Al sacar la espada siendo audaz, aunque los nervios le pueden hacer una mala jugada, pero sabe que debe ser una guerrera por sus trillizos y así, no dejar ir a su Alfa para que la pueda rescatar. Además, no sabe qué sucedió con Domenik y David y eso también la angustiada.

Mía logra sacar la pequeña espada y luego sin ninguna compasión, se la clava al anciano Blackmoon en el cuello, el cual inmediatamente siente un dolor desesperante y suelta a Mía.

Los chorros de sangre salen de aquel agujero y Mía se aleja muy temerosa, mientras que los lobos observan la escena y en cómo su ex rey está tratando de detener el sangrado.

Uno de lobos, el que más se mantuvo en silencio, se acerca al anciano y le saca la filosa espada del cuello. —¡Asesina! Eres igual al maldito Rogue, lo peor es que dirán que fuimos los culpables— dijo enfadado, agarrando con fuerza la espada mientras que en su mano libre saca sus garras y luego sus colmillos, pues no quiere que piensen que él fue el asesino o uno de