerzo y nos vamos a la azotea; no me voy a pasar toda la vida peleándome con ellas.

Mientras almorzamos, le cuento a Daied de que va la peli.

- Se oye interesante, ¿verdad? –pregunto muy emocionada.

- Sí –dice, su respuesta es fría y seca. Sí la película no le agrada, ¿por qué insiste en ir a verla?, ¿está siendo considerado? Al menos espero que en el cine su ánimo aumente.

Al sonar la campana, regresamos al salón; lo que resta del día, me parece eterno. Casi salto de alegría cuando termina el día. Me despido de mis amigas y me voy a casa.

Al llegar, subo a mi habitación y me pongo a buscar en mi closet lo que voy a usar. Está claro que no llevaré vestido, me parece muy elegante; estoy entre una falda o un pantalón. Al final opto por un pantalón tipo pitillo, una camisa blanca de manga larga con cuello en uve, y botones que llegan debajo del pecho; una cazadora negra, con el cierre cerca del brazo izquierdo y un cinturón en la parte de abajo; unos botines negros de tacón con agujetas. Me pongo un poco de delineador y rímel para resaltar mis ojos color avellana; también me pongo brillo labial rosa pastel y un poco de Edén; lo más fácil será mi cabello negro azabache; sólo necesito poner un poco de crema para peinar, presionar hacia arriba y dejarlo caer sobre mis hombros en hondas definidas. Me observo en el espejo y me gusta lo que veo; no es que lo diga yo misma, pero estoy guapísima. Al ver el reloj, me doy cuenta que falta media hora para las seis, así que tomo un bolso largo blanco, guardo mi móvil, mi monedero, mi brillo labial y por último, mis llaves. Bajo corriendo las escaleras; al salir cierro con llave y camino a la parada del autobús, el cual no tarda en llegar; sé que en menos de veinte minutos estaré en el cine.

Recargo mi cabeza en la ventana y me imagino que usará Daied; infinidad de posibilidades inundan mi cabeza y al final, llego a la conclusión de que use lo que use, se verá bien; el solo hecho de imaginármelo, me pone una estúpida sonrisa. Observo el espectacular del cine y salgo de mi ensimismamiento; me levanto, hago la parada y cuando el autobús se detiene, agradezco al conductor, me bajo y con rapidez me dirijo a la entrada del cine.

Aún faltan seis minutos para las seis, lo que nos deja tiempo restante para comprar las entradas, las palomitas y una que otra golosina.

Daied:

El día del examen, observo a Kareelle muy tranquila, como el día de los ejercicios. Cuando el profesor entrega los exámenes y nos da la indicación de comenzar; me pongo manos a la obra.    Cuando termino, me pongo de pie, entrego el examen y salgo del salón, no sin antes ver de reojo a Kareelle, que luce muy concentrada.

Camino hacia los baños. Me encierro en uno y contacto con Isobell.

- Todo marcha muy bien, Arpegius está demostrando ser un gran recolector –dice con calma.

- Bien, te veo después –digo cortando la comunicación.

Salgo del cubículo y me dirijo a la azotea. Cuando paso por el salón, veo que la mayoría de los jóvenes están afuera. Paso de largo, evitando a toda costa un enfrentamiento con Morrison y compañía.

Subo a la azotea y me recargo en el barandal.

- Hola muchacho, ¿qué tal te va con la chica? –pregunta Vapula. No volteo a verlo, pero sé que esta encima de la cisterna.

- Bien, ella me hace sentir vivo. Cada vez paso más tiempo con ella –digo con una sonrisa.

- Eso puedo verlo. Alguien se acerca, te veo después –dice, y dejo de sentir su presencia.

- Hola Daied, ¿qué tal te ha ido en el examen? –pregunta Kareelle mientras camina hasta el barandal.

- Muy bien, ¿y a ti Kareelle? –pregunto volviéndome hacia ella. Me he dado cuenta que me gusta demasiado ver sus hermosos ojos, su sonrisa, su cabello, la forma en la que el viento lo mueve cuando lo trae suelto.

- Bien, me sentí muy tranquila al responder, en parte es porque tú me has ayudado, sino fuera por ti, hubiese entregado mi examen en blanco y seguro estaría llorando –dice recargándose en el barandal. Pierdo mi vista al frente.

- No todo el merito es mío, tu también le has puesto muchas ganas –digo volteando a verla de reojo.

- Me gustaría agradecer tu ayuda invitándote al cine, ¿te gustaría?

- No sé si me dejen –digo dubitativo. La verdad es que me da un poco de miedo.

- No llegaríamos muy tarde, la película que me gustaría que viéramos empieza a las seis quince, yo supongo que termina a eso de las ocho veinte u ocho y media –dice tratando de convencerme. Su mirada es suplicante. Eso me derrite por completo.

- Me parece una hora razonable, y dime ¿qué película quieres que veamos? –pregunto, tal vez un poco emocionado.

- Se llama, Hasta que la muerte nos separé; Scarlett y Viola la vieron ayer y me invitaron, pero estaba estudiando y no fui –dice. Me congelo por completo. Asbeel me hablo de aquella película: No es más que una burla para tu trabajo.

