Aunque Zorman aún no había muerto, su aspecto sugería que la muerte estaba cerca. Diego estaba tan ansioso que todo su cuerpo temblaba. Ya había anticipado algunas de las consecuencias.

Al escuchar la voz de Diego, Fane giró la cabeza para mirar. Vio a Diego parado debajo de la plataforma de combate, con el rostro pálido y enrojecido, clavando sus grandes ojos en él. La expresión de Diego era compleja, con un atisbo de amenaza y un toque de súplica, como si quisiera que Fane perdonara a Zorman.

Al ver eso, Fane simplemente sintió que era divertido. No le importaba en absoluto la súplica de Diego. Incluso si gritara hasta quedarse sin voz, no cambiaría el resultado de ese enfrentamiento.

Con calma, Fane volvió la cabeza y observó nuevamente a Zorman retorciéndose en el suelo.

En ese momento, Zorman estaba desaliñado, con ropa desordenada y cubierto de polvo. Se veía extremadamente desaliñado, pero Zorman ya no se preocupaba por su apariencia externa. El dolor lo había hecho olvidar todo