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Hacer lo Correcto
Hacer lo Correcto
Por: S.PamelaT.Beltrán
Prólogo "Errores"

Otoño de 1973, me encuentro al Sur de Camboya, llegue a Vietnam hace tres años desde mi pequeña ciudad en Arkansas.

Salí de mi ciudad siendo un muchacho de 20 años y ahora me convertí en un hombre de 23 después de haber visto atrocidades en medio de esta guerra sin sentido.

La guerra parece que nunca terminará, no logro acostumbrarme a pesar del tiempo transcurrido, dejé muchas cosas importantes en Arkansas, una novia, una carrera universitaria, a mis padres y hermano y todo por enlistarme en el ejército después que me llegó esa carta de reclutamiento un día, no pude decir que no, tan solo fui reclutado como le pasó a muchos otros en mi pequeña ciudad.

Estar en el frente, es muy doloroso y deprimente debes aprender a ser de corazón frío, el Viet Cong utiliza a aldeas completas como escudos humanos, en nuestra contra, muchas veces para que ellos salgan, nosotros debemos hacer desaparecer dichas aldeas con todo lo que éste adentro, nos enseñan a usar el término "daño colateral" aunque todavía no entiendo muy bien esas palabras tan inhumanas, ver morir a niños, ancianos y a mujeres solo por un capricho no es un daño colateral, son perdidas humanas que tarde o temprano serán tomadas en cuenta y nosotros seremos los verdugos de las mismas.

-Hey Zac - Ryan se sienta a mi lado en la trinchera -¿En qué piensas?

-En todo esto que nos rodea, Ryan, una maldita bola de nada -repico molesto - Estamos tres días metidos en esta trinchera, con un calor infernal, famélicos, esperando que de algún lado de la selva nos ataquen los del Viet Cong o que la base nos rescate...

-... Sé que estás cansado, hermano pero somos los únicos que seguimos con vida, debemos esperar hasta que vengan a rescatarnos - exclama votando humo de su cigarro - nos quedamos sin radio y sin manera de comunicarnos con el cuartel, solo nos resta que alguien se le ocurra ayudarnos.

Mientras doy un largo suspiro de resignación saco del bolsillo del lado derecho la foto de Angy, mi novia, acarició su borde, la veo sonreír dulcemente y vuelvo a leer por enésima vez, la inscripción:

"Promete volver sano y salvó, te esperaré fielmente hasta que lo hagas... nunca olvides que te amo...Angy"

Fue lo último que me entregó cuando me fue a dejar a la estación del tren el día que partía a la guerra, fue una de las despedidas más difíciles que tuve que afrontar, aunque la peor fue ver a los ojos de mi madre llorar desconsoladamente cuando se despedía de mi en el portón de nuestra casa.

Nunca olvidaré lo que le prometí  a Angy esa tarde mientras el sol caía en el horizonte; de eso ya pasaron tres años, muchas muertes que ahora pesan en mi cuerpo,  muchas acciones y cicatrices que cavaron muy dentro en mi alma, pero sigo firme en volver a Arkansas, volveré sea como sea, fue una promesa que cumpliré cueste lo que me cueste, aunque en estos momentos tan solo vea un panorama desolador, lo que menos me falta es, esperanza.

Ryan me quita la foto y me hace volver a la realidad, lo miro un poco confundido.

-Tu novia es muy hermosa... - comenta sonriendo observando la foto

-Lo sé... - respondo reaccionando - es la mujer más hermosa de todo este mundo...

¡Crack! Escuchamos unas ramas crujir allá afuera, nuestra alerta se despierta ¡Alguien se acerca! Y no sabemos si es amigo o enemigo.

Ryan guarda la foto de Angy en su bolsillo, no alcanza a dármela debemos ponernos alerta rápidamente, me levanto para tomar mi arma, la adrenalina ha comenzado a correr por todo mi cuerpo hay cosas que no deben pasar por alto y está es una de ellas, acomodo el arma mejor pero mientras lo hago sé me revienta la cadena de la placa de identificación  que tengo en el cuello y cae al piso no me da tiempo a recogerla.

Los crujidos se escuchan más fuertes y se acercan a nuestro punto, así que debo ponerme en alerta, no tengo mucho tiempo para pensar en nada más.

Ryan se acerca lentamente y la toma en sus manos después me la muestra, guiña un ojo, lo miro y sonrió después asiento con la cabeza mientras tanto veo volar una granada dentro  se muestra trinchera, al verla en frente de nosotros sentimos el verdadero terror empezamos  a correr en lados opuestos para alejarnos de ella, pero en cuestión de segundos, escuchó el estridente sonido de la explosión, después solo siento como vuelo por los aires después siento cómo me golpeo la cabeza contra una gran piedra, pierdo la conciencia en ese mismo instante.

****

No sé cuánto tiempo a transcurrido,

abro los ojos, observo un lugar que a primera vista no puedo reconocer, es una carpa, escuchó a mí alrededor mucho movimiento mientras intento sentarme.

Miro al lado derecho de mi catre donde estoy acostado, observo a un muchacho en una camilla con la mano y el brazo amputado una enfermera la está curando y colocandole vendas, el muchacho tiene rostro de cansancio y de dolor, sigo observando a mi alrededor, unas mujeres de trajes blancos, que supongo son enfermeras de la Cruz Roja, corren a socorrer a otros heridos que no paran de entrar a la carpa.

-¿Que bueno que despertó? - una enfermera se acerca a mí con una sonrisa en el rostro - durmió por mucho tiempo.

