Cuando Karl vio a Fane actuar en ese instante, se quedó completamente asombrado. La situación se había desarrollado mucho más allá de su imaginación. Pensaba que ese grupo de humanos nunca podría acercarse al pozo de Sangre, pero este tipo no solo se había acercado, sino que también había entrado al interior del pozo antes de que el Gran Hechizo de Sellado Espacial aislara el exterior por completo.

Incluso había entrado al altar y estaba a solo unos veinte metros de distancia de Dinat. Karl sintió que su cuerpo temblaba y no pudo evitar decir:

—¡Está loco! ¡Este joven realmente está loco! ¿Qué pretende hacer, enfrentarse al gran rey en una batalla a muerte? ¿O acaso cree que el gran rey, al estar atravesando el castigo de los rayos, ha reducido su poder y no es rival para él?

Al decir esto, Karl no pudo evitar reírse con frialdad, con los ojos llenos de sarcasmo. Este joven estaba demasiado iluso; ¿qué importaban los rayos? Dinat había pasado por incontables descargas, siendo castigad