Jasper Toro.El alcohol siempre consigue volver a esa mujer en una gata salvaje y peligrosa. Que acabásemos teniendo sexo esa noche no nubló mis pensamientos, que se dejase tocar aquella mañana en la mesa mientras desayunábamos lo fue. La aupé a ella y terminé metido entre sus piernas, besándola con desesperación, queriendo estar dentro de ella una vez más.- Jasper – gemía en bucle – te necesito – suplicó bajándome los pantalones con impaciencia. La agarré de la cintura y la atraje hasta mí, penetrándola en el acto – Oh, mi amor... - seguí penetrándola de esa forma que tanto le gustaba, hasta que ella me detuvo – espera, espera – la observé con atención, dejando mis manos a ambos lados de ella, acercándome a sus labios para besarla. Me agarró de ambos lados del rostro y sonrió - ¿sabes eso que me confesaste una vez?- No tengo ni idea de qué hablas – bromeé, rompiendo a reír al ver su cara molesta.- Creo que me pasa lo mismo.- ¿y qué es? – quise saber, mientras sus dedos recorrían
Victoria.¡Oh Dios!Tenía sus malditos gemidos metidos en la cabeza. No podía dejar de pensar en la mamada que le hice una hora antes en el garaje de la casa de sus padres. Estaba loca por él y lo sabía.Nos deshicimos del coche cerca de Hollywood y tuvimos que volvernos en autobús. Su sonrisa de satisfacción me molestaba demasiado.- No va a volver a repetirse – le dije, dejando clara mi postura. Él sonrió como si no me creyese ni un poco – hablo en serio, Jasper. Deberíamos estar preocupados por lo que ha sucedido en el muelle...
Jasper.Lucía terriblemente molesta de que la hubiese cortado ahí fuera. Tanto que se olvidó de lo que tenía que decirme cuando entramos en la casa. La agarré de la mano y tiré de ella hacia el sótano. Mi madre tenía preparado un pequeño bunker ahí abajo por si las cosas se ponían feas.Presioné el botón del sótano y el número secreto para llegar a esa zona de la mansión y luego tiré de ella para llamar su atención.- ¿Qué querías decirme? – tragó saliva, incómoda - ¿qué es eso que querías dejarme tan claro?
Jasper.Estaba allí, dándole al tema con mi preciosa futura esposa debajo cuando un sonido en la planta de arriba me sacó de mis pensamientos. Le tapé la boca y me detuve en el acto, haciendo un movimiento hacia arriba.Me levanté despacio, intentando hacer el menor ruido posible. Agarré la pistola, me coloqué bien los pantalones, mientras ella se bajaba como podía el vestido, mirando hacia el ascensor que parecía estar bajando.Sabíamos que nadie que no tuviese la clave podía bajar, pero, aun así, estaba acojonado.
Jasper Toro.Algo había cambiado en mi mente, lo hizo tan pronto como ella aceptó ese anillo y la carga que conllevaba. Convertirla en mi esposa era una responsabilidad grande, pero que necesitaba sentir. Si ella era mía sentía que podría con todo.Dejar de temer por ella, aceptar ser su protector y disfrutar de su compañía sin miedos, pero siendo precavido.Aquellos días una escuadrilla de guardaespaldas nos seguían a todas partes. Tenía a Cole y a Dexter por ahí, recopilando información importante que necesitaba antes de dar mi siguiente paso.
Victoria Evans.Ese hombre peligroso me hacía inmensamente feliz y me volvía loca a partes iguales. Era una tremenda enajenación mental lo que había entre nosotros, llena de ansiedad y pasión.Jamás imaginé que mi primera probada de vestidos sería de aquella manera, en un probador, teniendo sexo con el hombre más ardiente que había conocido jamás, ese que pronto se convertiría en mi esposo.- ¿Sabes que da mala suerte ver a la novia con el vestido puesto? – me quejé, intentando hacerle despertar de aquella locura, mientras sus d
Jasper Toro.Mi padre y ella hicieron buenas migas en seguida, mi madre también la adoraba, a pesar de que se resistiese a mostrar su aprobación al respecto. Seguía enojada conmigo por tantas cosas ya que la lista se había vuelto interminable.Contaba nuestra historia en Paris omitiendo los detalles sexuales, por supuesto, y yo aproveché para contestar una llamada que hacía tiempo que se estaba produciendo.- Eres un hijo de puta – espetó su padre al otro lado. Sonreí. Había estado evitando aquella conversación, pero supongo que no podía seguir huyendo eternamente – debí haberte matado cuando tuve
Victoria Evans.Una parte de mí sabía que aquello era un completo error, una locura. Pero ... la otra... estaba perdidamente enamorada de él, así que no podía actuar objetivamente.Sí, sabía que en algún momento debía posicionarme y elegir bando. La justicia nunca me trajo soluciones, y el mismísimo demonio me protegió siempre. Así que... ¿cómo podía yo elegir el lado del bien?Tenía mis dudas sobre el plan de Jasper. Todo lo que proponía con respecto a cazar a Mcland, pero no quería entrar en detalles al respecto, más cuando estaba viviendo un verdadero cuento