“¡Ugh!”.

Selena luchó. Trató de advertir a Fane, pero su esfuerzo fue en vano.

Poco después, ella se dio cuenta de que no venía más ruido de fuera. No se escuchaba ni un solo alfiler.

"¿Está Fane... muerto?". Ella empezó a preocuparse.

De repente, se asustó al ver una mano que aparecía en la puerta que rápidamente abrió la puerta.

"¡Uhm!" El ojo de Selena se enrojeció y se desgarraba de la alegría al ver que era Fane quien entraba.

Ella se dio cuenta de lo mucho que le importaba ese infeliz en ese momento de vida o muerte. No sólo se dio cuenta de lo mucho que lo quería, sino que también le aterraba la idea de que su muerte dejara a su hijo sin padre.

Al ver que Fane entró en la habitación sano y salvo, suspiró con alivio.

“¡Sabía que esa mujer no eras tú!”.

Presa del pánico, él se dirigió a Selena y le quitó la tela rellena en la boca. Rápidamente la abrazó y le preguntó: "Cariño, ¿cómo estás? ¿Te golpeó? ¿Te torturó?".

"No, estoy bien. Tú eras el objetivo, no yo. ¿Dón