CAPÍTULO 35

Riendo a carcajadas, lo único que Valeria quería hacer en ese momento era seguir imaginando cómo Carlos había explotado en pedazos por los aires. Fue exactamente lo que alimentó su malvado corazón. Quería que Amelia y Marcos sufrieran como nadie había sufrido antes, y no había mejor manera que arrastrar a sus seres queridos al infierno. Ahora Alicia iba a ir contra ellos. Si no hubiera sido por Amelia y Marcos, nunca habría perdido al amor de su vida.

—¡Vamos, Tomás! ¡Siéntate conmigo y brindemos! —dijo Valeria.

Thomas sonrió y se sentó frente a su dama mientras la llamaba.

Valeria suspiró felizmente. Ella era más feliz que nadie en ese pueblo. No había felicidad de ninguna persona que pudiera competir con la de ella. Fue como si los sueños de Valeria se estuvieran haciendo realidad en ese instante. Ahora estaba cada vez más cerca de su verdadero propósito. Ahora sólo unos pasitos más y podría lucirse teniendo a Amelia entre sus manos. Y para ello ya tuvo una idea increíble. La forma
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