Los días fueron pasando, y aunque intenté concentrarme en la nueva rutina como omega, la añoranza por Hunter era constante, y no podía evitar buscarlo cada vez que tenía la oportunidad. Sin embargo, parecía que, al igual que yo, Hunter tenía nuevas obligaciones, y nuestros encuentros eran solo breves vistazos.
Cuando lograba vislumbrar a Hunter entre los árboles, él parecía concentrado y distante. El breve saludo que nos intercambiábamos no era suficiente para saciar la creciente curiosidad y los sentimientos que empezaban a surgir en mí.
En una de esas tentativas de encontrar a Hunter, me crucé con Sibyl y Cierce, las lobas con quienes ahora compartía mi d&
Después del momento compartido junto al arroyo, Hunter y yo salimos del agua, nuestros cuerpos aun vibrando con la intensidad de ese momento de amor intercambiado bajo la luna llena. El bosque a nuestro alrededor parecía más vivo, como si hubiera sido testigo de algo extraordinario.
Después de la devastadora conversación con Alastair, mis lágrimas se empeñaban en caer, pero me negaba a permitir que alguien viera mi debilidad. Me transformé en loba y corrí por el bosque, dejando atrás la opresiva presencia en el centro del claro. Con cada paso, el dolor del rechazo de Alastair se entrelazaba con la esperanza perdida de un destino diferente.
La pregunta resonó en el silencio de la habitación y, por un momento, vacilé."¿Estás enamorada de Hunter?" La pregunta de Zora resonó en el pequeño espacio, llenándol
Cuando la última pretendiente hizo su solicitud, Hunter se dirigió al centro se la clareara, listo para enfrentar la prueba de la coronación. Era un momento de tensión, y yo, junto con las otras omegas, observaba con los ojos fijos en el escenario central.
Mi pata herida latía con un dolor constante, pero la visión de la toca familiar calmó mi mente atribulada. Cierce, a mi lado, trabajaba hábilmente con hierbas para preparar un vendaje. Intenté levantarme, pero el dolor se intensificó, forzándome a permanecer tumbada.
Sorprendida y confundida, pregunté: "¿Por qué? ¿Qué hice mal?"Ella respiró profundamente antes de hablar. "Recuerdo la época en que serví a Luna Brave, la madre de Hu
Denver, Colorado, se extendía ante mí como una ciudad de posibilidades desconocidas. El latir de la vida humana, los sonidos, los olores, eran abrumadores después de la tranquilidad de la manada.Era mi
El consultorio médico en Denver aún resonaba con la sorprendente noticia de los trillizos mientras el Dr. Ben Wilson llenaba una receta para mí. Observando su caligrafía, intenté asimilar el hecho de que pronto sería responsable de tres pequeñas vidas. Ben me entregó el papel y, con una sonrisa amable, expresó su deseo de verme con frecuencia, considerando el embarazo gemelar.