“Je. ¿Realmente puedes soportarlo, Héctor? ¡Esta es una pérdida colosal para ti! ¿Realmente has pensado en ello? De todos modos, ¡tengo algunos rencores contra el chico!”.

Lee se rio entre dientes, aunque estaba un poco descontento. Había pensado que el Amo del Salón Cielo Verde estaría de acuerdo en cooperar con él. Después de todo, Fane lo había intimidado prácticamente hasta la muerte.

Nunca esperó que Héctor optara por comprometerse en ese momento.

“Amo Neuman, lo que le pasó al Salón Cielo Verde es un poco diferente a lo que le pasó al tuyo. El Clan Águila perdió 300 hombres. ¡Eran tus preciados camaradas, así que entiendo si quieres matar a Fane!”.

Héctor soltó un suspiro. Cogió su taza de la mesa y bebió un sorbo. “Sin embargo, nadie de nuestro lado ha muerto”, dijo lentamente, “solo dos de nuestros hombres resultaron gravemente heridos. A uno se le rompió la pierna y al otro ya no le funciona el pen*. Así que no perdimos a ningún hombre y solo perdimos un poco de dinero