Fane sonrió en silencio. Después de caminar durante una hora más, finalmente llegaron debajo de la ciudad. Desde lejos, vieron que se había congregado mucha gente en la puerta de la ciudad, vestida con trajes de diferentes colores. Estaban todos apiñados en la entrada de la ciudad, sin entrar. Fane frunció el ceño y aceleró el paso.

—¡Esto es inaceptable! Esta ciudad es un vestigio de la era antigua. ¿Qué tiene que ver con ustedes? ¿Por qué tienen el derecho de cobrar una tarifa de entrada, y además, a un precio tan alto? ¡Diez mil cristales espirituales! ¿Por qué no van y saquean algo ustedes mismos?

—¡Exacto! ¡Están siendo demasiado opresivos! Todos acabamos de entrar al mundo de las Maravillas. Ustedes solo llegaron antes que nosotros, ¡por qué deberían tomar control de toda la ciudad!

—¡Exacto! ¡Están siendo demasiado opresivos! Aunque la Secta Sin Espacio es una secta de rango ocho, ¡no deberían comportarse de esta manera!

Desde lejos, se escuchaban voces de disputa. Cuando las pa