Después de decir eso, el discípulo sacó con furia quinientos mil cristales espirituales de su anillo de almacenamiento y los apostó en Zorman. Después de hacer todo eso, le lanzó una mirada fría a Benedicto y dijo: —¿Ves eso? ¡No dejes que tus prejuicios nublen tu juicio! Desprecio a gente como ustedes, ¡de origen rural!

Benedicto se rio fríamente. Ese tipo de comentarios sarcásticos los había escuchado muchas veces en los últimos tiempos. Si fuera antes, tal vez habría respondido, pero ahora simplemente ignoró la provocación. Volvió la mirada hacia los dos en el escenario, uno al sur y otro al norte, estimando mentalmente cuánto tiempo tomaría antes de que la batalla llegara a su fin. Dada la personalidad de Fane, la pelea no debería tardar mucho en tener un resultado.

A medida que el tiempo pasaba segundo a segundo, los guerreros en la tribuna también llegaron al final de sus discusiones. Aunque seguían parloteando sin cesar, ya habían decidido internamente a quién iban a elegir, aun