- ¿En verdad quieres verla? –pregunto; la observo tal vez, bastante serio. Mi tono de voz suena al que uso para trabajar, lo sé por su cara.

- Sí, pero si no te gusta podemos ver otra, ya después veré esa –dice apenada y algo triste. Al instante, la culpa me golpea.

- No, está bien para mi ir a verla, ¿hoy o mañana? –pregunto de forma condescendiente.

- ¿Qué día te acomoda mejor? –pregunta más emocionada.

- Cualquiera de los dos –digo con sinceridad, cualquiera de los dos días me es perfecto, siempre que ella este ahí.

- ¿Te parece bien hoy? –pregunta con timidez.

- Claro, ¿dónde nos vemos? –pregunto, dándole más confianza.

- ¿Te parece en el cine? –pregunta con una gran sonrisa.

     - Por supuesto –digo devolviéndole la sonrisa. Un suave viento comienza a soplar, alborotando su cabello de forma suave; tan tentador. Su aroma a malva y rosa inunda mi olfato; lo guardo en mi mente, en mi alma. La campana me saca del hermoso transe en el que he entrado.

- Será mejor irnos a geografía –dice con voz suave. Nos dirigimos al aula en silencio, pero no uno pesado, más bien uno tranquilo. Un silencio que me hace sentir paz y que no estoy solo.

Cuando llegamos, el profesor esta por entrar.

- De prisa chicos –dice el profesor con voz apacible.

     - Con permiso –dice con respeto. Al entrar, todos los chicos me ven, el odio creciendo en su alma. Un odio incitado por mi naturaleza y, por la influencia de Morrison.

La clase de la profesora Michel's no pasa tan rápido como lo fue la clase del profesor Evan.

- Bueno chicos, eso es todo por hoy, el lunes veremos caída libre, bonito fin de semana –dice guardando sus cosas antes de salir del salón.

- ¿Hoy también almuerzas en el salón? –pregunta, como todos los días, supongo que siempre espera que acepte su invitación.

- No, hoy me gustaría almorzar en la azotea –digo mientras guardo mis cosas.

- ¿Te molesta si te acompaño? –pregunta, pillándome con la guardia baja, si soy sincero, no esperaba que ella dijese algo como eso.

- Claro que no –digo en tono tranquilo, ocultando la inmensa alegría que el solo hecho de compartir tiempo con ella me causa.

- Permíteme –dice poniéndose de pie. Al instante sé que va con sus amigas.

- Claro –digo antes de verla alejarse. Se acerca a sus amigas. La veo encogerse de hombros y darse la vuelta. Se acerca a su lugar y toma su almuerzo.

Caminamos hacia la azotea. Ella se sienta con elegancia.

Mientras almorzamos, ella comienza a relatarme de que va la película.

- Se oye interesante, ¿verdad? –pregunta emocionada.

- Sí –digo, y en el momento me arrepiento del tono frío que he utilizado. Prefiero guardar silencio, no quiero arruinar su felicidad.

Terminamos el almuerzo en un silencio un tanto incomodo. Caminamos al salón, entramos y nos sentamos, a pesar de lo del almuerzo, Kareelle sigue actuando normal conmigo; algo que agradezco.

Cuando el día termina, ella se despide de sus amigas y de mí.

Camino hacia mi apartamento, con una duda en mi cabeza: que voy a usar. Cuando llego al apartamento, dejo la mochila en la mesa de la entrada; camino hacia la sala y me dejo caer en un sofá, pensativo.

- Vapula –llamo con la esperanza de que este cerca y pueda escucharme.

- ¿Qué ocurre muchacho? –dice apareciendo.

- Tengo una cita con Kareelle –digo poniéndome de pie.

- Eso es algo bueno, bien por ti ¿por qué suenas preocupado? ¿Otra vez con el miedo irracional? –dice sentándose.

- No es eso, el problema radica en que no sé que usar. ¿Has visto mi armario? –él asiente ante mi pregunta–, ¿ves el problema ahora?

- No te atormentes muchacho, copia un conjunto de una revista, de esas de moda que les gusta a las chicas humanas –dice colocando sus manos detrás de su cabeza.

- Eso es, gracias Vapula, me has salvado la vida –digo antes de salir de forma abrupta del apartamento. Me dirijo al primer puesto de revistas que encuentro, tomo una de moda al azar, pago y regreso al departamento.

- Este –dice Vapula señalando a uno de los modelos–. Va bien contigo –dice con suficiencia, a decir verdad, Vapula es lo más cercano a un hermano que he tenido en toda mi vida.

- Bien –digo chasqueando los dedos. En un santiamén, tengo puesta la ropa del modelo–. Es hora de marcharme –digo observando el reloj, son cerca de las seis.

- Buena suerte, y, si la película no te gusta, bien puedes no verla –dice de modo sugestivo.

- Jamás haría algo tan ruin –digo indignado.

- Sí, sí, la vieja escuela –dice poniéndose de pie–. Yo también me marcho, no tiene caso que me quede si tu no vas a estar.

Asiento y él desaparece, tomo la cazadora y salgo del departamento. Para mi buena suerte, el cine no está a más de quince minutos caminando.

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