Sigo confundido, no puedo ordenar mis ideas como para responder, tocó mi cabeza y rostro, estoy completamente vendado por lo que puedo notar,  pero logro sentir mucha hinchazón en mi rostro.

-Sé que se debe sentir todavía muy confundido - exclama con tono dulzón - pero poco a poco podrá sentirse mejor, todavía su rostro está hinchado y la herida en su cabeza es muy profunda, probablemente lo den de baja... descanse, está todavía muy aturdido, le comunicaré al doctor que ya despertó.

Escuchó sin contestar, tampoco podría, siento los labios hinchados, no entiendo que sucedió, es como si un camión hubiera pasado encima mío varias veces.

Después que se va, acepto su sugerencia, necesito descansar así que vuelvo a cerrar los ojos y volver a dormir, aunque es muy difícil al estar en la tienda de la Cruz Roja, el sufrimiento de los heridos, los gemidos de dolor de los soldados, el movimiento de todos, médicos y enfermeras dentro la tienda,  hacen que resulte imposible descansar y olvidar lo que sucede.

****

No sé cuántos días me encuentro aquí, intenté recordar lo sucedido, lo último que me acuerdo es a Ryan mostrando mi placa de identificación y la granada entrando a la trinchera después todo lo demás es borroso y cada vez que intento recordar más tengo dolores de cabeza que me taladran el cerebro.

Sé que mi rostro a empezado a  deshinchar desde ese día que desperté, ya que mis labios se sienten como antes, estoy seguro que me falta poco para recuperarme porque me siento mejor y eso me alegra.

-Teniente Cowell - observo a mi superior acercarse a la camilla en la que me encuentro.

-¿Cowell? ¿Señor? - preguntó sin comprender - soy el Teniente Graham, Señor - recalcó todavía un poco adolorido.

Mi superior se acerca a mí, aprieta  los ojos para intentar reconocer mis facciones detrás de las vendas y de mi hinchazón, pero se nota que no logra reconocerme.

-El  Teniente Graham murió en la trinchera, usted es el Teniente Cowell - exclama con seguridad.

-Señor, mi memoria no fue afectada por la explosión, - recalco con seguridad-  aunque tengo nubladas algunas escenas del incidente, sé que soy el Teniente Zackary Graham, ¡Señor! El Teniente Ryan Cowell estaba conmigo en trinchera.

Vuelve a mirarme detenidamente, después se acerca a una de las enfermeras y pide que me quiten las vendas, la enfermera sale un momento, supongo que fue a preguntarle al doctor si puede quitarme las venas, unos minutos después vuelve con unos instrumentos se acerca a mi y empieza a retirarlas con lentitud.

Sigo confundido con toda esta situación, Ryan y yo éramos completamente diferentes, Ryan era un poco pequeño, los ojos de color azul y era dos años mayor. Todo lo contrario soy yo, más alto, los ojos color grisáceos, hasta ahora no comprendo por qué no pudieron reconocerme y porque de la confusión.

Cuando la enfermera termina de quitarme la venda del rostro y de la cabeza, veo a mi superior ponerse pálido y confundido, sus ojos se abren, podría jurar que están por salirse de sus órbitas por el asombro que demuestra.

-¡No puedo creerlo! - grita -  ¡Está vivo! ¡Es usted, Teniente Graham! - repite sin salir de su sorpresa - ¡Está vivo!

-No entiendo la confusión, señor - exclamó sin comprender.

-Teniente, lo sacamos a usted y a su compañero de la trinchera en que los encontramos, estaban muy mal heridos, el teniente Cowell murió al ser trasladado, pero tenía su placa de identificación en la mano, su cuerpo estaba totalmente calcinado, la granada le reventó en el cuerpo, usted por la fuerza de la explosión fue lanzado por lo aires, su rostro y su cabeza se golpearon contra las piedras de la trinchera, estuvo días inconsciente e irreconocible por la hinchazón de su rostro,  pero como no encontramos su placa y sí la del teniente Cowell , asumimos que era usted y que el teniente Graham había muerto en la explosión.

Escuchó callado, me siento más confundido todavía, Ryan había muerto y todos pensaron que el muerto era yo.

-Teniente Graham su rehabilitación será lenta y como puede ver, no podremos tenerlo en la tienda del hospital por mucho tiempo, vine a darlo de baja, volverá a Estados Unidos ni bien tenga la alta del médico, será dado de baja con todos los honores.

-Gracias señor - respondo desconcertado intentando todavía asimilar lo que me está contando mi superior en estos momentos.

- Volveré a base a dar cuenta de la confusión - exclama con voz ronca después me saluda con el saludo militar yo respondo de la misma manera - me alegra que esté vivo.

-Gracias señor...-respondo confundido mientras se va.

He estado preocupado con todo esto, ¿Como pudieron confundirse de esa manera? ¡Joder! No se cómo tomar esta situación en mis manos, mis superiores desfilaron todos los días por mi cama de hospital después de que dieron aviso de la equivocación,  algunos al verme dijeron que era un milagro y otros no sabían ni como mirarme a los ojos, por lo visto estaban muy avergonzados.

El médico por fin me dio el alta una semana después de que mi Superior reporto el error, eso quiere decir que  por fin me libraré del infierno que es Camboya, Vietnam y esta guerra sin sentido, en estos momentos no puedo evitar sentirme esperanzado, mi vida continuará donde la dejé hace tres años atrás, en mi pequeño pueblo de Arkansas de donde quizás nunca debí haber salido, lo único que me queda en estos momentos es tener esperanza o es lo que lo alma desea que sienta.

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